Capítulo 6.

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Me levanto a la mañana siguiente, notando un cambio. Algo es diferente. Y hace mucho que no me sentía así. Me cuestiono, confundida, ¿qué es lo bueno? ¿cuál es mi ilusión de hoy? Y en mi mente, lo único que veo son unos ojos negros, con expresión intimidante.
Tomo un respiro. Esto es raro. Nunca he tenido novio, solo un par de chicos aquí y allá. Igual, nunca he besado a nadie. Supongo que me gustaría esperar a algo serio, y se que muchas veces es difícil de alcanzar en esta edad.
Lo que me extraña es que hace mucho que no me sentía así.

Tengo un sistema básico de supervivencia. Suelo tener siempre una ilusión, un motivo, una razón por la que sepa que el día es bueno. Todos lo son, porque se que estoy viva, pero aún asi. El caso es que lo llamo silver lining. Se traduce como "esperanza" o algo así. El punto es que yo lo veo como un "salvavidas" Obviamente no es como que me salve la vida, pero si me ayuda a vivirla feliz.
El punto es que hoy tengo esa sensación de algo. Tengo el sentimiento de que hoy será bueno, porque veré a personas que quiero ver.
Bueno. A una persona.

Llego a la escuela un poco tarde. Siempre me pasa cuando me duermo diez minutos más.
Lo único que hago es entrar al salón con discreción. No puedo evitar sentir ese nerviosismo y ya me estoy cansando de ello. Pasan los primeros períodos y todo va normal. Hasta el almuerzo.

Hay un círculo de gente, agrupada viendo o animando algo, en este caso. Supongo que los prefectos tienen junta a esta hora, pues no hay ninguno a la vista. Busco a Leah a través de la multitud, pero me sorprende no verla. No sé de que se trate esto, más se que no es bueno.
Me acerco al grupo de gente y me paro en puntitas para ver lo que todos ven. Primero veo a Marian. Sé que es ella por su oscura cabellera y postura baja. Es muy tímida y callada, no se mete con nadie. Pero eso a nadie le importa. Está sentada en el piso, con su almuerzo desparramado a sus pies.
Luego veo a Andrea. Está de pie, con su posición de acosadora. Es intimidante, y no mide más de 1.60. Siempre se ha caracterizado por molestar a todo el que se deje. Muy pocos lo saben, pero sus papás están divorciados. La entiendo, y siento simpatía por ella, enserio. Pero no ahora. Atrás de ella están su grupo de amigas y amigos. Veo lo que pasa.

-Vaya, vaya. Otra vez ésta tonta. ¿Qué nadie le dijo que aquí no es una escuela para raros? -dice Andrea, con su sonrisa malévola. Empiezo a empujar a través de la gente para pasar.
-De acuerdo, rarita. Vamos a ponerte guapa. -Agarra una lata de refresco, y se lo que va a hacer.
No me gusta llamar la atención. Pero tampoco me gustan las injusticias. Y si pudiera haberme quedado en mi lugar e irme, lo hubiera hecho.

Pero no puedo.

Un segundo estoy viendo desde afuera, y después estoy entrando en escena, agarrando con fuerza la muñeca de Andrea, tratando de desviar la soda, protegiendo con mi cuerpo a Marian. Bajo su mano con fuerza, pues está poniendo demasiada resistencia, y de repente solo veo como el refresco cae hacia su top sin mangas.
Sigo conmocionada y aturdida por lo que acabo de hacer. Encuentro mi voz desde algún lugar.
-¡Déjala en paz, no te está haciendo nada! -digo con mi voz más autoritaria posible.

Sigo buscando mis palabras cuando su mano se impacta con fuerza en mi mejilla.

Hubiera caído hacia atrás. Pero obviamente alguien ya estaba sosteniendome.



Hold Me Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora