— No me invitaste a mí en directo, así que realmente no cuenta.
Cierro la puerta del coche de Aiden después de adentrarme en el, arreglando mi cabello alborotado debido a la fría brisa que cubre la noche. Afortunadamente Aiden accedió a traerme a mi casa, después de que lo convencí de que no era justo asistir a mi primera cita no oficial sin vestirme correctamente. El se mostró un poco burlón al respecto, pero por todos los cielos, el se vería bien en pijama, así que supo que no podía discutir conmigo en esto.
– Mentiras. Te lo dije directamente, pero había más gente alrededor. Ellos se enteraron al mismo tiempo que tú, si, pero tu cara de sorpresa valió la pena. — su sonrisa ilumina parte de la carretera delante de el, mientras inconscientemente desliza su mano a través de su cabello.
Me relajo en mi asiento, permitiendo que un cómodo silencio se establezca entre nosotros. Mis ojos siguen las luces de los coches que transitan la avenida mientras oigo su voz de nuevo.
— ¿Como te fue con Jason? ¿Hicieron algo en especial? —me pregunta, su voz teñida de una genuina curiosidad. Le cuento brevemente sobre la visita al cementerio, el consuelo que Jason y yo nos brindamos el uno al otro, y la cálida resignación que vino después.
— Es decir, nos va a seguir doliendo. A todos – explico, con voz suave – pero creo que tenemos que seguir adelante. No tenemos verdaderamente otra opción. Nos vemos en la obligación de intentarlo. Por ella. Por todos los que ya no pueden hacerlo.
Despego mis ojos de la ventana, y éstos se reúnen con un par oscuro. Aiden me mira, un brillo conocedor en sus ojos, y toma mi mano. Siento la calidez de su toque envolver mis sentidos, y me permito disfrutar de ello. Porque no se cuánto va a durar esto, pero estoy segura de que quiero vivirlo al máximo.
Y lo hago. Ambos lo hacemos.
– Bueno, basta de misterios. ¿A donde me llevas? — pregunto, una leve risa nerviosa abandonando mis pulmones. A su falta de explicación o especificación de lugar, me dispuse a usar algo sencillo, quedando como resultado unos jeans ajustados con una camisa de tirantes negra, junto con una sudadera gris y unos converse del mismo color. Observo el perfil sonriente de Aiden mientras estaciona el coche, repentinamente arribando a nuestro destino.
– Compruébalo por ti misma.
Sus palabras son lo último que oigo mientras abandona el vehículo, y yo me dispongo a hacer lo mismo. Cierro la puerta tras de mi, y entonces empiezo a reconocer nuestro entorno.
Aunque bien me gustaría no haberlo hecho.
— ¿Un parque de diversiones? De ninguna manera. — mis palabras salen atropelladas, con un tono temeroso en ellas. No es mi intención ser grosera, pero no puedo evitar querer golpearlo por traerme aquí.
Su brazo me rodea, obligándome a despegar la mirada del conjunto de juegos mecánicos y luces coloridas que se extiende ante nosotros. La brisa nos rodea, helada y sin importarle el miedo que acaba de florecer en mi pecho.
— Verás, Alex; sé que me quieres matar en este momento. Sé que también querrás hacerle daño a Leah por contarme este detalle tuyo, sobre tu miedo a éstas cosas en general. — sostiene mi mirada con determinación – Pero quiero hacerte entender algo. Tu no le tienes miedo a las alturas. Ni si quiera temes la velocidad con la que operan estos juegos. Tienes temor hacia tu propio miedo. Eso es algo que te impide hacer la gran mayoría de cosas que quieres hacer. — su brazo me abandona, pero su mano capta la mía antes de que el frío me envuelva con totalidad. — Pero vamos a cambiar eso ésta noche, ¿de acuerdo?
Realmente no espera mi respuesta mientras empezamos a caminar.
Mis pasos son vacilantes sobre el suelo terroso mientras hacemos nuestro camino hacia la entrada. Aiden me guía a través del conjunto de gente y niños que se arremolina en la zona de taquillas, después de conseguir nuestros boletos. Trato de deshacer el nudo que se forma en mi pecho, mi respiración saliendo en cortas ráfagas. Creo que Aiden puede notar mi inquieto comportamiento, debido a que me lanza una mirada y me aparta del flujo de gente que hace su camino junto con nosotros.
— Alex... —comienza, mi nombre saliendo como un poema de sus labios. Sus ojos me consumen, y de repente el es todo lo que veo. — Eres tan valiente... El único problema es que tu eres la única que no lo sabe. —sus manos acunan mis mejillas en un gesto cálido, su frente apoyada en la mía. — No puedes vivir asustada toda tu vida, porque te pierdes de las cosas, incluso las buenas. Así que has esto, ¿de acuerdo? Quitate ese miedo. Sé valiente... Por mí.
Sus palabras encienden algo en mi interior, como si de un interruptor se tratara, haciéndome inhalar audiblemente. Asiento, convencida de que por el haría todo lo posible, si me lo pidiera. Me besa en la frente, una sonrisa pegada en su boca y de repente estamos haciéndolo. Estamos en una cita, y el me está ayudando a pegar todos los fragmentos de mi misma que necesitan ser pegados.
Y yo se lo permito.
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Hold Me Down.
Teen FictionSi me quieres preguntar de qué va esto, no lo hagas. Porque eso es algo que nosotros no sabemos. Somos títeres, personajes, y solo nos movemos y actuamos conforme ella quiere. ¿Quién es ella? Tal vez deberías mirar arriba. -- copyright --