- ¿Qué? - mi voz sale en un hilo, frágil. - ¿Qué quieres decir?
Contengo la respiración mientras aguardo su respuesta.
- Lo he intentado, Alex, y lo sabes. - pasa su mano por su cabello, después de soltar un suspiro cargado de frustración. - Todos lo hemos hecho, para ser honestos. Tal vez por eso Leah se está alejando. No busco justificar a mi hermana, pues sé que ella se ha aprovechado de la situación, pero aún así. - sus ojos chocan con los míos, mientras mi mente no deja de pensar "¿de qué rayos va todo esto?" - Además, no quiero sonar patético, pero no es justo, Alex. Ni para ti, ni para mí. Sigo tratando de alcanzarte, pero cada vez te alejas más. - su expresión de abandono me aterra, mientras me estremezco bajo mi sudadera - Se me están acabando las ideas.
No necesita decírmelo: está escrito en su cara. De repente, me gustaría ser capaz de recitar una buena respuesta digna de una película romántica o alguna cosa parecida, pero lo que sale de mi boca es todo lo contrario.
- Yo... No sé que decir, Aiden. - mi voz suena incómoda, pero solo expreso la verdad. Puedo sentir en mi alma lo ridícula que probablemente sueno, pero bueno, no es cómo si pudiera cambiarlo.
- Podrías empezar con la verdad. Lo que sientes, en realidad. - Tan educado como siempre, me ofrece una solución relativamente sencilla. No para mí, pero sencilla de todos modos. - Enserio, ¿qué es eso a lo que tanto temes?
A las serpientes. Los criminales. La oscuridad. Y claro, a el vacío que sé me esperará si entrego todo de mi misma.
- Es que, no le veo sentido a todo esto. - comienzo, y por alguna razón, ya no me puedo callar. - Simplemente, no puedo hacerlo. Soy incapaz de exponerme a mi misma a todo el riesgo, otra vez. - me mira, con una emoción indescifrable en sus ojos - Por que lo he hecho. He dado todo de mí, he confiado en las personas, he puesto mis sentimientos en juego. Confíe como la niña que debía de ser en mi padre, y se fue.- abrazo mi repentina valentía, con orgullo -. Hago cosas por los demás, tal vez esperando algo mínimo a cambio, pero al final del día no tengo nada. ¡Quedo vacía! Entonces ya estas enterado. Simplemente estoy aterrada, y emocionada y asustada de este mundo y de la facilidad que tienen las personas de causar daño. Y si, sé que eso es de lo más tonto que se ha oído en la historia, pero aquí estoy, diciéndolo como la tonta que soy, y tu, por alguna razón sigues escuchándome. Lo cual, honestamente me sorprende, pero tu siempre lo haces.
Termino mi monólogo, y de repente, sucede. Entonces su cuerpo está más cerca, y terriblemente más lejos, y puedo sentir su aliento mezclándose con el mío, y deseo con todas mis fuerzas oler bien, y todo lo que quiero es acortar el espacio que hay entre nuestros rostros, espacio que el ha impuesto debido a la prisión que forman sus manos a ambos lados de mi cabeza.
Su frente se reúne con la mía, y puedo oír nuestras respiraciones, ambas rápidas y superficiales. Me encojo ante el efecto que tenemos ante el otro y espero por que pase, algo, - lo que sea - y sigo esperando...
Pero no pasa. Y abro mis ojos, que no sabía se habían cerrado por voluntad propia, mientras mi corazón late desbocado contra mi pecho, y mis manos yacen a mis costado, indecisas sobre que rayos hacer a continuación.
Espero eternamente, aprovechando para tranquilizarme, los dos en la misma posición, hasta que su voz me asusta.
- Dios, Alex, juro que podría besarte en este momento. - se acerca todavía más, mientras mi cerebro procesa de a poco lo que acaba de decir, siendo testigo de la clara lucha que de está dando lugar en su interior. Entonces oigo el engranaje en mi mente haciendo clic, y...
¿¡Qué demonios está esperando?! ¿¡Acaso quiere matarme?! ¡Está loco! ¿¡Y qué rayos le pasa a la vida hoy!?
Decido que he tenido suficiente, y mis manos de elevan, aferrando sus hombros, y me preparo. Abro mis labios, y mis pestañas casi revolotean al cerrarse, y todo es un masa borrosa de sensaciones que no paran, y estoy lista, más que nunca en mi vida...
Mi celular suena furioso y ávido de atención en la bolsa dé mi pantalón, y de repente el frío me envuelve, al notar que Aiden pone una distancia extremadamente tortuosa entre los dos.
Me doy un momento para maldecir en voz baja, mientras contesto.
- ¿Hola? - ni si quiera oculto la hostilidad de mi voz.
- Alex, qué alivio. ¿Están bien? Le hemos llamando a Aiden mil veces, pero no contestaba, y estábamos realmente preocupados. - me retuerzo ante la voz aguda de Leah a través del auricular. - ¿Dónde están? ¿Están bien?
Me giro y localizo a Aiden a unos metros de mí, observando como la gente empieza a llegar, con sus hijos. El parque se empieza a ver más vivo, y decido que me encanta.
- Todo bien. ¿Qué pasó?
- Estamos en casa de Cecilia, y pobre, está realmente asustada. Solo necesitamos más apoyo. ¿Creen poder venir?
Ruedo los ojos y suspiro.
- Ya vamos para allá.
Cuelgo y me detengo por un momento. Mi vista se posa en mi humano favorito - del momento - y me deleito con su aspecto.
De acuerdo.
Camino decidida hacia el, dándole tiempo para voltearse y ver mi cara. Me conoce, por lo que unos pocos metros antes de que yo llegue frunce ligeramente el ceño.
- ¿Eran ellos? ¿Pasó algo? - unos pasos más - Supongo que deberíamos irnos ya. Iré al...
Antes de que pueda protestar, acerco su rostro al mío, y lo veo estremecerse mientras choco mis labios contra los suyos, sin un maldito previo aviso.
Al fin, Alex. Al fin haces algo bien.
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Hold Me Down.
Teen FictionSi me quieres preguntar de qué va esto, no lo hagas. Porque eso es algo que nosotros no sabemos. Somos títeres, personajes, y solo nos movemos y actuamos conforme ella quiere. ¿Quién es ella? Tal vez deberías mirar arriba. -- copyright --