Razones para ir a la iglesia. En la Policía Militar muchos de mis compañeros me decían de todo para que me uniera al culto de las murallas.
¿Acaso no podían entender mi punto de vista? ¿No podían respetarlo? Día a día miraba más allá, hacia Rose, hacia María. Incluso me atrevía a dejar que mi mente soñaba con aquello llamado océano. Nacimos y crecimos bajo las sombras de estos muros de piedra, y durante mi estancia en aquél grupo, me insistían una y otra vez, y casi me obligaban a agradecer la protección que recibiamos.
¿Protección? Estábamos encerrados, como pájaros en una jaula. Nos tentaban con un cielo azul, brillante. Con comida en abundancia, y con palabras de seda que regalaban a nuestros oídos. Pero nunca mintieron. No era mas que su propia ignorancia la que hablaba.
Por ello, solo pude agradecer aquella misión en la que le conocí. Supo abrirme los ojos, y supo respetar y escuchar mis pensamientos. Esa persona se convirtió en mi pilar, en mi referencia...y ahora ha desaparecido como el polvo entre mis manos...
Sanja Mirkóvic, Shingeki no Kyojin