La Agente Kate Manson (Borrador)

Capítulo 21

El francotirador se tensó al sentir el filo del cuchillo táctico que Kate sostenía con firmeza contra su cuello, el hombre tragó con dificultad y sin saber qué hacer, él sólo atinó a levantar ambas manos al aire en un gesto de rendición y a guardar silencio.

—Te lo repetiré una última vez: ¿quién eres y qué quieres? —Kate apretó un poco más su cuchillo contra la carne tibia y levemente bronceada de aquel hombre.

—Me llamo Mark —cuando Kate notó su falta de acento ruso decidió aflojar sólo un poco su agarre; lo suficiente como para permitirle hablar con más facilidad.

—¿Qué haces aquí "Mark"? —indagó.

—Mi trabajo.

—¿Asesinar?

—Algo así —Kate apretó de nuevo su agarre, lista para cortarle el cuello a aquel hombre, en el momento que fuese necesario.

—¿Te molestaría contarme un poco sobre tu trabajo, "Mark"? —Kate pudo notar como los músculos de su rostro se tensaban; él estaba sonriendo.

—Es muy curiosa sargento, pero me temo que no escuchará nada de esta boca —Kate apretó la mandíbula e inhalo aire con fuerza—. Es parte de la diversión, ¿no lo cree usted?

—Yo también me quiero divertir —Kate apretó sus labios contra la oreja de aquel sujeto, haciendo notar la sonrisa maquiavélica que había esbozado y provocándole un escalofrió por todo el cuerpo—. Sólo tardaré un segundo, no dolerá —Kate enterró ligeramente la punta de su cuchillo en la carne bronceada del sujeto, haciéndolo sangrar y gemir de dolor—. O al menos no demasiado —retiró el cuchillo y echó su brazo hacía atrás, tomó impulso y guio la punta directamente a su yugular.

—¡No! —Kate detuvo el cuchillo a medio centímetro de su cuello y la sonrisa en su rostro se ensanchó; la precisión era uno de sus puntos fuertes.

—¿Ahora si te apetece hablar? —el hombre asintió uno y otra vez mientras su vista se mantenía en el cuchillo que amenazaba con enterrarse profundamente en su piel—. Bien, entonces charlemos mí querido "Mark".

—Soy una de las pruebas de la actividad —habló lo tan rápido como Kate le permitió, intentó sonar lo más seguro y tranquilo que pudo, pero aun así, la sargento Manson podía notar el leve temblor de su voz.

—¿Una prueba? —Kate frunció el ceño con escepticismo.

—Sí, así es sargento.

—Tu arma es rusa —argumentó, mientras apretaba de nuevo su cuchillo contra la piel de aquel hombre, de modo que sólo hacía falta deslizarlo para que una larga herida se originara en ella y muriera desangrado en poco tiempo.

—Fue un regalo de mi tío, él es ruso, trabaja en el Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa —aclaró rápidamente.

—¿Y se puede saber qué una preciosidad como esa en Norteamérica?

—Quería conservarla; es un gran arma —él comenzó a transpirar después de un rato, a pesar de la frescura que el bosque les brindaba y envolvía—. Tuve que hacer muchos papeleos, sacar varios permisos y hablar con mis superiores para mantenerla conmigo, pero incluso así, sólo se me permite usarla en momentos especiales —Kate estrechó los ojos en su dirección aunque él no pudiese verla.

—Nombre —exigió de nuevo.

—Mark Phillips —inhaló aire con lentitud, intentando tranquilizarse—. Cabo primero —añadió.

—Me disparaste —gruñó Kate—. Dos veces —enderezó su espalda sólo un poco e hizo tronar su cuello y columna; aquella posición comenzaba a endurecer sus articulaciones—. ¿Por qué habría de creerte? —el sujeto tragó de nuevo y cuando movió ligeramente su cabeza para observar el rostro de la sargento Manson esta deslizó rápidamente el cuchillo por su cuello, creándole una pequeña cortada—. No te muevas o este bosque será lo último que veas.

—Tengo mi identificación en el bolsillo derecho de mi pantalón, por favor, sólo déjeme sacarlo o, si quiere, puede hacerlo usted —Kate lo meditó un momento y suspiró.

—Hazlo lento y con cuidado, para mí no significa ningún problema el cortarte el cuello y dejarte aquí hasta que mueras, además, podría llevarme esa Vychlop de paso —el sujeto asintió y deslizó su mano hasta el bolsillo de su pantalón justo como lo pidió la sargento Manson; con lentitud y cuidado. Kate miró con detenimiento la cadena que él había levantado por encima de su cabeza, era real; se llamaba Mark Phillips y era un autenticó militar. Kate asintió en silenció y lentamente fue liberando al cabo primero de su agarre.

—Lamento haberle disparado, pero es el trabajo que se me ha asignado —el cabo primero ahora se encontraba viéndola de frente con una mano sobre las pequeñas heridas que le había producido en el cuello. Él era de piel ligeramente bronceada, ojos oscuros y cabello cobrizo.

—Y yo lamento haberle hecho daño, no suelo dejar que me disparen y luego se salgan con la suya —bromeó intentando relajar el ambiente, pero con la guardia en alto.

—Es comprensible —sonrió.

—Es hora de irme —Kate se deslizó entre las ramas de los árboles, pensando que ya había gastado demasiado tiempo en aquel asunto y que debía volver con el cabo Carter y el soldado Royals antes de que se metieran en algún problema. Sólo descendió un par de ellas cuando se detuvo para mirar al cabo primero—. ¿Por qué dos veces? —curioseó.

—Me gustan los retos y usted es un objetivo difícil sargento—contestó Mark Phillips cuando comprendió a lo que Kate se refería—. Uno muy silencioso —añadió y la sargento esbozó una nueva sonrisa; una de cortesía.

   Kate volvió a lado de su protegido y del cabo Carter, ambos se encontraban escondidos tras un árbol y Kate sonrió al verlos agazapados uno al lado del otro; cubriéndose las espaldas entre sí.

—Relájense, está todo solucionado —Kate se cruzó de brazos y recargó su hombro contra el tronco del árbol mientras cruzaba un pie detrás del otro—. ¿Volvieron por mí?

—Usted ya nos ha salvado varias veces sargento —el soldado Royals suspiró más tranquilo al verla—. No es justo que usted sea la única que se sacrifique por el bien de los demás.

—Ese es mi trabajo soldado —sólo ella conocía el verdadero peso de aquellas palabras.