Yo quisiera poder proteger a la gente que aprecio. Las cosas se han desmadrado, y todo desde aquél momento que Xabier apareció en la universidad.
No sé que hacer, ni tan siquiera sé como sobrellevar todo esto. Procuro sonreír a todos, hacerles ver que soy fuerte, pero a medida que pasa el tiempo, mi límite se sobrepasa. Por las noches solo puedo llorar, lamentando las pérdidas, procurando que nadie más me vea.
Para ellos soy una luz, soy una luciérnaga que brilla, dándoles esperanza en esta situación tan pesimista.
Solo cuando nadie me mira, me permito llorar, me permito derramar las lágrimas que se han quedado en mi corazón día tras día...
Flare Pemberton, 19 años, El vuelo de la luciérnaga