CAPÍTULO 20 ♡

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Taylor me llevó hasta la cafetería, recibí un regaño por llegar tarde pero no me importó, estaba feliz y nada podría estropear mi humor. Sé cuidadosa, Ana; me susurraba mi subconsciente. Estábamos tan cerca de salir que no podía darle a Jack alguna pista que pudiera alertarlo.

Caminé con la bandeja llena de tragos por el bar, comencé a repartirlos entre dos mesas y fui hasta la barra por más. Esperaba poder ver a José hoy para contarle la solución que me habían dado, no quería que se preocupara si desaparecía de repente, también quería decírselo a Malú, pero me daba tanto miedo que alguien pudiera escuchar y decirle a Elizabeth que desistí de hacerlo. José no estaba en el bar y seguramente no se aparecería por esa noche. Lo buscaría en cuanto tuviera tiempo.

Taylor se encontraba en una mesa un poco apartada sin quitarme los ojos de encima. Un par de borrachos trataron de sobre pasarse conmigo pero pude controlarlos sin su intervención, aunque vi en sus ojos la intención de ayudarme; se lo agradecí y traté de controlarme, él me recordó que era el ultimo día y eso me devolvió el ánimo.

A las tres de la mañana llegamos a la casa, Jack estaba borracho en el sofá negro, así que me dirigí al cuarto de una vez. Ted ya estaba dormido, besé su frente y me fui a cambiar.

No podía dormir por más que lo intentara, quería con todas mis fuerzas que amaneciera de una vez. Jack se había levantado y por lo visto estaba bastante despierto porque comenzaron a oírse los gemidos de Elizabeth. Odiaba tanto que los cuartos estuvieran tan juntos y que se escuchaba todo, era sumamente desagradable. -Es la última vez que aguantaras esto -me dijo mi subconsciente y con ese pensamiento me acomodé para tratar de conciliar el sueño.

Tomé la mano de Teddy en cuanto terminamos de desayunar, le había comentado a Elizabeth que lo pasaría a buscar al auto lavado cuando viniera de la cafetería. A ella no pareció importarle, pero la mirada de Jack me alertó, él sospechaba de mí. ¡Mierda! ¿Por qué le había dado por ponerse persuasivo? Suspiré, ya no importaba; ese sería mi último día en esa asquerosa casa. Salimos y comenzamos a caminar rumbo al lugar de encuentro donde sabía que me esperaba Taylor.

- ¿A dónde vamos, Ana? -me pregunto Ted al ver que pasamos el Auto lavado

-No trabajaras hoy, Ted. Iremos a ver a alguien.

- ¿A quién? Si Jack se entera de que faltamos al trabajo nos va a pegar.

-No te preocupes, Teddy. Jack no será más un problema.

Ted no protestó más y siguió caminando, aunque podía ver su cara de miedo y preocupación. Eso me reafirmó lo que ya sabía de sobra, lo mejor que podía hacer era aceptar la propuesta de Christian. Taylor ya nos estaba esperando cuando llegamos al lugar, Ted abrió la boca al ver el auto y me miró asombrado, mientras yo le sonría y saludaba a Taylor.

-Buenos días, Taylor.

-Buenos días, Señorita Steele.

-Este es Ted -le dije a Taylor, mientras colocaba mis manos en los hombros de Teddy, quien estaba enfrente de mí-. Teddy, él es Taylor, un amigo

Taylor se agachó a su altura, le sonrió y le dio la mano. -Mucho gusto, hombrecito.

Teddy le devolvió la sonrisa y le correspondió estrechándole la mano. Después nos abrió la puerta del Audi y ambos nos embarcamos. Teddy estaba muy pegado a mí y miraba el auto con desconfianza. Le acaricié la cabeza y le susurré que todo iba a estar bien.

Taylor estacionó frente a una lujosa cafetería de dos plantas, nos abrió la puerta y me deseó suerte, asentí en respuesta brindándole una sonrisa. Al entrar una de las meseras se acerco a mí.

- ¿Está aquí para ver al señor Grey?

-Así es.

-Sígame, la está esperando.

Ted se aferró a mi mano y con el corazón latiéndome a mil por hora seguí a la mesera. La sola idea de pensar que Christian y Teddy se conocerían me emocionaba y no sabía por qué. Él nos estaba esperando en una de las mesas que estaban cerca de la ventana, se levantó y caminó hasta nosotros al vernos, tenía un toque informal con esos jeans, la camisa blanca y la americana gris. Estaba tan guapo que quitaba el aliento, era un hombre impresionante. Se acerco a mí y me dio un beso en la frente.

-Muchas gracias, Victoria -le dijo a la mesera.

-A la orden señor... ¿Desean algo para tomar?

-Tráeme un café, un té para la señorita y... -Miro a Teddy, quien estaba aferrado a mí y sonrió-. Un helado de vainilla para el niño.

-En seguida, señor.

Victoria se alejó de nosotros y Christian nos guió hasta la mesa, me haló la silla para que me sentara mientras Teddy se sentaba a mi lado, él tomo asiento delante de mí. Christian miró a Teddy, que se volvía a aferrar a mi mano y yo me obligué a dejar de mirarlo a él y hacer las presentaciones.


"RENACER" by: DaniCaro10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora