Capítulo 2

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Kate enfundó a su mejor amiga; una Pietro Beretta 92 en el arnés especial para armas que se había colocado sobre su blusa negra —quedando su arma a un lado de sus costillas—. También tomó un par de cuchillos tácticos; escondió uno en sus botas militares y guardó otro en el arnés. Dudó un momento si sería mejor llevar un tercero y después de meditarlo un breve momento tomó uno más y lo guardó en el arnés junto al otro. Se colocó la chaqueta militar verde —ya que no quería usar un incómodo uniforme de sargento— y miró a su alrededor. Había llegado hace alrededor de cuatro horas y ya se había instalado completamente.
Guardó sus armas bajo llave en un armario de acero que se le había otorgado junto con su ropa y la carpeta que contenía la muy poca información del cabo Royals. Suspiró y se acercó al armario, puso la combinación y lo abrió, tomó la carpeta y releyó una vez más su contenido. Kate miró fijamente aquellas palabras por un momento y frunció el ceño, ya que de nuevo, el cosquilleo se hizo presente detrás de su oreja, «algo va mal».

—¡Es hora de ir a comer! —un hombre pasó gritando frente a la puerta y Kate guardó de nuevo la carpeta, cerró el armario y salió de su habitación no sin antes colocarse su gorra militar y ponerle seguro a la puerta. Caminó por el pasillo y dio vuelta para llegar al comedor, hizo fila y una vez que le sirvieron se sentó percatándose rápidamente de que la observaban las personas a su alrededor. «Un soldado», tomó una porción de espinacas con su tenedor, ignorando las miradas de los militares y se la llevó a la boca, «protejo a un soldado del cual desconozco hasta su aspecto», mientras más lo pensaba Kate el cosquilleo se hacía más grande, «no sé ni de quién lo protejo». La sargento Manson frunció el ceño mientras recordaba todo lo que se le vino a la mente cuando miró la carpeta con la información de aquella misión.
—Algo no va bien —se dijo una vez más en un susurro que sólo ella pudo escuchar.

—¿Disculpa? —Kate alzó la vista encontrándose se con un joven de ojos grises y cabello castaño que la observaba con la cabeza levemente inclinada en señal de interrogación.

—No, nada —Kate le dedicó una sonrisa a la cual el joven correspondió con otra.

—¿Eres nueva?

—Algo así —contestó Kate encogiéndose de hombros.

—Cabo Erik Carter —estiró su mano y Kate la tomó.

—Sargento Kate Manson —soltó su mano y el cabo cárter amplio los ojos.

—Mis disculpas sargento —dijo mientras se aclaraba la garganta y se ponía recto.

—Tranquilo, pero que esta sea la última vez —le amenazó en broma con el tenedor repleto de espinacas a lo que el cabo Carter rió.


La sargento Manson había terminado de comer y ahora se encontraba en su habitación acostada boca arriba en la cama, mirando el techo en busca de respuestas.

—Tengo que conocerlo —se dijo al fin, puesto que ni siquiera le habían dado una foto del sujeto. Se levantó de repente y salió al campo de entrenamiento, se acercó y observó a los soldados hacer el circuito. Lentamente se posicionó al lado del cabo Carter y copió su postura.

—¡¡¡¿Eso es todo lo que tiene?!!! ¡¡¡He visto niñitas con más fuerza que usted!!! ¡¡¡No sea marica y muévase soldado!!!

—¿No cree que el comandante Jankins está muy inspirado hoy respecto a la intimidación? —susurró el cabo Carter hacia Kate mientras miraba con el rabillo del ojo al Comandante Jankins, el cual le vociferaba en la cara a uno de los soldados novatos que hacia la prueba de arrastrarse por el barro de forma torpe. Kate no le respondió, se mantuvo en la posición que debería; con las manos en la espalda, postura erguida, mentón alzado, mirada al frente y los pies separados. Con el comandante Jankins era mejor no meterse, lo había aprendido cundo era joven y no estaba en sus planes pasar por lo mismo una vez más.

—¡¡¡Es una vergüenza para este país!!! —entonces el comandante Jankins se alejó del soldado y caminó hacia donde Kate se encontraba, automáticamente ella hizo un saludo de respeto levantando su mano recta; poniéndola cerca de su frente, juntando los pies y colocando su otra mano extendida contra su muslo. El comandante Jankins volteó y la miró con las manos en la espalda—. Descanse sargento Manson —Kate bajó la mano y la colocó de nuevo detrás de la espalda, separó sus pies y se mantuvo en silencio a lo que el comandante Jankins sonrió—. ¡¡¡Deberían aprender de esta sargento pedazo de inútiles!!! —el comandante se volteó hacia los soldados que se encontraban tirados en el piso; exhaustos e intentando recuperar la suficiente fuerza para levantarse. Señaló a Kate con una mano y luego se dio la vuelta para salir del área de entrenamiento al aire libre y entrar al establecimiento. Kate observó a los recién reclutados soldados y llegó a la conclusión que daban mucha pena.

—Como si ella no hubiese tenido fallos —murmuró un chico de pelo negro y ojos azules, Kate lo miró sin expresión y caminó hacia el, era el momento de empezar con su papel. Se detuvo justo en frente de él, viéndolo desde arriba. El chico trago saliva y Kate pudo notar como su manzana de Adán subía y bajaba lentamente.

—Nombre —Kate le miró a los ojos y el chico se removió en el suelo nervioso, consiguió las fuerzas necesarias para levantarse pero no para adoptar la posición requerida, sólo atinó a llevarse la mano a un costado del abdomen mientras se inclinaba hacia el frente. Kate observó al chico, el cual minutos antes estaba siendo reprendido por el comandante Jankins.

—John Royals —dijo lo más fuerte que pudo. Kate asintió y lo miró; era su protegido.
Dio una vuelta rodeándolo mientras le lanzaba una mirada de arriba abajo, el soldado Royals había sido el único que no había logrado pasar el circuito; todos los demás lo habían conseguido —sí, de forma pésima, pero a final de cuentas lo habían conseguido—.

—Soldado Royals, por si no se había dado cuenta este es un establecimiento militar, no una clase de educación física para niños de primaria —dijo Kate mientras se dirigía, de nuevo, al lugar frente a él—. Aquí todos hemos mordido el polvo, nos hemos ensuciado en el barro, hemos recibido golpes e insultos. Todos y cada uno soldado Royals, usted no es la excepción en este lugar —entonces Kate se plantó por completo frente aquel soldado quien la miraba entre intimidado, nervioso y enojado—. Quiero que me responda; ¿planea seguir siendo una nenita o se convertirá por fin en un hombre? —el soldado Royals levantó la barbilla y gritó tan alto que su garganta quemó.
—¡¡¡Me convertiré en un hombre sargento!!! —Kate lo miró un momento para después sonreír con suficiencia a lo cual el soldado Royals le contesto con una expresión de sorpresa y una aceleración de latidos.

—Muy bien —Kate recorrió con la mirada a los demás soldados que se encontraban con las respiraciones un poco más estabilizadas

—¡¡¡A entrenar soldados!!! —la firmeza en su voz hizo saltar a más de uno y movió a todos con decisión hacia el campo de entrenamiento, sonrió ante la reanimación de energía de los novatos y se giró para encontrarse a un Royals mirándola de forma soñadora. Kate frunció el ceño, llenó sus pulmones de aire y le gritó en la cara—. ¡¡¡¡Deje el país de las maravillas y vaya a hacer el circuito soldado!!!! —John se tambaleó ante el poder que tenía la voz de la sargento Manson y se movió hacia el campo, uniéndose a los demás como si estuviera hipnotizado por ella—. Novatos —susurró para sí misma la sargento Manson mientras inhalaba y exhalaba una gran cantidad de aire.

Ese era el primer día en su nuevo caso por el cual tenía que hacerse pasar por una sargento para mantener vigilado a su protegido. Un chico bastante distraído y con poca resistencia física a su parecer.


«Lo acabó de conocer y ya me duele la cabeza», Kate se llevó la mano a la frente y se masajeo la cien mientras cerraba los ojos dándose cuenta que estaba en una misión que requería de mucha paciencia y muchos gritos.



La Agente Kate Manson (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora