11.Romantic Dreams

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Tras la mañana luego de hacer los deberes matutinos, salí de mi casa rumbo a la junta del gremio. Una vez ahí me percaté de la presencia de James, el cual se encontraba recargado en una pared cerca de las escaleras que daban a la entrada del salón. Decidí ir con él y tratar de solucionar las cosas.

James se había comportado como un tipo diferente y seguro estaba molesto por mi reacción. La verdad es que yo también le debía una disculpa, ya que él había sido el único que había estado al pendiente de mi tras el accidente de la bruja.

—Hola— mencioné mientras me acercaba con una tímida sonrisa.

—Hola— respondió el saludo de una manera seca. Ya no dijo nada y yo tampoco sabía que decir, por lo que estaba comenzando a arrepentirme de hacer ido.

—James... Quiero pedirte una disculpa por lo de la última vez.— solté de golpe y de una vez por todas, logrando captar su atención y verme fijo.

—No fue tu culpa, no tienes porque disculparte, yo fui el que se comportó como un idiota.—aclaró aún viéndome pero apartando la mirada al concluir.

Yo sonríe ante su comentario y él hizo lo mismo aún sin dirigirme la mirada.

—¿Y qué has hecho?—pregunté intentado aligerar la conversación.

—Nada interesante, en realidad... Estos últimos días de descanso, los he estado ocupando en avanzar el trabajo, deberes... tú sabes.— Esta vez si volteó a mi con una sonrisa más ligera y agradable —igual tú, supongo—yo asentí ante su comentario.—y... ¿Qué has estado haciendo?

—Nada nuevo. Completando investigaciones.— James soltó una pequeña risilla, que me cortó la charla y me hizo girar a verlo con tal comportamiento.

—¿investigación? Ya te vi explotandote en teoría.

Su comentario no me molestó por que justo había dado en el blanco, así que solo me límite a inflar los cachetes en señal de puchero.

Iba a contestar su comentario pero me interrumpieron las palabras del líder escuchadas a la lejanía. La junta había comenzado y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Ambos giramos a un mismo tiempo asombrados por el tiempo el cual había pasado desapercibido, por lo que nos apresuramos a ingresar a la sala de juntas e incorporarnos en nuestros respectivos lugares.

El líder hablaba de los exterminios que se habían llevado acabo el día de la misión, la cual había sido un éxito. No habíamos perdido a ningún miembro, ni tampoco había sucedido ningún accidente (claro, a excepción del mio pero había pasado desapercibida y eso era bueno).

Debería estar muerta pero no lo estaba gracias a Nikolas, aunque... Probablemente hubiera preferido morir. Nikolas era un ser que venía acompañado de muerte y si el gremio se enteraba de que ha estado interactuando conmigo, me matarían e intentarían matarlo a él también.

En pocas palabras en mi destino estaba morir a culpa de un ser sobrenatural... Al igual que mis padres.

¿Qué pensarían mis padres de todo esto? Matt. Realmente lo extrañaba, necesitaba de sus fuerzas, de su protección. Necesitaba el calor de mi hermano, el unico Chico al cual le confiaba toda mi esencia y todo mi ser.

Mis ojos comenzaron a cristalizarse, apreté la mirada y tensando mi cuerpo me evité llorar. Detestaba ese sentimiento, era inútil y solo servía para crear debilidad en la gente, por lo que después de la perdida de mi familia me prometí a mi misma ser fuerte y no volver a llorar. Pero ya había faltado a mi promesa varias veces. Era inevitable no quebrarme al pensar en Matt, en mi padre y mi bella madre. En algunas ocasiones sucedía, lloraba amargo por las noches antes de quedarme dormida, cobijada por la oscuridad, en donde nadie podía ver mis lágrimas ni mi rostro brillante empapado por aquel liquido salado.

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