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Chapter 34

Son las Diez de la noche cuando Alex está metida dentro de su computadora, con música a todo volumen y con una sonrisa en la cara. Ha estado demasiado tranquila y Liam se alegra ante eso, sólo hasta que tocan el timbre de su casa, claro.

—¡Hey!

Dereck se ve feliz desde el otro lado, trae su ropa informal y una botella de whiskey en la mano, detrás de él están los chicos y sus novias, respectivamente, y Liam se extraña al verlos a todos con diferentes alcoholes. Salvo Niall, que trae consigo una bolsa de nachos.

—¿Qué hacen aquí?

—Me llamaste fingiendo una fiesta, y creo que las fiestas no deben fingirse. —Dereck se encoge de hombros y pasa dentro.

—Oh, sí, pasa... ¡Es tu casa! —Liam ironiza.

—¿Lo ves? Tu siempre hacías fiestas en mi casa y yo ni sabía —Zayn rueda los ojos antes de entrar junto a Camila.

—Hola, Liam. —La castaña saluda.

—Hey... 

Antes de que Liam pueda dimensionar bien las cosas, su casa está llena de sus amigos, y hay algunas diez personas que luego llegan sin nada que ver con él. Liam intenta explicar que la idea de una fiesta no es algo bueno, pero es Alex quién se interpone.

  —¿Qué haces aquí? 

Su pregunta había sonado tan curiosa, y Liam se preguntó en dónde había dejado la enorme camiseta que le había prestado. Llevaba unos ajustados jeans y una camiseta raída por el tiempo. 

  —Tu hermano me invitó a una fiesta. ¿No te lo dijo? ¿Quieres que lo mate ya?

—Yo no te invité a nada... —Liam comienza a gruñir.

—Dereck, ya te dije que no. Déjalo. Además... ¿No crees que el departamento es demasiado pequeño? Zayn y Camila volarán por el balcón en cualquier momento.

—¿Qué estás proponiendo, Alex? —La mirada de Dereck a la morena no le causa ninguna gracia a Liam, pero él no puede decir nada antes que el hermano grite. —¿Nos vamos a un club? Oh, eso es excelente... ¡Ya oyeron todos chicos, qué les parece Lyon's!

—Me estás jodiendo, ¿no? —Niall gruñe con la boca llena de nachos, sentado sobre la imitación de chimenea. —Si sabes que para ir a ese club necesitas reserva, ¿no? 

—Niall, tengo menos de veintiocho años y ya tengo dos empresas, por decirte que no terminé la universidad realmente. Conozco a más gente de la que debería. 

—Mmh... ¿Puedo llevar los nachos? 

—Sí. 

—Entonces no pierdas tiempo y recoge las jodidas llaves. 

Mientras las casi veinte personas salen de su pequeño espacio, Liam se dedica a observar la sutil forma en que Alex se esconde dentro de su habitación, y no son sus ojos lo que le dicen que algo va mal. 

—¿Qué...?

—No, no lo preguntes. —Ella corta, parece entre divertida y cansada al mismo tiempo. —Nunca he ido a un club, ¿vale? Mi más grande hazaña fue crear una personalidad que no era mía, pero un club jamás, yo... 

—No tienes idea qué hacer. 

Alex asiente, casi humillada, mientras de sus labios sale una risa nerviosa. Su cabello corto se enreda en sus propios dedos, y Liam se detiene a observarla por un momento. 

—Los chicos ya se fueron, podemos ocultarnos en otro lugar o... Ir a tu casa a que consigas unos enormes zapatos y una camiseta que sea de tu talla. Quizás algo de maquillaje.