Cuando llegué a la escuela sentía que en cualquier momento iba a desmayarme. Después de haberme quedado dormida desperté en pánico porque recordé que tenía muchas cosas que hacer. No había dormido ni tres horas,sentía una pesadez en los ojos horrible. Tomé un baño con rapidez y cuando me vi al espejo en la mañana ni siquiera me había reconocido, tenía bolsas en los ojos y estaba pálida.
Lo único que logré hacer exitosamente esa mañana fue vestirme, ponerme una sudadera,amarrarme el cabello y tomar mi mochila queriendo haber puesto una alarma en el celular.Me dirigía a la cafetería de la escuela para comprar un café y evitar la pena de dormirme en clase. No quería que nadie me viera y traté de agachar mi cabeza para evitar el contacto visual. Cuando llegue a la barra de la cafetería me acerqué a la chica que cobraba que se veía igual de cansada que yo.
-Un café-murmure.
-¿Cargado?-dijo sin mirarme.
-Mucho-resople.
-Son veinte-dijo estirando la mano. De mi pantalón saqué un billete y se lo entregué,en respuesta ella me dio un vaso de unicel caliente con café. Di la vuelta y me dirigí a la salida pero de la nada alguien se puso frente a mí y me hizo derramar un poco de café.
-Creí que no tenías dinero-dijo una voz conocida
Ay no, justo en el día que peor me veía y pero me sentía se aparecía este hombre.
-No me veas-dije tapando mis ojos con el antebrazo que estaba libre. Era bastante absurda mi acción y seguramente ya me había visto pero albergaba la esperanza de evitar que me viera con detenimiento.
-Te estoy viendo-dijo Grant divertido
-Es enserio- dije preocupada -me veo muy mal, mira hacía otro lado.
-Bienvenida a la Universidad, así comenzarás a verte todos los días -dijo riendo-Quitate el brazo de la cara te ví desde la entrada y quiero mirar tus ojeras, me gustan.- dijo tocando mi brazo
Bajé mi brazo lentamente para poder verlo. La chamarra negra de piel lo hacía lucir como todo un personaje de un libro y el café que sostenía en su mano lo hacía ver bastante humano.
-¿También te desvelaste?.pregunté señalando su café.
-Algo así-dijo moviendo su mano de un lado a otro-Digamos que una chica me está robando el sueño, y también necesitaba entregar unos planos.
Sonreí rápidamente por su comentario.
-Espero no te distraiga demasiado, o puedes arrepentirte de salir con ella.-Dije mientras torcía una sonrisa
-No,pero me da curiosidad saber de dónde sacó dinero para pagar su café.
-Mi roomie me prestó dinero-respondí mordiéndome el labio
Grant acercó su mano libre y tocó suavemente mi labio. Sentí como la temperatura de mi cuerpo cambió reaccionando a su toque.
-No hagas eso - quitó su dedo de mi labio- vas a lastimarte.
-Estoy preocupada.
-Te acompaño a tu salón y me cuentas-dijo estirando su mano libre.
Por un momento dudé si tomarla,pero al final de cuentas sabía que a nadie le importaba y a nadie le hacíamos daño. Me colgué de su brazo y comenzamos a caminar fuera de la cafetería.
La facultad era grande y lo más bonito de ella era que teníamos muchos árboles. Siempre se escuchaba el sonido del aire golpeando las hojas y la visión en las mañanas mientras salía el sol era preciosa. Una de las razones por lo que había elegido esa escuela era justamente eso, no se sentía como una prisión. Siempre había gente en los pasillos y lo natural en el ambiente era acogedor.
La cafetería estaba bastante alejada de los edificios de Ingeniería, así que teníamos tiempo de sobra para poder hablar.
-¿Qué tuviste que hacer?-preguntó mientras me miraba sin detener su paso.
-Álgebra lineal es una pesadilla y química orgánica también.
Grant río y me sentí tonta. Seguramente él ya no se preocupaba por el balanceo de las ecuaciones y mi tema de conversación sólo lo aburría.
-Yo también odiaba química, pero puede ser útil que sepas que tu maestra les pone 10 a todos al final. Sólo estudia por tu cuenta para que el siguiente semestre no tengas que repasar todo de nuevo- dijo mientras regresaba su mirada al corredor por el que caminábamos- Lineal si es pesada, y no mejora con el tiempo. Si necesitas ayuda con lineal Sebastián es bastante bueno en eso, puede ayudarte.
-Mi mejor amigo se llama Sebastián- respondí en un esfuerzo de sonar agradable.
Grant río y dió un sorbo a su café.
-Una cosa más en común, creo que tendremos que llamarlos mi Sebastián y tú Sebastián.
-¿Qué otra cosa tenemos en común?-pregunté extrañada.
-Estudiamos lo mismo, nos gusta la pizza, odiamos química, tomamos café en las mañanas y nuestros mejores amigos se llaman igual.
Sonreí y lo miré. Él me devolvió la sonrisa mientras yo me aferraba a su brazo. No quería que llegáramos a mi edificio, quería seguir junto a él, quería seguir hablando sobre las cosas que creíamos tener en común mientras tomábamos nuestro café de la mañana.
-¿Cómo te hiciste amigo de tu Sebastián?- pregunté queriendo entender más sobre ellos.
-Inicialmente nos odiábamos. Los dos somos bastante competitivos y siempre estábamos peleando por ver quién era el mejor, hasta que Delgado nos puso a trabajar juntos y descubrimos que nos gustaban las mismas cosas y trabajamos bien en equipo. Desde ahí parecemos novios- río mientras negaba con la cabeza.
-Es como en las películas- contesté riendo
-Algo así, mi familia pensó que él estaba enamorado de mi porque siempre estábamos juntos. Fue bastante extraño
-¿Y, no crees que es extraño que lleguemos así?-dije mientras caminábamos por el pasillo.
-No-dijó mientras terminaba de darle un sorbo al café-¿Crees que esto solo lo hacen las parejas?-preguntó riendo
Asentí mirando al piso.Yo jamás había llegado con alguien así, y me molestaba pensar en que Grant tomará así a todas las chicas.
-Digamos que somos novios pero aún no lo sabes-dijo alzando los hombros