Capítulo 9

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   Kate se llevó su teléfono al oído al mismo tiempo que escuchaba como el soldado Royals jadeaba.


—Por favor... detén el coche —justo en el momento en el que el cabo Carter frenó, el soldado Royals abrió la puerta, se giró y vomitó. Kate miró como la espalda del soldado se arqueaba y sonrió, «al menos no lo hizo en mi coche».

—¿Hola?

—María, necesito que vayas a un lugar de forma urgente con tu equipo. Te mando la ubicación por mensaje, no puedo hablar —Kate colgó y escribió la ubicación del lugar para luego enviárselo a María por mensaje; tal y como le había dicho que lo haría.

—Muy bien chicos, tengo que escucharlos decir que no hablarán de lo que sucedió hoy a nadie —Kate se desinfectó las manos, se colocó unos guantes de látex, tomó el recipiente de alcohol y vertió un poco abruptamente sobre sus heridas provocando que inmediatamente apretara los dientes y aguantara un gemido, «mierda, siempre olvido lo mucho que duele».

—¿Eso no es contra las reglas? —el cabo Carter miró una fracción de segundo por el espejo retrovisor para luego volver a ver hacia la carretera—. Debemos informar a nuestros superiores sobre cualquier tipo de enfrentamiento donde un militar de nuestro establecimiento este inmiscuido —Kate dejó de tratarse las heridas para ver el espejo retrovisor, al cual el cabo Carter también volteó a ver al sentir la mirada de Kate a través del el.

—Yo soy su superior —dijo seriamente cuando sus miradas conectaron. El cabo Carter abrió la boca para refutar algo pero después de meditarlo un momento la cerró y se dedicó a conducir. Kate volvió a tratarse las heridas y después de verter alcohol una vez más, sacó las dos balas de su pierna con unas pinzas esterilizadas mientras que apretaba con fuerza la mandíbula. Desinfectó de nuevo sus heridas, suturó los agujeros, se vendó, recargó su cuerpo contra la puerta y suspiró—. Ni una palabra de esto a nadie —ordenó Kate en un tono amenazante y miró como el soldado Royals despegaba la mirada de su pierna herida y fijaba sus ojos en los de ella. Él silenciosamente asintió con la cabeza, dejándole en claro que podía contar con él y Kate se volteó para ver la parte trasera del asiento del conductor—. ¿Cabo? —Kate esperó sólo un instante hasta escuchar la voz del cabo Carter.

—Entendido sargento —Kate asintió y cerró los ojos, «ahora son dos a los que tengo que vigilar».


   El cabo Carter estacionó el todoterreno y los tres bajaron de el. Kate rodeó el coche, miró los daños que le causaron las balas de las MP5 a su H3 y suspiró al ver la enorme cantidad de agujeros en el coche.

—Vaya, esas son muchas balas —dijo el soldado Royals al colocarse a lado de Kate.

—Es una suerte que esté blindado —dijo el cabo Carter uniéndose a ver el desastre.

—Y también que los vidrios estén polarizados —comentó Kate—. Gracias a eso no los vieron a ustedes.

—Debieron creer que usted era la única dentro del auto y por eso se fueron solamente contra usted —agregó el cabo.

—Ni siquiera tuve tiempo de saber que sucedía cuando usted ya los había derribado sargento —Kate volteó a ver al soldado Royals quien la miraba fijamente con un brillo diferente en los ojos y le devolvió la mirada en silencio.

—Fue bastante sorprendente —concordó el cabo Carter—. Pero no pudimos ayudarle, ese era nuestro deber —Kate volteó y miró al cabo Carter un momento en silencio.

—Es verdad, pero también es su deber seguir ordenes de sus superiores y si yo hubiese querido que me ayudasen entonces se los habría ordenado —Kate los miró seria.

—Entendido —contestó el cabo Carter mientras asentía.

—Llevemos las cosas dentro —Kate volteó a ver su coche y suspiró con pesar, «habrá que remplazarlo».

—Pero su pierna sargento —habló el soldado Royals pero Kate lo interrumpió.

—Ya me ocupo yo.


   Los tres entraron lentamente en el establecimiento con las bolsas del mercado; Kate llevaba menos bolsas que Erik y John —las cuales contenían las cosas más ligeras— y con movimientos astutos lograba esconder su pierna y disimular su cojera a la vista de todos. Cuando llegaron a la puerta de la cocina el cabo Carter detuvo a Kate estirando un brazo frente a ella con las bolsas colgando de su mano.

—Nosotros entraremos primero, por lo regular cuando no hay provisiones la cocina está vacía; sólo confirmare si es así —Kate asintió agradecida y los dejó entrar primero, un momento después el cabo Carter salió seguido por el soldado Royals—. Despejado sargento —Kate asintió y entró lentamente por la puerta mientras que ellos iban por las bolsas que faltaban.

   Colocó las bolsas que ella cargaba sobre la mesa de la cocina junto a las demás y sintió como el dolor en su pierna disminuía sólo un poco —pero lo suficiente para hacerla soltar un suspiró de satisfacción—. Kate caminó hacia uno de los bancos de la cocina y se sentó en el estirando su pierna. El cabo Carter y el soldado Royals no tardaron en entrar en la cocina con las bolsas que habían dejado en la entrada del establecimiento y colocarlas también en la mesa de la cocina junto a las otras.

—¿Quiere qué le traiga uno de mis pantalones sargento? —Kate volteó y se fijó como el cabo Carter miraba sus pantalones rasgados, los cuales dejaban a la vista sus heridas y luego observó su cuerpo; era alto, musculoso, muy diferente a su cuerpo pequeño y delgado.

—Me temo que me perdería en ellos cabo.

—¿Y qué tal uno mío? —Kate miró esta vez el cuerpo del soldado Royals; era alto, un poco más bajo que el cabo Carter, pero mucho más alta que ella y era musculoso pero menos corpulento que el cabo Carter, «es un soldado recluta después de todo».

—Los suyos me servirán soldado, con un cinturón claro —John asintió y salió por la puerta de la cocina rumbo a su habitación dejando a Kate y Erik solos.

—¿Me contará? —Kate miró en silencio al cabo Carter—. ¿Me dirá por qué esos hombres nos siguieron y la atacaron? —Kate lo miró un momento más en silencio y suspiró, «si tan sólo yo lo supiera».

—Es información que no le puedo confiar cabo —respondió Kate, aunque ella tenía la misma duda que Erik; ¿Por qué ella? ¿Por qué ella y no John? Si esos hombres los siguieron debió ser porque creían que John Royals estaba con ella y al bajar sólo ella del auto pensaron que estaba sola... ¿O no? ¿Y cómo sabían cuál era su coche? ¿Acaso era ella a quién buscaban? Ciertamente había algo flotando en el aire que Kate no conseguía atrapar—. Usted entenderá que hay información que no se les puede otorgar a gente de su rango —Kate lo miró fijamente a los ojos y por un momento el cabo Carter le devolvió la mirada.

—Y usted entenderá que de ahora en adelante tengo que estar cerca de usted —Kate alzó las cejas y le miró interrogante—. Sea en lo que sea que esté metida usted sargento, ahora estoy metido yo también —Kate apretó los labios, pues eso era cierto, era probable que él también estuviera en peligro ahora.

—Bien, entonces tendrá que seguir algunas reglas cabo —Kate lo miró y esperó hasta que el cabo Carter asintió animándola a seguir hablando—. No debe hablar con nadie sobre lo que sucede en nuestro entorno; cosas como las que pasaron hoy —el cabo Carter asintió y Kate continuó—. Debe seguir mis órdenes sin refutar y no confíe en nadie más que en mi —Kate lo miró sabiendo que quizá él podría ser un aliado... o un enemigo.



La Agente Kate Manson (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora