Mi mejor amigo es alguien ciertamente peculiar. Lo conocí un día de lluvia, cuando volvía de clase.
Estaba en una caja, y maullaba con fuerza, intentando captar la atención de los transeúntes que por allí pasaban. Pero sólo yo respondí a su llamada. De pelaje negro, con una mancha blanca en el hocico, y los ojos de distinto color, me fasciní desde el primer momento que le vi. Me agaché, agarrando como pude el paraguas, y lo cogí, preguntándome quién había sido capaz de abandonarle allí, a merced de los elementos. Lo refugié en mi abrigo y corrí a casa, donde pude comprobar alguna herida sin curar.
Lo traté con cuidado, y procuré darle todo lo necesario para que se recuperara. Fueron bastantes días hasta que sus heridas sanaron, y pilló unos kilos que le hacían falta, pero cuando llegó el momento de separarme de él, ninguno de los dos quiso.
Le llamé Tetsu, y él me demostró que no hacía falta ser humano para poder subirle la moral a alguien. Los días que estuve deprimida por algún problema en la escuela, cuando no quería salir de casa, Tetsu estaba allí conmigo, y se restregaba contra mi nariz para animarme.
Tetsu es más humano que otros humanos, y por ello es, sobre todos, mi mejor amigo...
Natsumi Akashiya, 17 años