Día 30 [Sanja]

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Cuando sea grande quiero ser como mi padre. Es alto y muy fuerte. Viaja mucho por su trabajo, y yo suelo ir a menudo con él. Papá me ha prometido que no hará muchas locuras, porque quiere que yo esté bien. Cuando no puede cuidarme, me deja con el tío Isztván, que me da muchos caramelos y me cuenta cuentos al ir a dormir.

A veces echo de menos a mamá, pero papá es muy cariñoso, y el tío Isztván me cuida como ella. Los quiero mucho a los dos y...

-¿Sanja?- aquella voz ronca hizo que alzara la vista de aquél papel lleno de trazos infantiles. Gregori la miraba con interés. Ella suspiró.

-No es nada. Una simple redacción que hice cuando era una niña. La he encontrado rebuscando entre mis cosas del Ejército- respondió, en lenguaje de signos- ¿Qué ocurre?- preguntó.

-John nos llama. Tenemos un nuevo trabajo- informó, también en lenguaje de signos.

-¿De que se trata esta vez?- quiso saber, mientras doblaba el papel y se lo guardaba en el bolsillo.

-Guardaespaldas. De Claude Genovesse- contestó. Una sonrisa se dibujo en el rostro de la chica, que crujio los nudillos.

-Eso significa que volveremos a ver a Ivan ¿verdad?- Gregori también sonrió, y ambos continuaron su camino hacia el despacho de su jefe.

Sanja Mirkovic, 24 años

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