La Agente Kate Manson (Borrador)

Capítulo 31

  La agente Kate Manson entró al edificio cuando acabó con su trabajo afuera y desenfundó su Beretta, disparó a los dos primeros sujetos que miró, dándole a uno justo en la cabeza y al otro en el pecho, el último hombre alzó su fusil de combate al ver horrorizado como sus dos compañeros caían de lleno sobre el piso y Kate se lanzó contra una barra de cemento cuando él logró apuntarle con el cañón de su arma, pronto la lluvia de balas hizo presencia azotando contra la barra que se encontraba a espaldas de la agente Kate Manson y esta sujetó mejor su 92 cuando una bala pasó rozando la parte superior de su cabeza.

—Bien, acabemos con esto rápido —Kate saltó hacia un lateral, giro sobre el suelo y levantó su arma cuando sus pies se colocaron firmemente sobre el piso, apuntó de prisa y disparó, dándole directamente en el pecho a su objetivo. Se levantó y corrió hacia el sujeto que se encontraba cayendo lentamente sobre el piso; primero hincándose, luego estrellando su cara y torso contra el suelo, fijando su vista en la nada—. Bonita arma, la tomaré prestada —la agente Kate Manson retiró la HK 417 de una de las manos de aquel sujeto y enfundó su Beretta en el arnés especial que tenía colocado sobre su chaleco antibalas. Tomó con ambas manos el fusil de combate, cambió el modo automático a un sólo tiro y subió por las escaleras al siguiente piso del edificio—. Uno menos, quedan otros tres.

   Kate rápidamente subió a al último piso cuando acabó con el anterior, la HK 417 la había ahorrado tiempo y munición, cambió su modo de tiro a automático antes de subir los últimos escalones —pues sabía muy bien que ya se encontraban esperándola debido al ruido del tiroteo en los pisos anteriores— e irrumpió a balazos en el lugar, una larga ráfaga de proyectiles sin pausa derribó rápidamente a tres de los diez hombres que había en toda la habitación —incluyendo al comandante Jankins y al soldado Royals, quienes se encontraban atados, vendados y amordazados en el piso, uno a espaldas del otro—. Kate se lanzó de nuevo hacia las escaleras, cubriéndose con la pared de los otros cinco hombres armados, de nuevo, la lluvia de balas no tardó en llegar y Kate deslizó su mano dentro de uno de los bolsillos adicionales de sus pantalones militares, de ella sacó una bote de metal cilíndrico, ligeramente más grande que su mano; activó la bomba de humo tirando de la argolla y la deslizó por el suelo hacia la habitación, sujetó con ambas manos la HK 417 y cruzó la habitación corriendo mientras que todos los demás en el lugar comenzaban a toser, envueltos en una espesa cortina de humo gris, se barrió por el suelo, calculando que ya se encontraba lo suficientemente cerca del lugar donde había visto al par de militares y en el momento en el cual su pie toco el muslo del soldado Royals, dejó el fusil de combate en el suelo, sacó un cuchillo táctico del arnés de su muslo y cortó todas las cuerdas que los sujetaban.

—Corran en dirección recta, habrá unas escaleras, cuando estén abajo denme una señal, tengan cuidado, yo me encargo de lo demás —Kate habló lo suficientemente bajo para que sólo el comandante Jankins y el soldado Royals la escuchasen y cuando sintió a ambos andar en la dirección correcta tomó de nuevo la HK 417 y se reincorporó, la señal llegó poco tiempo después en forma de un corto y claro silbido. Kate esperó un momento a que el humo se disipase lo suficiente para ver las siluetas en movimiento de cada uno de los sujetos, la agente Kate Manson cambió de nuevo el modo de disparo del arma a un sólo tiro, apuntó a la primera persona y tiró del gatillo, una a una las siluetas fuero cayendo y para cuando apenas quedó rastro de la bomba de humo que había lanzado, sólo ella estaba en pie en la habitación. Kate se giró en su lugar, caminó hacia las escaleras, comenzó a descender por ellas y por desgracia, cuando llegó al primer piso a reunirse con el comandante Jankins y el soldado Royals, no estaban solos; más hombres de los que ella hubiese podido imaginar le apuntaban con sus armas y los militares a los que había ido a salvar se encontraban atrapados de nuevo, para Kate no pasó desapercibido que aquellos hombres lucían diferentes a los que había enfrentado ese día en aquel lugar y entonces un hombre frente a ella habló en un idioma diferente; "derríbenla" fue lo que salió en un limpio ruso de la boca del comandante Jankins, lo siguiente sucedió demasiado rápido como para que Kate pudiese evitarlo; uno de los hombres al lado del comandante Jankins levantó su arma y le disparó en el cuello con una potente bala electrificada que le hizo perder el conocimiento casi de inmediato.

—¡Sargento! —la voz del soldado Royals fue lo último llegó a sus oídos, su voz se escuchó distante, lejana, casi imperceptible y a pesar del esfuerzo que la agente Kate Manson hizo para levantarse e ir por él, ya se encontraba sumida en la oscuridad sin poder hacer nada.