Capítulo 10

11.2K 701 15
                                    

 El soldado Royals había vuelto con las prendas de vestir para Kate en las manos y se la entregó cuando se acercó a ella.


—Gracias —Kate tomó los pantalones y el cinturón suavemente de las manos de John y se levantó del banco donde estaba sentada apoyándose en su pie izquierdo—. Contra la pared —Kate sacudió la cabeza apuntando hacia una pared a su derecha y notó como ambos hombres la miraban en silencio sin moverse. Kate frunció el ceño, se puso recta y aguantó una mueca de dolor—. Me quiero cambiar —explicó pacientemente. Ambos hombres asintieron, caminaron hacia la pared y la miraron—. ¡Gírense! —Kate apretó las prendas de vestir en sus manos intentando no darles un gancho derecho a cada uno y las colocó sobre la mesa de la cocina una vez que el cabo Carter y el soldado Royals se encontraban viendo la pared de color gris. Kate dirigió sus manos hacia la cinturilla de su pantalón para desabrocharlo cuando se dio cuenta de que primero se tenía que quitar las botas de combate—. Mierda —Kate suspiró y miró hacia los hombres que se mantenían viendo la pared; no podía hacerlo ella sola—. Chicos, necesitó su ayuda —ambos se voltearon hacia ella y levantaron una ceja—. Mis botas —Kate apuntó hacia sus pies con un dedo y ellos siguieron la dirección con sus ojos. Ambos asintieron y se acercaron a ella.

—Siéntese sargento —dijo el cabo Carter mientras se acuclillaba al mismo tiempo que el soldado Royals y Kate se sentó de nuevo sobre el banco. El cabo Carter le quitó la bota izquierda con rapidez mientras que el soldado Royals le quitaba la derecha con mucho cuidado y suavidad para no lastimarla—. Gracias —dijo Kate una vez que ambos terminaron—. Y ahora; contra la pared —dijo mientras se ponía de pie una vez más y ambos suspiraron al mismo tiempo que se dirigían hacia donde se les había ordenado.


   Kate término de ajustarse el cinturón sobre el pantalón y lo abrochó.

—Ya pueden voltear —ambos suspiraron, se giraron hacia ella y la observaron.

—Está nadando en ellos sargento —bromeó el cabo Carter y Kate bajó la mirada a sus piernas; el pantalón se fruncía en su cintura debido al cinturón y arrastraba los extremos inferiores con los pies. Kate frunció el ceño; se notaba la gran diferencia de altura entre su 1,65 m y el 1,85 m del soldado Royals—. Ya veo porque no quiso los míos.

Kate intentó agacharse para doblar la parte de abajo de los pantalones militares de tonos verdes —los cuales eran similares a los que ella traía puestos hace un momento atrás— y sintió casi de inmediato una punzada de dolor extenderse por su pierna al flexionar un poco su cintura para alcanzar sus pies, soltó un gruñido y se enderezó. Ya se había forzado los suficiente poniéndose los pantalones y su cuerpo comenzaba a sentir las consecuencias de aquel enfrentamiento a mano armada.

—Yo lo hago —el soldado Royals se acercó a ella y la tomó suavemente del brazo—. Por favor, siéntese —Kate volvió a sentarse en al banco mientras John se acuclillaba y le doblaba los extremos inferiores del pantalón hacia arriba. Kate observó cada uno de sus movimientos hasta que él terminó y se incorporó.

—Gracias —Kate suspiró y se levantó de su asiento—. Ahora iré a mi habitación, ustedes descansen y coman; hoy fue un largo día y aún no termina —Kate salió por la puerta de la cocina y caminó lentamente hacia su habitación. Una vez dentro, se tiró sobre la cama con cuidado y soltó un pequeño gemido de dolor; tendría que visitar la enfermería por algunos medicamentos pronto.

   Kate salió de la ducha, se secó y vistió con dificultad. Se puso uno de sus tantos pantalones militares de tonos verdes y una de sus blusas negras de manga corta, caminó con cuidado hacia el espejo que había en las duchas y se miró; era pequeña, con unas caderas pronunciadas y unas piernas fuertes, normalmente ejercitaba más esa parte de su cuerpo, pues siempre se mantenía saltando, corriendo, haciendo acrobacias y lanzando patadas, por lo tanto, el tener una de sus piernas heridas significaba un serio problema para ella; esto reducía muy significativamente sus habilidades en combate. Kate levantó la mirada y fijó sus ojos en su rostro; estaba bronceada por pasar tanto tiempo en el exterior, su tono blanco pálido natural había desaparecido hace ya mucho tiempo y había sido remplazado por un tono más dorado. Sus ojos café claro estaban resaltados por cientos de largas y oscuras pestañas, sus finos labios eran de un color rosado y su cabello era de un color oscuro, casi negro. Kate pensó en la última vez que se miró tan detenidamente y llegó a la conclusión de que ya ni siquiera recordaba cuando fue.


   Kate entró en la enfermería lentamente, intentando disimular su cojera con dificultad, había venido directamente después de ducharse, pues era la hora de la cena y tenía que aprovechar el momento —en el que absolutamente todos estaban ocupados en el comedor— para tomar algunos medicamentos. Le echó un vistazo a la habitación y caminó hacia una estantería llena de medicamentos, tomó una bolsa de plástico blanca que estaba sobre una mesa y la vació sobre ella para luego comenzar a llenarla con un par de analgésicos, antibióticos, antiinflamatorios, gasas, alcohol vendas, antisépticos y otras cosas más que le servirían para tratar sus heridas. Cuando terminó de tomar todo lo que necesitaba se sentó sobre una de las camillas, levantó su pantalón hasta arriba del muslo, vertió alcohol sobre sus manos, tomó unos guates de látex de la bolsa, se los colocó y comenzó a tratarse las heridas con antiséptico y algunos otros medicamentos para evitar complicaciones futuras. Su piel respondió sólo con un leve ardor cuando el antiséptico hizo contacto con sus heridas, señal de que estas estaban bastantes limpias y sin demasiadas bacterias. Kate tuvo suerte de que las balas no llegaran hasta su hueso y le provocaran una fisura o incluso una rotura, sí, desgarró algunas venas y quizá uno que otro musculo o tendón, pero era preferible eso a tener que someterse a algún tipo de procedimiento quirúrgico de emergencia.

 Kate bajó el pantalón de su muslo hasta su tobillo y se levantó. Metió todo lo que aún le servía dentro de la bolsa, lo usado lo lanzó a un bote de basura que se encontraba al lado de la camilla en la que estaba sentada y salió por la puerta de la enfermería de nuevo rumbo a su habitación; tenía algunas cosas que meditar.



La Agente Kate Manson (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora