El sueño mas extraño que tuve fue hace aproximadamente tres lunas. Y desde entonces, se ha repetido cada noche.
En él, me veo dentro de un templo en ruinas en un frondoso bosque, de pie ante un gran monumento de piedra. Tiene el tacto rugoso, pero cuanto más paso la mano, más lisa me parece. Su color es indeterminado. No es blanco ni negro, pero tampoco es gris. Los dos colores primarios se mezclan, formando espirales, que parecen moverse cuanto más las mirase.
Pero lo más destacable de aquello no era su color, o su extraño tacto. Talladas en la misma piedra, flores que nunca antes había visto rodeaban unas runas. Entre ellas podía reconocer las palabras que aludían a los elementos, y alguna que hacía referencia a lugares del reino o a la fauna que nos rodea.
Tras leer la inscripción, una voz me dice que solo mi color puede declinar la balanza, y que abra los ojos ante la verdad oculta.
En ese momento me despierto. No hay día que no ocurra, y por mucho que lo intente, no logro recordar las runas grabadas en aquel monumento de piedra...
Rhyme, 17 años, Canción de Piedra
