► Liars ◄ || Liam Payne ||

Chapter O1

—¿Qué tienes ahora? —Ella pregunta dulce.

—Economía III —Responde él, cansado.

—Suerte.

—La necesitaré. —Afirma antes de salir.

La forma en la que arrastraba los pies, como sus hombros se curvaban hacia abajo y las bolsas bajo sus ojos eran lo que confirmaba que Liam Payne realmente odiaba su carrera.

«Economía... ¿En qué estaba pensando?»

Los corredores de ven largos, y el enorme patio entre edificio y edificio parece interminable, pero Liam logra llegar dos minutos antes a su clase de Economía. Toma asiento al centro del aula, y se detiene de sacar sus apuntes cuando lo ve entrar.

Fredd Smoke.

Fredd es, posiblemente, la persona que él más odia en el mundo. No es por su cabello rubio castaño, ni por sus ojos mieles, ni su sonrisa de revista o su cuerpo de modelo que va con su metro ochenta. No. Liam lo odia porque él vive su sueño. Lo odia porque tiene lo que él quiere. Podría matarlo sólo para intentar odiarlo un poco más por todas las personas que irían a su funeral...

Liam lo odia porque él es feliz.

Fredd era una de esas personas con las que los profesores siempre lo comparaban. Fredd tenía el empeño, la dedicación y la lucha de alfín poder ser un buen inversionista. En cambio, Liam solo buscaba una buena herencia que dejarles a sus hijos.

Liam suspira y se ordena a sí mismo mirar hacia el frente y poner la máxima atención que puede a la hardua clase. Claro, esto es imposible cuando no te gusta el tema del que se habla, pero él lo intenta. Realmente, lo intenta. Pero de alguna forma él termina haciendo una docena de cubos en 3D sobre la hoja que lleva el título de la lección.

Es cuando Liam va a dibujar el cubo número Quince, que se da cuenta de la forma que hacen los cubos juntos.

Es como una letra “A”, pero sin el guión que une a ambas barras. Liam solo puede pensar en una persona cuando lo ve: Alex Hayle.

Al principio Liam no sabe qué pensar de eso. Su “ex” resultó ser una especie de psicópata que acosó a toda su escuela. Era obvio que él estuviese enojado, sin embargo, cuando estuvo dispuesto a disculparse fue demasiado tarde.

Corría el rumor que era una cobarde. Liam lo creyó bastante tiempo, sólo hasta que faltaban dos meses para el fin de año escolar, y él se preocupó por la chica rubio castaño.

Era comienzos de Abril cuando él tocó la puerta.

«Alex nunca me dijo que tenía una abuela »

La mujer aparentaba una edad cercana a los setenta. Sus ojos hundidos y su cabello canoso, junto con la joroba, le hicieron determinar su edad. Ella vestía de falda larga y negra. Toda su ropa iba de luto, y Liam realmente se asustó un poco.

—Uh...Buenas tardes. Estoy buscando a Alex —Expresa.

—¿Alex? —Dice la mujer dudosa unos segundos antes de que sus ojos brillen. —¡Oh, la niña rubia! ¿Verdad?

—¿Ella está aquí? —Liam vuelve a preguntar.

—No. Ellos se fueron... —Murmuró la mujer.

—¿Sabe en dónde puedo encontrarla? —La anciana lo sabe. Sus ojos hundidos pueden ver ese brillo en los ojos castaños. Ella conoce esa mirada; esperanza.