Una vida que se plagó de inesperadados momentos, lograban que mi interés en continuar viva dominara en mi interior. De eso estaba segura. Nikolas hacía que todo esto fuese posible. Él era el aportaba todo esos giros inesperados a mi vida como si supiera como me sentía o como si conociera mis depresiones y mis momentos de debilidad a la perfección. Parecía que lo hacía para llamar mi atención y mantenerme distraída. Para evitar que el pasado siguiera atormentado mi vida.
No dejaría que muriera.
Ya había quedado con él para vernos en un lugar en especial y yo ya iba en camino. Preocupada y llena de curiosidad al Pensar en lo que podría pasar esta noche. Aceleré el coche para verlo de una buena vez. Aprovecharía esta noche para decirle que no se confiara y que permaneciera oculto ante los ojos del gremio.
Manejé por escasos 10 minutos hasta que justo en la avenida acordada pude verlo de pie a lo lejos, esperando paciente en la banqueta del lugar.
Aparqué mi coche cerca de él y bajé de este con mi arma en mano.
—¿Acaso estás loco?— mencioné sin esperar a que llegara a él y alzando la voz para hacerme escuchar.
Nikolas apartó la vista con fastidio ya sabiendo que iba a sermonearlo tras sus acciones.
—Deja de preocuparte por todo.—
mencionó sin volverme a ver y con una mirada perdida al frente.—Deja tú de aparecerte en todos lados. ¿Cómo hiciste para ingresar a la misión?
Nikolas me miró y arqueó un pequeña sonrisa. Me dio la espalda y se descolgó una ballesta que colgaba detrás de sí.
—¿Por dónde comenzamos? Estoy ansioso—Evadió mi pregunta.
—Contéstame primero.
Aquel híbrido perfectamente disfrazado de humano. Se giró de golpe hacía mí con una mirada fría y seria.
—¿Para qué? ¿Para qué te pongas histérica con las respuesta? Ese es tu problema, ¿sabes...? Dejas que te consuman los cambios y las situaciones inesperadas.— Se acercó a mí —No te diré nada, y me atrevo a apostar que toda la misión andarás perdida, ocupando tu tiempo en idealizar las posibles respuestas del porqué estoy compartiendo un misión contigo. Eso es patético Maggy... Ya se presentará el momento para explicarte todo. Quiero que te concentres. Que hoy no estoy dispuesto auxiliarte del todo.
Dicho esto, se atrevió a darme la espalda nuevamente, esta vez caminando hacía el frente. Yo estaba atónita por aquellas palabras, por lo que un sentimiento de furia se hizo presente en mí. No hacia él, toda esa furia de impotencia la sentía hacía mi misma, hacia mi debilidad. Nikolas tenía razón y ahora me había quedado claro que no quería que mi debilidad dominara en mi. Me había conocido fuerte y orgullosa, y él sabía que había cambiado desde que entró en mi vida. Me había ablandado demasiado.
No necesitaba eso. La debilidad era un sentimiento que odiaba desde que tenía memoria. No me gustaba sentirme débil, pero aquella se iba apoderando de mi sin que me diera cuenta. Si había cambiado y lo había hecho para mal.
Alcancé al pelinegro intentado ir a su paso. La misión sería en la ciudad por lo que solo rondariamos los sectores de nuestro alrededor. Toda la ciudad estaría cubierta por los tres grupos con el objetivo de aullentar la presencia de los inhumanos y matar a los que fuera posible.
—El gremio sabe de ti, te están investigando.— espeté mientras caminábamos por entre las calles del sector.
La preocupación de que los grupos habían puesto precio a su cabeza me carcomía por dentro y aún más, por que el híbrido más buscado de el momento se encontraba incubierto con los cazadores. «Que estupidez tan más grande»
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Instintos
Teen FictionFormando parte de un gremio de cazadores, Margaret Browning tendrá que enfrentar diversas adversidades que pondrán a prueba su seguridad como cazadora; de las cuales la obligarán a tomar la decisión más difícil de su corta existencia: renunciar a su...