Eran las seis de la mañana cuando me desperté, Christian no se encontraba en la cama, pero pude escuchar el ruido de la regadera desde el baño. Me sonrojé ante el recuerdo de lo que había pasado la noche anterior. Era extraño pensar que ya no era virgen y que me había entregado a un hombre que apenas conocía, pero que me hacía sentir como nadie.
Él salió del baño con la toalla en la cintura, su cabello cobrizo aún goteaba por la ducha, me sonrió y se acercó a mí plantando un beso en mis labios.
- ¿Cómo amaneciste? -Su sonrisa era brillante y contagiosa.
-Muy bien, gracias.
- ¿Te duele?
Me sonrojé, pero al moverme sentí una molestia. -Solo un poco.
Él asintió y se fue hasta el closet para sacar su ropa, yo tomé el albornoz y me cubrí. Cuando me levanté sentí una pequeña punzada en mi vientre, nada del otro mundo pero algo molesta. Me giré hacia la cama y vi una pequeña mancha de sangre, señal de que había perdido mi virginidad. - ¡Oh, mi dios!
-Ve a bañarte, le diré a Gail que cambie las sábanas.
Me metí al baño no queriendo pensar en la vergüenza de que Gail viera las sabanas y supiera lo que había pasado entre nosotros. Una vez que estuve lista, caminé hasta el cuarto que era mío en busca de la maleta que había traído con mi antigua ropa, pero no estaba por ninguna parte. Registré todo el cuarto pero no la encontré.
No podía tardarme mucho, Christian estaría listo en unos minutos, así que tomé algo de mi nueva ropa: un jean con una franelilla y una americana blanca, zapatos altos y un pequeño bolso. Me cambié rápidamente, cuando salí Christian ya me esperaba en la barra para desayunar.
-Buenos días, Gail.
-Buenos días, Ana.
- ¿Sabes dónde está la ropa que traje?
-Yo la mande a botar -respondió Christian mientras se llevaba un trozo de fruta a la boca
- ¿Qué? ¿Por qué?
-No tienes que ponerte esa ropa más. Mereces lo mejor, Ana. Deberías vestirte solo con ropa de marca, no con eso.
-No debiste tomar esa decisión, esa ropa era mía.
-Lo sé, por eso la boté. No ibas a dejar de ponértela, así que lo hice sin que lo notaras.
Me mordí el labio para no seguir discutiendo, tal vez tenía razón, no podía ir vistiendo harapos por ahí mientras llevaba su apellido, aunque al menos él debió haberme consultado antes. Bien, él era Cristian Grey, no preguntaba nada a nadie.
Después del desayuno, Taylor me llevo a la cafetería. Antes de bajarme me incliné para darle un pequeño beso a Christian en los labios. Él sonrió.
-Que tengas un buen día en la oficina.
Christian tomó mi rostro entre sus manos y me dio un beso corto pero profundo. - ¿Traes la Blackberry?
Asentí. -Iré a recoger unos papeles en la oficina, atender a un Cliente y vendré a buscarte, trabajaré hoy desde la casa.
-De acuerdo.
Me despedí de Taylor y entré a la cafetería. Todas las miradas estaban fijas en mí, estaba segura de que era por la ropa. Extrañaba mi antiguo vestuario y pasar desapercibida. Me senté en una de las sillas de la barra ante las miradas atónitas de Donna y Mila.
-Buenos días -dije conteniendo la risa por su expresión.
-Ana, estás irreconocible. Pareces la esposa de un millonario.
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"RENACER" by: DaniCaro10
FanficPROLOGO: Anastasia, una joven, que le toco vivir una atormentada niñez. Pero ve la vida con optimismo, pensando que todo mejorara y podrá llevar una vida tranquila y feliz. Tuvo que aguantar los abusos de un hombre. Todo cambia cuando conoce a Chr...