Capítulo 23.

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Me acerco detrás de el, observándolo. Está perdido en sus pensamientos, creo yo. Finalmente reúno el valor necesario para ponerme justo a su lado.

- Estoy empezando a pensar que me estás contagiando de tus malos hábitos. - comento, levantando una comisura de mi labio. - Se te da bien escapar de la sociedad. Obviamente, al igual que a mí.

No me ve, pero sé que me escucha con atención. Lo sé porque un lado de su labio se levanta, también. Es bonita ésta vista suya, con el viento moviendo su cabello y su camisa, ligeramente pegándola a su cuerpo. Incluso el aire gélido ha logrado hacer que sus mejillas se tornen rosadas.

¿Cómo me veo yo? Pues no lo sé, pero dudo que mi cabello siendo ferozmente golpeado contra mi cara sea muy presentable. Hago lo que puedo para ponérmelo detrás de la oreja, pero es obvio que no da resultado.

- No estaba escapando -explica, todavía mirando hacia el frente - Es solo que quería despejarme. ¿Por cierto, estás bien? - finalmente me mira - Te has visto cansada, todo el día.

Me muerdo el labio, un poco nerviosa.

- Bueno, la verdad tuve estos sueños. No fueron pesadillas - explico - pero no me dejaron dormir. - me remuevo en mi lugar, incómoda, insegura de contarle esto, y de que el quiera oírlo - y luego, en la escuela... Andrea me buscó. Hice lo que pude para alejarme, pero me acorraló.

Hago una pausa, tratando de unir mis pensamientos.

- ¿Te buscó? ¿Enserio se atrevió a hacerlo? - me asombra la frialdad de sus ojos. Le doy un leve asentimiento, a lo que el pregunta - ¿Qué te dijo?

Ya lo dejé ir muy lejos, por lo que decido retractarme.

- ¿Sabes? Como que viéndolo bien, no importa. Tal vez...

- Lo estás haciendo de nuevo. - musita suavemente, enfrentándome. Su comentario me desconcierta, y mi ceja se levanta.

- ¿Haciendo qué? - pregunto, a medias confundida.

- No importa, déjalo. - se vuelve hacia el frente de nuevo. Mi boca se abre en sorpresa.

- Oye. - me acerco un poco más - dime. - le pido. No se voltea, y toco su brazo. - No puedes ignorarme, chico. Tienes que...

Me ve de reojo, levantando su ceja en obviedad. Finalmente lo entiendo.

Pequeño bastardo.

- ¡Bien! Ya entendí. - levanto mis manos en señal de rendición. Cruzo mis brazos sobre mi pecho, a la defensiva.

- Se me acercó y me empezó a hablar. No quería que lo hiciera, pero realmente no tuve opción. - tomo un respiro - y luego empezó a hablar de Marian. Y me dijo algo muy extraño, ¿sabes? - lo enfrento, realmente pensando en sus palabras por primera vez - algo como que ella no tuvo la culpa de lo que le pasó. Básicamente, como si nosotros no lo supiéramos. - se concentra en mis palabras - después... Como que me "advirtió".

No sé si debería contarle lo siguiente.

- ¿Advertirte? ¿Cómo? - me cuestiona. Ve mi titubeo, por lo que me presiona. - Alex.

- ¡De acuerdo! - contesto enérgicamente. - Me dijo que no me metiera contigo, porque Lisa, que es su mejor amiga, cosa que no sabía - lo digo más para mi misma - y tú, acabarán siendo la pareja del año. ¡Ya! Es todo.

Me doy cuenta que al sacar todo esto de mi pecho, me siento más ligera. Regulo mi respiración después de mi exabrupto, y después de mirar hacia todos los lados posibles, lo miro a los ojos. Tiene una sonrisa de suficiencia en su cara, y lo miro extrañada.

- ¿A que no fue tan difícil, eh? - no le contesto, pero sé a que se refiere. Y no, no fue tan difícil contarle. Ruedo mis ojos. - No fue tan malo, ¿verdad? - pregunta, acercándose.

- No. - contesto secamente. Esto es muy raro para mí. - y, ¿qué opinas?

Me observa durante unos segundos.

- Que en realidad quiere morir. ¿Por qué demonios se te acercó? - se pasa la mano por el cabello, y evito que mi boca caiga abierta. - Y lo que dijo de Marian es extraño. Y claro, no tiene derecho a hablar de ella. - exhala, frustrado - es todo muy extraño. Y absurdo.

Espero a que comente algo sobre Lisa. Pero no lo hace. Pasan otros cinco segundos, y sigue sin hacerlo. Decido que tengo que saber.

- ¿Y de lo otro? - lo apuro.

- ¿Qué? - me mira, confundido, antes de que el reconocimiento pase por su cara -¿De lo de Lisa y yo? - se ríe, como si todo esto fuera extremadamente gracioso. - ¿Qué te puedo decir, Alex? Soy realmente apuesto.

Me río, muy de acuerdo con su respuesta.

- Y extremadamente modesto, también - le complemento.
Sonríe, con hoyuelos y todo, y justo en ese momento decide apartar un mechón de mi cara. Sus manos están frías, pero su roce es suave.

- Te estoy entrenando bien. - murmura, sin apartar su mano de mi mejilla - En algunos meses tu me estarás enseñando a mí como ser abierto y comprensivo con las personas.

- Creo que eres un buen maestro - concuerdo - aunque a veces me haces enojar. Y eres un mandón.

Se ríe, largo y tendido.

- Sabes - comienzo, después de que dejamos de reír. - Cecilia se ve realmente contenta con Jason. Digo, no sé que sean - señalo - pero se ve más... relajada.

Me sigue observando cuando contesta.

- Lo hace. Solo que me preocupa un poco. Es decir, - aclara - siento que Jason es un buen chico. Pero hasta donde yo sé, ella no ha terminado su relación con Phil. Nadie quisiera que algo saliera mal, no con Phil.

Asiento, lentamente, mirando más allá de el. Supongo que esto pasa en las relaciones, y es lo que las convierte complicadas. El sentirse atado, o tener que corresponder a esa persona. Pero entonces pienso que yo no podría saberlo, y que quizás mi concepción de una relación sea errónea.

Creo que quiere acercarse más a mi, y está a punto de hacerlo cuando una voz nos sorprende desde atrás.

- ¡Alex! Necesitamos más palomitas. - chilla Cecilia. - ¡Tu también puedes ayudarla, Aiden!

- Claro, su majestad. En seguida. - grito de vuelta, y Aiden solo rueda los ojos.

Me volteo en su dirección. - ¿Recibiré esta noche ayuda de algún caballero?

Se vuelve, buscando algo con la mirada. - Yo no veo ninguno, pero puedo ayudarte. 

Después de golpearlo juguetonamente, lo arrastro al interior, y pienso que tal vez hacer palomitas no será tan aburrido como siempre. Pero, admitámoslo. Ya casi nada es aburrido al lado de éste chico.

Hold Me Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora