Capítulo 10.

48 4 3
                                    

Llegamos a la casa, donde al parecer será la fiesta. No soy de ir a muchas, algunas veces Leah me ha invitado, y solo voy para complacerla. Pero la verdad no son mi estilo. El lugar está repleto de gente y de repente siento un poco de miedo, ya qué, ¿qué dirán cuando me baje del coche de los chicos nuevos? Es un pensamiento que ignoro, pero está ahí. Decido que no cambiaría a quienes están dentro de este coche por los de afuera.

Me desagrada la idea de no ir a una fiesta con Leah, pero ella me había dicho que tenía planes. La compensaré después.

Aiden apaga el coche y Luke saltando desde atrás grita: "¡Vamos!" Me da risa su entusiasmo. Suelo ser así cuando estoy en confianza, como ahora. Pero siempre he pensado que esa es una faceta que oculta algo. Que nadie nunca me ha visto como realmente soy.

Los chicos se bajan. Lo mismo hago yo. Me reúno con ellos al lado del coche, puedo sentir las miradas de todos. Decido que no me importa.

-Bueno, vamos a buscar comida. Si nos perdemos, -comienza Cecilia, riendo- nos vemos todos aquí en el coche, a las 10:30. Claro, si se pone aburrido. Si no, los veo el otro año.

-Tranquila, chica. Pero es cierto. -de repente voltea, y se ve muy entusiasmado de ver a un grupo de chicas y chicos. Jala a Cecilia y se van con un "¡Los vemos después!"

Los veo marcharse, tan despreocupados de la vida. Son geniales. Su felicidad es incluso contagiosa.

-¿Conoces a esta gente?- me sorprende Aiden, con su voz grave.

-No exactamente. -le contesto- los he visto en la escuela, pero realmente nunca les he hablado.

Mira hacia mi, y me contesta.

-Dado a que no conocemos a nadie, ¿te gustaría ir a caminar conmigo? Sólo por aquí cerca. -me dice.

Iría con el a donde quisiera, pero eso no se lo voy a decir.

Es una colonia muy bonita, a decir verdad. Las casas se ven imponentes en la oscuridad, mientras pasamos al lado de ellas. La calle está oscura, y el aire gélido se estrella con nuestras caras. Sin embargo, no tengo frío. Tiemblo solo por el chico al lado de mi.

-Bueno. Cuéntame de ti. -me pide, mirándome de reojo. Me aclaro la garganta y meto mis manos en los bolsillos de mi sudadera. Comienzo.

-No hay mucho que saber. Tengo 16, mis papás están separados, tengo un hermano que inició la Universidad hace unos meses. Me gusta leer, amo la música. Algunas veces escribo, pero no soy tan buena en ello. Incluso, a veces me avergüenzo de mi misma leyendo lo que escribo. -termino de contarle.

-¿Escribes? Yo también lo hago. Más que nada, me gusta escribir poemas. Me baso en lo que he visto, en lo que siento y en los libros y la música que escucho. Me relaja y me hace sentir cómodo en mi propia piel, ¿entiendes?

Lo hago.

Miro mis manos, están heladas por el frío. Trato de frotarlas para recuperar algo del calor.

No me doy cuenta cuando se para enfrente de mi y toma mis manos entre las suyas.

-¿Tienes frío? -susurra.

Está muy cerca, y veo como su aliento sale en forma de nubes blancas. Siento mi corazón latiendo en mi pecho, cosa que no sentía desde que hacíamos ejercicio en educación física.

-Un poco- digo con voz ahogada. Veo como ve mis manos. De repente deja caer una mano, pero no suelta la otra. Volvemos a caminar, agarrados de la mano.

Estoy gritando por dentro. Quiero reirme, mucho. La situación es tan rara para mi que empiezo a reirme a carcajadas.

-¿Qué? -me pregunta, esbozando una sonrisa.

No puedo parar de reír ahora, así que mr doblo sobre mis rodillas, y al ver que el sigue tratando de ver qué es lo gracioso, me echo a reír más.

-¿Es mi cara, no? Rayos, lo sabía. Siempre lo he sabido, pero lo había ignorado. -me dice, jugando

Tomo un respiero y arreglo mi pelo antes de contestarle.

-Es que es muy raro para mi, ¿sabes? No había hecho eso con nadie. Oh, espera miento. Lo hice en kinder, lamento decirte que no eres el primero al que le doy mi mano. -le contesto riéndome.

-Rayos, Alex. Quería serlo. Ahora iré a mi casa y lloraré. Luego haré un poema acerca de tu traición. Nada personal. -me dice, viéndome con una expresión cariñosa.

Solo puedo reírme más. Finalmente me doy cuenta de lo que acaba de pasar. Acabo de soltar su mano. Y luego me reí como loca.

No puede ser.

Creo que ve mi arrepentimiento ya que, solo me mira divertido y vuelve a tomarla.

Hago mi esfuerzo por no estropear esto, pero aún así no puedo quitar la sonrisa de mi boca.

Hold Me Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora