Capítulo 30

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*¡VOLVÍ!*


El BMW X1 derrapaba en cada giro que Kate daba sobre la firme terracería, iba siendo guiada por el rastreador sujetado al tablero del auto que se le había entregado, el cual la había llevado a las afueras de la cuidad. Pronto había dejado atrás todo rastro de edificios, establecimientos y personas, llevaba alrededor de una hora conduciendo a toda velocidad, sus manos se aferraban con fuerza al volante y justo antes de dar otro giro, notó que la imagen en el rastreador se ampliaba, indicándole así que se encontraba ahora más cerca de su objetivo.


   Kate conducía tan deprisa como podía, sin dejar que el volante se le fuera de las manos, provocando un posible vuelco con ella dentro. De pronto y sin previo aviso, notó que el camino se cerraba frente a ella; unos altos muros de concreto en medido de la nada le impedían seguir adelante, bajó de su coche y observó aquel lugar; un pequeño edificio de cuatro pisos se elevaba ante su mirada y unos fuertes muros de concreto lo rodeaban, resguardándolo. Kate tomó el rastreador del coche y se dirigió a la parte trasera de este, abrió la cajuela y de ahí sacó las maletas negras que previamente había guardado, las abrió, sacó un arnés especial de una de ellas, se lo colocó desde la cadera hasta los muslos y comenzó equiparse con todo lo que podía; desde cuchillos tácticos hasta granadas. Kate lanzó su chaqueta militar de tonos verdes dentro del coche, sintiéndose demasiado pesada e incómoda; estaba acostumbrada a proceder sin tantas armas, pero en la condición en la que se encontraba, entre más munición mejor, así que decidió tomar también un ligero chaleco antibalas y dispuesta a luchar contra lo que sea; se quitó el arnés especial de la parte superior de su cuerpo, se colocó aquel chaleco y después de nuevo el arnés, ajustándolo para que no se moviera de su lugar. Observó un momento su vestimenta; aquella blusa negra que traía puesta no estaba mal, pero los anchos pantalones de militar iban a ser un problema al momento de moverse, por último Kate tomó su adorada Pietro Beretta 92, la recargo por completo y le ajusto bien el silenciador, no gastaría tiempo colocándose una ropa más cómoda, haría lo que tendría que hacer y se iría de aquel lugar con el comandante Jankins y John Royals vivos a su lado. Observó si el reloj que se le había dado antes de la prueba del bosque con uno de los chips de rastreo funcionaba—se lo había dejado para que lograran localizarla—, cerró el coche y comenzó a avanzar hacía aquel edificio con su Beretta en la mano mientras pedía, en su mente, que los refuerzos ya estuviesen en camino.


   Kate saltó desde lo alto del muro de concreto justo después de haberlo escalado, esperando caer en cualquier lado menos la entrada del establecimiento, para su buena suerte, quedó justamente en la parte trasera y recorrió con la mirada el lugar; no era muy grande y en la parte exterior no había más que cinco hombres armados asegurando el área, Kate se llevó una mano a la pierna, sacó un cuchillo táctico de su bota militar y dispuesta a llevar a cabo cada movimiento con todo el silencio posible, corrió agachada —manteniendo su peso hacía el frente— por detrás del hombre más cercano, le cubrió la boca con una mientras que la otra se dirigía a su cuello con el cuchillo empuñado, la agente Kate Manson le perforó la piel con una profunda línea que dividió en dos su cuello, el cuchillo se deslizó desde su carótida externa hasta su yugular interna, provocando que un río de sangre desembocara al exterior.

—Dulces sueños —Kate le susurró al oído con voz gélida después de recostarlo con cuidado en el piso, lo último que el hombre logró percibir fue la dura sonrisa que Kate le dedicó antes de dejarlo morir y el oscuro brillo en sus ojos cuando los suyos conectaron con los de ella le provocó un último escalofrió que le recorrió toda la espina dorsal de arriba abajo. La agente Kate Manson, al notar que los preciosos ojos verdes de aquel sujeto habían quedado abiertos observando sin vida a la nada, deslizó la mano por su rostro y los cerró, luego se levantó en silencio y seleccionó su siguiente objetivo, corrió hacía él con decisión, «"ataca sin piedad"», una voz se escuchó en su mente, suave y clara, como un susurro en el oído, era una voz del pasado que había llegado a ella a través del tiempo. La voz volvió a aparecer poco después, más potente, más firme, envolviendo las mismas palabras y Kate, como si estuviese hipnotizada por aquel recuerdo, se abalanzó sobre el hombre frente a ella con brutalidad, hincó su cuchillo en aquel blanco cuello y lo deslizó de lateral a lateral, produciendo una línea aún más profunda y larga que la anterior. La voz hizo presencia en su mente una vez más, pero esta vez, Kate le siguió el paso y juntos pronunciaron las mismas palabras—. "Los asesinos nunca mostramos compasión, somos ágiles y precisos" —Kate sonrió al sentir la adrenalina correr por su piel, un sentimiento provocado por sus viejas enseñanzas la embriagó y se abalanzó por el siguiente hombre en la mira.


«"Nunca olvides de dónde vienes"».



La Agente Kate Manson (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora