24.Paint me red

27 1 0
                                    

Intenté llamar a alguien por teléfono pero no tenía cobertura. No había pasado ningún coche que pudiese ayudarme y el aire se estaba haciendo más frío. Estaba comenzando a entrar en pánico al estar sola en medio de una carretera desértica y con una pistola común a la mano.

Algo vendría, tenía el presentimiento de que hoy enfrentaría a lo que sea que haya dañado mi tanque. Sea lo que sea, esa cosa sabía que estaba aquí y no tardaría en aparecer. Seguí revisando la cobertura del celular pero seguía sin volver. La oscuridad había predominando hace unas pocas horas por lo que las penumbras eran intensas y poco amigables.

—¿Qué hago?

Me dije a mi misma, mientras vi el camino solitario que me invitaba a recorrerlo. Era una locura, pero era mejor que quedarme aquí. Si me apresuraba llegaba a casa en menos de 30 minutos. No lo pensé más, me escondí el arma en el pantalón y las pocas navajas que siempre llevaba conmigo, me acompañaron como aliadas.

Comencé a caminar a paso rápido por la carretera, un poco asustada, deseando llegar a casa y mañana reír por este imprevisto momento. ¿Dónde estaba Nikolas? Ya minimo deseaba verlo o a James, no importa cual fuera, pero necesitaba un respaldo algún apoyo que me hiciera sentir un poco más segura.

Ya había caminado un tanto, ya me estaba imaginando estar en casa sana y salva, pero lo esperado me alertó que eso no pasaría.

Gruñidos casi inaudibles me hicieron parar en alerta.

Pasé saliva y mirando a mi alrededor para descifrar de donde exactamente venían aquellos sonidos, seguí caminando.

Un ataque de pánico impactó mi pecho cuando percibí aquella forma humanoide, la cual caminaba hacía a mí desde la carretera tapando mi paso.

Me detuve con la pistola en mano intentado averiguar de que rayos se trataba. Tomé el arma con ambas manos y seguí caminado para divisar mejor al intruso.

Un joven pálido de cabellos achocolatados me miró con unos ojos tan brillantes, casi surrealistas.

No era humano.

—¿Tú fuiste el que saboteo mi auto?— pregunté con seriedad.

No me respondía pero si seguía viéndome.

—¡Responde!

Mencioné esta vez menos amigable.

Aquel chico soltó una pequeña risa y su cuerpo comenzó a deformarse. Se tiró al suelo y entre retortijones y quejidos, dejó su forma de "humano" para abrir paso a una bestia.

Un maldito Licantropo.

El aire dejó de llenar mis pulmones y me quedé viendo la escena impactada. No estaba preparada para algo como esto.

¿Cómo voy a acertarle a un licántropo? Esas malditas cosas eran rápidas y de mucho cuidado. Sentía que mi tumba estaba cavada. Aquella bestia se levantó del suelo para alertarme por completo que debía hacer algo y rápido. Pensé y me eché a correr hacía el lado contrario. Bueno, al menos intentaría salvar mi vida.

Giré hacia atrás y noté que aquel lobo súper crecido se aproximaba a mí a velocidad sobrehumana. Disparé en un exasperado intento de que algún milagro ocurriera pero nada de eso pasó. Aquella bestia esquivó cada una de mis balas y seguía tras su presa.

Ya no me dió oportunidad de voltear a mi frente pues había saltado tan alto y tan ágil que me quedé atónita ante tal escena. Me derribó de golpe y caí en seco contra el asfalto sintiendo todo su peso encima mio, así como el aire esfumarse de mi cuerpo, sin piedad alguna.

InstintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora