Amaba cuando me llamaba así, me hacía sentir que le pertenecía y que tenía un lugar en su vida. Me abrace a él y besé su cuello, mientras recorríamos el camino hacia nuestra habitación. Él gimió cuando comencé a succionar el lóbulo de su oreja.
—Eres una chica traviesa, Anastasia.
—Solo cuando estoy contigo.
—Así me gusta... —sonrió de medio lado—. Eres mía.
Me dejó en el piso en cuanto llegamos a la habitación, me acarició los brazos lentamente mientras bajaba su rostro para besar mi cuello. Suspiré de satisfacción mientras el trazaba con su lengua un camino hasta mi hombro; amaba la sensación de sus labios sobre mi cuerpo, era mejor que la mismísima gloria. Respiré profundo en cuanto sentí sus manos deslizar el cierre de mi vestido y lo hacía resbalar por todo mi cuerpo, dejándome solo en bragas y mis sandalias de tacón.
Christian se apartó un poco de mí y estiró su mano para tocarme. Sin dudar, la tomé y él me ayudo a salir completamente de la prenda,la cual quedó totalmente olvidada en el suelo. Me miró durante unos segundos que me parecieron una eternidad y, aunque las ganas me mataban, no me cubrí.
—Eres hermosa, Anastasia... —gimió—, una verdadera diosa.
Luego se quitó el chaleco y lo lanzó al suelo, se deshizo de la corbata de lazo y se sentó en la orilla de la cama. —Quítate las bragas—ordenó. Yo obedecí en seguida y me deshice de ellas. Él estiró la mano y tomó la mía—. Ven aquí...
Obedecí otra vez y caminé hasta él sin dudarlo. Él continuó:
—Separa las piernas—pidió con voz ronca—. Eso es, sostente de mis hombros.
Una vez que lo hice, sus manos comenzaron a vagar por mis piernas. Gemí cuando sentí sus labios en mi abdomen dejando un camino de besos hasta mi vientre. Él posó una de sus manos en mi cadera y la otra entre mis piernas. Siseé cuando comenzó a frotar mi clítoris con su pulgar,no pude evitar soltar un gritillo cuando él metió su dedo índice en la entrada de mi intimidad.
—Estás tan lista, Ana.
Su dedo entró en mí mientras su pulgar continuaba trazando círculos en mi clítoris, Gemí cuando comenzó a mover su dedo dentro de mí y más tarde otro acompaño al primero, el placer cubrió cada parte de mi cuerpo mientras sentía mi vientre tensarse.
—Christian...
—Déjate llevar y vente para mí, Ana...—exhaló él.
Eso fue lo que hice, me dejé llevar por todas las sensaciones que experimentaba en ese momento y eché la cabeza hacia atrás, gimiendo fuertemente en un explosivo y poderoso orgasmo. Él era un gran amante, aunque no tenía con quién compararlo y no quería tenerlo tampoco.
—No sabes lo hermosa que eres cuando te corres.
Me sonrojé y él estallo en risas, era algo tonto sentirme avergonzada cuando acababa de tener su mano entre mis piernas, pero no podía evitarlo. Él se levantó de la cama y comenzó a desabrocharse la camisa, dejando a la vista su perfecto y definido torso; luego me llevó hasta la cama y desabrochó mis zapatos, dejando un beso en cada pie y deshaciéndose de su pantalón para meterse en la cama conmigo.
Se estiró hasta la mesita de noche y sacó un pequeño paquete plateado; una vez que estuvo listo, lo sentí acomodarse entre mis piernas y entrar en mí con una potente envestida. Jadeé ante la sensación de tenerlo dentro, era increíble como encajábamos.
Pronto comenzó a moverse lentamente y mi cuerpo comenzó a seguirle el ritmo. En seguida encontramos el compás que nos daba el máximo placer a ambos. Christian tomó uno de mis senos con su boca, mientras aceleraba sus movimientos y sin notarlo, me encontré gimiendo y jadeando, sin poder controlar las sensaciones que se acumulaban en mí. Unos segundos después, el orgasmo me golpeó con todas sus fuerzas. Sentí a Christian gemir y supe que había llegado también.
—Eres increíble, Ana.
Dudaba que fuera verdad, el único que se ocupaba de darle placer al otro era él, pero estaba tan cansada que no tenía ánimos de discutir. Sonreí, él me besó en la frente y salió de mí con cuidado.
Nos acomodamos en la cama y, aunque quería hablar con él de muchas cosas, como preguntarle acerca de su vida y de su romance con Leila, solo dejé que me sostuviera en sus brazos y me recargué en él.
Mi lugar perfecto era en los Brazos de él.
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No podía dejar de rodar mis anillos de matrimonio y de compromiso en mi dedo, los nervios estaban matándome. Estaba sentada en la parte de atrás del Audi negro, mirando a los estudiantes caminar y conversar animadamente, mientras esperaba la hora de salir. Christian había tenido que salir para una importante reunión y no me había podido acompañar, lo echaba de menos, quería tenerlo conmigo para sentirme tranquila.—Todo estará bien, Señora Grey—me tranquilizó Taylor desde el asiento del conductor—. Tiene que darse prisa o llegará tarde.
Asentí, pero no me moví. Necesitaba solo un momento más para calmarme; Taylor pareció entenderme, porque no me dijo nada más. Respiré hondo varias veces, buscando el valor para salir del auto que era mi protección. No le temía solo a las clases, sino al hecho de que, esa mañana, mi cara y mi nombre habían aparecido en los periódicos de toda la ciudad. Eso no ayudaba mucho, de hecho no ayudaba en nada. Lamentablemente, no podía quedarme toda la mañana encerrada en el auto, aunque la idea me gustara de sobremanera, así que me arme de valor y tomé aire para abrir la puerta.
Me despedí de Taylor y caminé lo más tranquila que pude hasta el edificio. No quería que pensaran que estaba nerviosa y ser presa fácil de cualquier persona sin compasión, Christian me había advertido que me encontraría con gente falsa e hipócrita en ese lugar, como en todos lados, pero las cosas eran diferentes para mí. Tenía el apellido de Christian y eso atraía más a las personas incorrectas.
Caminé con la mayor seguridad que me era posible mostrar e ignoré las curiosas miradas que me dedicaban en el camino. El murmullo no se hizo esperar, seguramente me habían reconocido, pero yo no iba a parar hasta llegar a la oficina del Decano.
Christian me había dado instrucciones de cómo llegar al lugar, por lo que no debía ser un problema. Gracias a dios, no me perdí; no quería llamar más la atención deteniéndome a pedir direcciones. Entré a una pequeña salita con muebles marrones y divisé, al fondo, un escritorio de vidrio conuna rubia hablando por teléfono. Aguardé unos minutos a que ella terminara de hablar.
—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó con el ceño fruncido, mientras colgaba el auricular.
—Soy Anastasia S... Grey —dudé—. Tengo una cita con el Decano.
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UN NUEVO CAPÍTULO
HOLA LECTORAS NUEVAS....... Y LECTORAS FANTASMAS VOTEN..... YO SE QUE AHÍ ALGUIEN AHÍ LEYENDO LA HISTORIA.... Y ME GUSTARIA MUCHO CONOCERLAS, AUNQUE SEA VOTEN......
¡GRACIAS!
PD. VOTAR Y COMENTAR35 VOTOS Y 20 COMENTARIOS, DESDE AHORITA HASTA MAÑANA Y SIGO..................
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"RENACER" by: DaniCaro10
Fiksi PenggemarPROLOGO: Anastasia, una joven, que le toco vivir una atormentada niñez. Pero ve la vida con optimismo, pensando que todo mejorara y podrá llevar una vida tranquila y feliz. Tuvo que aguantar los abusos de un hombre. Todo cambia cuando conoce a Chr...