Chapter O8

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—Se te nota cansada —Dice Ronnie burlón.
—Liam me está buscando.

Ronnie sabe, por supuesto, la relación no terminada de su mejor amiga. Pensar en Liam es un enorme nudo en el estómago, y serias ganas de vomitar pensamientos negativos hacia el “Hermoso” castaño.

Saber que Alex había tenido un novio no era algo que debía de afectarlo tanto, pero cuando hablamos del novio de una chica que te gusta, es diferente. 

—Hay algo más.

Ronnie sabe muy bien la capacidad de Alex de esconder las cosas. Por eso no le extrañó el que nadie descubriera que ella era el blog antes. Alex podía tener millones de secretos y todos la verían como una chica transparente. Ronnie sabía todo porque su amistad lo había dado a cabo.

—Él vive aquí, en Manchester.

No es ma noticia lo que lo preocupa, es su tono. El ligero temblor y el nerviosismo en sus ojos grises. El azúl había desaparecido desde que todo comenzó.

—No te preocupes, no va a encontrarte.

—Él está buscando muy bien —Ella susurra intranquila. Sus emociones floreciendo mucho. Ella realmente tiene miedo. —Va a hacerlo.

—Deja que lo haga —Alex lo mira con los ojos gigantes y los labios abiertos. No. Ella realmente no quiere eso. —No tendrás tiempo para él, de todas formas.

—¿De qué hablas? Yo ni si quiera he terminado la secundaria. —Ella gruñe.

—Pero tu también tienes una investigación cuando salgas —Él dice suave.

Alex no lo había olvidado. El diario de Debbie siempre rondaba por su mente.

—Eso no es suficiente —Ella murmura.

En efectivo no lo es. A ella le asusta, pero tarde o temprano ella terminará con Liam, ambos en algún lugar, con una incómoda conversación.

(...)

Los días pasan rápido y sin suerte para Liam. Él tiene los boletos para Liverpool, pero algo hace que desconfíe de ellos.

Liam está mirando fijamente la pizarra con nuevas pistas e hipótesis absurdas cuando decide buscar la dirección que la chica en la escuela le dio.

Dirección no encontrada.

Liam lo intenta de nuevo, corrigiendo letras y probando nombres similares, pero es siempre el mismo mensaje.

Dirección no encontrada.

Tras varios intentos Liam llama a un servicio que dice responder dudas y lugares. La conversación es incómoda, sobretodo porque la otra persona habla lento y se demora bastante, pero Liam canta la dirección sin vacilar.

—Lamento informarle que la dirección que me ha dado no existe. Acabamos de llamar a la sucursal de Liverpool, y la calle que mencionó no existe. Buscamos entre todas las ciudades, pero ninguna calle tiene ese nombre.

Lo que resume: Haylie mintió.

(...)

—¿No deberías estar en Liverpool?

La pregunta viene suave, y Liam se adentra en la vieja casa Hayle con mucha comodidad. La abuela con voz demasiado dulce. Es como si ella supiera que Liam no haría otra cosa más que buscar a su nieta.

—Me mintió —Liam responde dejándose caer en el sillón. Hay dos tazas de té y varias cosas dulces. Ella sabía que Liam iba a volver.

—Yo no he mentido —Ella dice tranquila y Liam ríe un poco.

—No usted, la chica en la escuela.

—No sé cómo ayudarte —Dice la mujer con tristeza. —Yo sólo sé que ella pasó mucho en la escuela, y no para estudiar.

—¿Qué cosa? —Él dice en shock. —¿Ella no iba a...

—No, Alex estaba en problemas —Ella dice tranquila, pero Liam ahora puede leer los ojos de la mujer, llenos de angustia. Un suspiro viene de parte de ella antes de seguir —Yo llegué un poco antes que todo pasara, su padre no me dijo mucho, sólo que era importante que el laptop fuese guardado.

—¿Laptop?

A Liam me cuesta, mucho, pero da nuevamente con una descabellada idea. O más bien, un recuerdo.

Es algo difuso, y apenas recuerda bien a Alex para cuando pasa; ellos estaban en la habitación de Alex. Liam tenía en sus piernas un laptop negro, y Alex buscaba feliz un abrigo antes que salieran.

—¿Cuántos de éstos tienes? —Liam dice confundido ante el computador tirado en un borde bajo la cama. Es rosa.

—¿Cuántos qué?

—Laptops. —Él dice.

Antes de que Liam llegue a levantar la pantalla, una mano con uñas blancas cierra de golpe. Alex se ve molesta.

—Sabes que no me gusta que vean mis cosas —Ella se escusa y Liam se siente culpable.

—Está bien, yo no debo hurgar en lo que es tuyo, tampoco...

Maggie mira con atención al joven perdido en sus memorias. Ella sabe que no es la indicada para ayudar. Ella sabe tan poco...

—¿Puedo ver la habitación de Alex? —Liam pide casi con miedo. Ella no tarda en asentir y caminar por el juego de llaves.
Cuando Liam entra nada se ve fuera de su lugar. Hay zapatos tirados en un rincón, y algunos bolsos desparramados, pero casi todo está en orden. Liam va directo a la cama.

Él se permite deslizar su mano por el suave endredón, fueron pocas las veces que ellos estuvieron ahí. Su relación iba tan ligera que nunca pasaron más allá de besos y abrazos... Él no se permite imaginar más por miedo a vergonzosas consecuencias...

Bajo la cama no hay muchas cosas. Mucho polvo, una araña, un calcetín y una caja.

La caja es poco más alta de diez centímetros, es rosa pastel y la tapa es de un rosa oscuro. Mide casi lo mismo que un laptop. Él levanta la tapa casi con miedo de encontrar algo, sólo encuentra un pequeño libro y un papel arrugado junto a un lápiz.

El libro tiene muchos colores y figuras de búhos, es un diario. Liam ocupa un pasador para abrirlo.

El diario esta lleno de nombres. En orden alfabético y varios secretos escritos. Hay números de teléfonos y algunas fotos. Pero Liam se detiene sólo para ver su página.

“Yo lo amo”. Esta escrito en una esquina.

Es como una ficha, sale algo de Sophia y una que otra vergüenza que el creyó enterrada. Pero no fue así. Él no quiere leer mucho, así que se aproxima a la nota junto al lápiz.

La letra es rara y casi ilegible. Es la letra rápida de Alex. Ella estaba realmente apurada como para escribir así.

“El laptop está en el casillero #12, con la clave #8046 para todo. Las secretarías tienen más detalles.”

Liam sabe a dónde ir.

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