Miré a todos lados y sentí un calor horrible recorrer mi cuerpo. Estaba muy nerviosa, probablemente era lo más nerviosa que había estado en toda mi vida y al parecer todos se estaban dando cuenta. En la sala estaban mis dos tías, Elsa y Mariana que eran hermanas de mi papá. Mi tía Elsa era la mamá de Natalie y mi tía Mariana no tenía hijos, se había dedicado a estudiar toda su vida, mientras que mi tía Elsa dejó de estudiar por dedicarse a su familia por completo.
Mi papá siempre había insistido en que no siguiera el ejemplo de ninguna de mis tías, que tenía que encontrar un balance entre tener una familia y tener una carrera universitaria. Durante toda mi preparatoria me había concentrado demasiado en las calificaciones y en tener mi lugar asegurado que había descuidado toda la parte social, no tenía amigas y mi único amigo ahora una persona que desconocía por completo, y solamente había salido con un chico en la preparatoria por un mes. Pero con Grant sentía que encontraba el balance perfecto entre tener una carrera universitaria y tener una vida fuera de la escuela aunque solamente fuera con él con quién estaba, me sentía feliz así.
-¿Cuánto tiempo tienen saliendo?-Mi tía Elsa se acercó a nosotros sonriendo mientras se recargaba en el brazo del sillón que estaba frente a nosotros.
-Un mes, un poco más creo.-Respondí sonriendo nerviosamente. Esperaba que Grant no me odiara por olvidar cuánto tiempo llevábamos saliendo.
De pronto alguien gritó desde el fondo de la casa y todos volteamos a ver esa voz aguda que corría en nuestra dirección, era Natalie y se aproximaba como si su vida dependiera de eso.
-Es real.-Aseguró cubriéndose la cara con las manos exagerando su reacción.-Dios mío tienes un novio.
Quería que me tragara la tierra, a mí y a Grant. Y además quería golpear a Natalie para que dejara de avergonzarme frente a él. La amaba, era mi prima favorita pero en ese momento odiaba estar relacionada con ella.
-¿Si eres real?-Preguntó Natalie dirigiéndose a Grant, él rió nervioso mientras dirigía su mirada a Natalie.
-Sí, creo.
-En serio perdónanos si somos raros, pero al único hombre que conocíamos era a Sebastián. Y lo trajo como amigo así que técnicamente no cuenta.
-Éramos amigos-aseguré viendo a mi tía queriendo evitar que la discusión se dirigiera a Sebastián. Iba a ser bastante incómodo hablar de él con Grant y toda mi familia presente.
-¿Ya no lo son?-Natalie preguntó mientras mi corazón se oprimía contra mi pecho. Ya no sabía nada sobre Sebastián y eso me dolía mucho. Él ya no llegaba a comer, y a veces ni a dormir. Los dos nos estábamos evitando y sólo nos dirigíamos la palabra para cosas del edificio. Las cosas con Sebastián estaban mal, y yo había engañado a Grant haciéndole creer que todo estaba bien. No era el momento ni el lugar para hablar de él.
-¿No la dejas tener amigos?-Preguntó mi tía Elsa mirando a Grant, con esa mirada castigadora de mamá.
-SÍ-Grant respondió con un hilo de voz nervioso.
-Ya casi no nos vemos.-Mi voz sonó seria, esa no era la manera en la que Grant y mis papás se iban a enterar de que yo ya no estaba cómoda en el departamento. Hoy no.
-¿Quieren comer?-Natalie se alejó mientras señalaba la cocina, como si yo no conociera la casa y necesitara instrucciones.
Miré a Grant y alzó los hombros e hizo una mirada extraña que solo hacía cuando quería decir que sí pero estaba demasiado apenado para responder. Muy seguramente estaba aterrado de mis tías y de Natalie y prefería quedarse sentado para evitar más cuestionamientos. No lo juzgaba, y deseaba quedarme con él para también evitar las preguntas.
-¿Qué hay?-Pregunté levantándome del sillón y soltando la mano de Grant. Él me miró rogándome no dejarlo sentado solo, pero si no me levantaba mi mamá iría por él y seguramente le serviría toda la comida de la casa.
-Hamburguesas y papas-Natalie sonrió y entendí su mirada, quería hablar a solas conmigo.Solo que deben servirse ustedes para prepararlas como les gusten.
Miré a Grant y se levantó queriendo perseguirme, pero sabía que la conversación que estaba a punto de suceder no sería apta para él.
-Yo te la traigo, sin cebolla.-Le sonreí a Grant mientras él se acomodaba en el asiento y yo me alejaba siguiendo a Natalie directo a la cocina.
Ella caminó muy rápido y las dos nos detuvimos cuando estuvimos lo suficientemente lejos para que Grant no nos escuchara.
-¿De dónde lo sacaste?-Natalie se sentó en la barra sonriéndome como si yo hubiera abierto la caja de pandora. La miré extrañada y solté una carcajada por su comentario.
-¿Qué?
-¿Dónde lo conociste?
-En la escuela-aseguré
-Pero es más grande que tú, osea no mucho pero si es más grande.- Natalie me pasó dos platos para servir la comida. Tomé los platos queriendo contener mi risa ante sus preguntas.
-Es algo raro y complicado. Ya casi termina.-Comencé a servir la comida asegurándome de poner atención en cómo le gustaban las hamburguesas a Grant. Habíamos tenido una discusión sobre lo raro que era al preparar su comida y lo difícil que era pedir para él comida rápida.
-¿Ya vives con él? Por eso ya no hablas de Sebastián, puedo casi jurar que él y Sebastián se odian.
-No, bueno más o menos. Eso también es complicado, y no es la razón por la que no quiero hablar de Sebastián. Pero no vivo con él, no a diario.
-¿Cómo?-Natalie se levantó de la barra mientras se acercaba al refrigerador para sacar dos refrescos de lata. Las dos comenzamos a caminar despacio a la sala para poder integrarnos con todos.
-Estoy con él los fines de semana, pero mis papás no saben nada.
-Entonces ¿Ya se acostaron?- Natalie preguntó en voz alta mientras yo sentía mis manos aflojarse contra los platos.
La miré y abrí los ojos, iba a matarla. No me iba a importar nada ni quién se metiera entre nosotras. Mis papás y mis tías estaban en la sala y todos se habían quedado callados mirándonos a mí y a Grant.
Esto era peor de lo que yo había pensado.