El sonido agudo de lo que al parecer era una ave me hizo despertar del letargo en el que me encontraba. El brillo de la luz me cegó y entrecerré mis ojos intentando incorporarme a la habitación.
«¿Otro hospital?... ¡No puede ser!»
Me resigné a contemplar un cuarto blanco pero tras analizar mi entorno con detenimiento me di cuenta de que estaba en mi habitación. Confundida por lo que había pasado, intenté recordar lo que había sucedido.
Mis ojos se fueron a mi cuerpo el cual solo permanecía vendado, no me explicaba porque estaba en éstas condiciones. No quería encontrarme con heridas abiertas y chillantes por aún no sanar, pero tampoco me esperaba encontrarme en tan buenas condiciones. La sangre en las vendas ni se marcaba, el cuerpo no me dolía pero si me sentía cansada.
Intenté ponerme de pie y buscar explicaciones pero las fuerzas me fallaron, así que decidí quedarme en cama descansando. ¿Cómo es que había llegado aquí? La puerta de la habitación se escuchó abrir lo que llamó mi atención.
Nikolas me miró con los ojos muy abiertos y yo no supe que decir. Él se veía distinto, se veía humano. Solo se dignó a soltar una pequeña sonrisa.
—Hola... Me alegra que ya hayas
despertado.— Nikolas entró por la puerta y se colocó a un costado de la cama —¿Cómo te sientes?—Bien. Pero... ¿Qué pasó?— estaba confundida —Según yo estaba... Iba a morir.
—Fuiste atacada por un hombre lobo. ¿No lo recuerdas?
Mis ojos se abrieron a la par, al recordarme medio muerta en el suelo.
—Si, pero... debería de estar muerta ¿Qué pasa?
—¿Realmente deseas tanto morir?
Lo miré fijo y él a mi.
El sonido de la puerta captó nuestra atención nuevamente y tras ella James ingresó a la habitación.
—¡Maggy!
No pude evitar maldecir el momento. ¿Nikolas y James en una sola habitación? Esto era una locura, debía ser una broma.
El castaño se aproximó a mí con rapidez y acarició mi rostro con preocupación. Pude ver de reojo que Nikolas se apartaba con cierta incomodidad y molestia.
—¿Cómo te sientes?
—Eh... Bien, creo.
—Me tenías preocupado, tonta. Es la última vez que permito que te vayas sola.
Dicho esto me abrazó mientras yo perpleja, reaccioné hundiéndome un poco más en la cama. El castaño entendió que no necesitaba afecto y se separó de mi.
—Gracias por preocuparte James. Pero, estoy bien.— Me giré al pelinegro es cual se notaba un tanto de mal humor.
James se dirigió hacia él con una mirada de superioridad.
—Tú las ayudaste ¿verdad? Gracias por eso. ¿Y eres...?
—Nikolas Camphell.
—No te he visto en los gremios. ¿Cómo sabes de esto?
—Pertenecí anteriormente.
—Vaya, supongo que no pudiste continuar, ¿Falta de habilidades?
Aquel comentario me hizo voltear a ver a James con asombro. Mencioné su nombre reprimiendo al castaño, más él no me hizo caso.
—Problemas familiares, diría yo.
—Ya veo. Todos los tenemos, pero debieron de ser demasiado graves para llegar a tal extremo.
ESTÁS LEYENDO
Instintos
Teen FictionFormando parte de un gremio de cazadores, Margaret Browning tendrá que enfrentar diversas adversidades que pondrán a prueba su seguridad como cazadora; de las cuales la obligarán a tomar la decisión más difícil de su corta existencia: renunciar a su...