10.Hell to pay

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Llegué a mi casa y me desplomé en uno de los sillones de la sala. Pensé en Nikolas. Había sido mi culpa que le llamaran la atención pero no me importó, eso era lo que se merecía. También había olvidado mencionarle acerca de mi encuentro con aquella bruja, ¿porqué me había ayudado? si se suponía que estaba enojado conmigo ¿porqué... no me ha matado? Me pregunté eso varias veces, hasta que decidí desprenderme de ese tema y volví a mi escritorio en una de las habitaciones. Me senté en mi silla y comencé a buscar información necesaria para la investigación en los tres libros de diseño automotriz que saque de la biblioteca.

Ya había ojeado y exprimido dos en información. Había encontrado información importante pero tenía que continuar con el restante y después repasarlos por si las dudas. Había dibujado en unas hojas blanca en repetidas ocasiones, eso hacía cada que me estresaba o me aburría para tratar de aminorar la tensión que de vez en cuando se creaba . Estaba apunto de continuar con mi investigación pero mi estomago me informó que ya hacía hambre y tenía que comer algo.

Me aproximé a la cocina y me preparé algo para comer. Mientras caminaba con mis sándwiches en mano me dirigí al sofá y encendí la televisión con el control de la t.v. Estuve viendo una serie y mientras comía mi alimento llamaron a la puerta.

Me quejé un poco mientras me levantaba del sofá para atender al llamado. Tomé el picaporte y la abrí para ver de una vez por todas quien era y que se le ofrecía. Me quedé atónita al ver que Nikolas se encontraba al otro lado de la puerta. Traía la misma ropa que cuando lo vi en la biblioteca. Se veía enojado por lo que supe al instante que la llamada de atención que provoque hace unas horas me costaría caro. Trague grueso ante su presencia y pregunté firme.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Nikolas no contestó pero entró a mi casa sin siquiera esperar la invitación. Pasó por mi costado mientras me tomaba del brazo fuertemente y me llevaba a rastras a la sala. Entre quejas y forcejeos de mi parte me lanzó de nuevo al sillón mientras me miraba duramente.

—Vengo a enseñarte que conmigo no se juega.— mencionó antes de acercarse a mí y encorvandose, estiró ambos brazos a un costado de mi cabeza, a una distancia lo bastante razonable para que no entrase en pánico.

Aún así yo estaba en shock. Nikolas se veía enfadado y supuse que probablemente le había ido mal con la bibliotecaria, Pero... ¿realmente eso le había afectado demasiado? Probablemente lo corrieron del lugar. ¡No! No lo creo. Dudo que eso haya sido tan grave, pero... Entonces...

Ante su mirada amenazadora no tuve el valor para reprochar ante su acción, (lo cual era estúpido, ya que se encontraba en mi casa sin mi consentimiento) Seguí mirándole, tratando de asimilar la situación y aún perpleja por su actitud, mi firmeza se dejó al descubierto.

Iba a comenzar a gritarle de todo en su cara cuando noté que su respiración ya agitada se volvía cada vez más ruidosa. Tragué grueso cuando volvió a ser el de antes. Sus ojos rojo carmesí contrastaba nuevamente con aquella piel blanca como la nieve.

Solté una pequeña sonrisa torcida.

—¿Acaso crees que puedes venir a mi casa a tratarme de esta manera?— repliqué firme mientras me endurecía ante su presencia.

Nikolas acompañó mi pequeña risa con una que dejó al descubierto sus colmillos, de ese modo logró intimidarme muy en el fondo pero no lo demostré.

—Francamente... Si. Puedo hacer lo que quiera contigo, es más...— añadió con superioridad y se acercó un poco más a mi rostro. —tu vida me pertenece.

Ante sus palabras quedé seria, pero luego comencé a reír como estúpida ante su comentario. A él no le hizo gracia por lo que continuó mirándome seriamente sin mover ni un músculo.

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