16.Confession

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Nikolas no me respondía. Lo veía en algunas ocasiones y podía observar que pensaba en su respuesta.

Finalmente cuando creí que al fin me daría respuesta alguna, este se aproximó a mi, se sentó a mi lado y sin previo aviso llevó sus labios a los míos.

Vaya, que hoy había sido un día demasiado extraño. Había besado a las dos posibles personas de las cuales sentía una especie lazo.

El beso de James había sido cálido. Pero el de Nikolas ardía en mi con tanta intensidad que sentía que si continuaba me desvanecería completa. Sus labios jugueteaban con los míos por lo que me incitaron a poner una de mis manos en su rostro. Acaricié su piel, tan tersa y tan perfecta, por lo que aquel beso me fundió completamente.

Pero como era de esperarse y como todo tiene un final Nikolas separó un poco sus labios de los míos y rosando su nariz con la mía, ambos quedamos serios y jadeantes por la intensidad del momento.

—Me siento... De alguna manera, atraído por ti... es por eso, que busco la forma de no hacerte daño, de no perjudicarte. No me importa como me trates no voy a matarte— afirmó mientras posaba su mirada carmesí en la mía —No voy a hacerte daño, pero tampoco voy a permitir que nadie te toque. Maggy... —Me miró ahora con cierta rudeza. —Si James vuelve a tocarte... Te juro que voy a matarlo.

Realmente esperaba que sintiera algo por mí. Quería que él me lo dijera con sus propias palabras, que me buscaba porque le gustaba verme, porque me amaba. Pero, aún... la idea de que solo estuviera jugando con mis sentimientos o tuviera algo malévolo planeado, para mi permanecía. Pero era poco el interés, ya no me importaba y ya estaba decidido. Él me atraía en sobremanera y lo había elegido a él, iba a estar para él así como él había estado para mi y si en dado caso el estuviera planeando algo en donde yo solo fuera su títere, no me importaría morir en sus manos.

Había quedado pensativa, pero Nikolas aún fijaba su miraba en mi.

Sonreí y una lágrima corrió por mi mejilla. El pelinegro no dudo en limpiarla con el dorso de su mano y sonreírme ante aquello.

—Van a matarte.— le advertí con mis ojos puestos en los suyos. —James les dirá acerca de ti a todo el gremio, te buscarán y...

No me dejó terminar, pues colocó su dedo índice en mis labios para luego cortar mis palabras.

—No me van a matar. No podrán hacerlo.

—¿Porqué?— Repliqué —Tú no has lidiado con el gremio, no sabes de lo que son capaces.

—Confía en mí, ni siquiera podrán encontrarme.

Me aseguró callandome de una vez pero aún dejándome insegura. Le sonreí, pero duro poco ya que aquella sonrisa fue interrumpida por un evidente bostezo. Nikolas río un poco, me cargó entre su brazos y me llevó a la habitación.

No pude evitar ruborizarme al sentirme presa entre sus trabajados brazos. Ingresó a la habitación y aún en brazos, levantó las cobijas colocándome en suavemente en la cama.

—¿Vas a quedarte aquí?— le dije con evidente rubor sobre mi rostro.

Él me sonrío.

—Quiero pasar la noche contigo pero también quiero que descanses, que duermas como normalmente lo haces— ya me había metido en las cobijas y él apenas y iba recostandose en la cama junto a mí. —Yo estaré aquí contigo.

Él viéndome desde arriba y yo desde a bajo, le asentí con una sonrisa. Me acurruqué en las cobijas y en él, sintiendo su gélida piel.

Cerré mis ojos y sintiéndome completamente reconfortada con su presencia me quedé dormida.

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