CAPÍTULO 81♡

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Christian

—Christian... tienes que tratar de calmarte, no vas a lograr nada así.

La voz de Flynn era calmada y me decía la última cosa que quería oír. Esa maldita frase era como un jodido mantra que todos querían meter en mi cabeza. Mi padres, mis hermanos, hasta los mismos amigos de Ana... pero ellos no entendían que no podía calmarme hasta que no tuviera a Ana conmigo, mis hijos eran la única cosa que me mantenía cuerdo.

No sabía porque había venido a ver a Flynn. No, de hecho si lo sabía era el único lugar en el cual podía pensar en estar. Necesitaba salir del lugar que me recordaba a Ana, no era que pudiera sacarla de mi mente en algún instante, pero necesitaba un momento para pensar y la oficina estaba más que descartada.

—No puedo estar calmado, Flynn... ha pasado una semana, una jodida semana... y... no sé nada de ella.

—Lo sé, comprendo lo difícil que es la espera, Christian. Pero haces todo lo que está en tus manos, no puedes reprocharte más por eso... tienes hasta a la interpol en esto... lamento decirlo pero no te queda más que esperar.

Bajé la cabeza en signo de rendición. La espera era una jodida perra que se burlaba en mi cara, mientras mi esposa estaba con un maldito lunático era eso lo único que podía hacer.

Mi teléfono vibro en el bolsillo del pantalón, con un suspiro lo saqué para ver el nombre de mi padre en la pantalla. Me apreté el puente de la nariz suspirando, no podía poner un maldito pie fuera de la casa sin que alguno de mi familia me llamara para saber donde estaba, apreciaba su preocupación pero esta mierda era el colmo. Respiré varias veces para tratar de calmarme, no quería hablarle mal a mi padre.

—¿Qué pasa, papa? Estaré en casa en unos minutos.

—No, tienes que venir a la estación de una vez... capturaron al hombre que pago la fianza de Jack.

Me levanté atrapando la atención inmediata de Flynn, el rayo de esperanza creciendo dentro de mi pecho. Teníamos algo, un punto de partida y en ese momento donde la desesperación estaba consumiéndome era lo mejor que podía pedir.

No tardé mucho en llegar a la estación. Estaba seguro que había infringido todas las normas de transito posibles, pero no me importaba en ese momento lo único que quería era llegar y sacarle a patadas la información.

Mi padre y el detective Jones me esperaban en la estación. Al llegar el detective comenzó a explicarnos que lo había capturado por poseer sustancia ilícita en su auto, y uno de los policías que estaba de turno en la estación lo había reconocido y lo llamó en ese momento. No me importó mucho el cómo en ese momento, lo importante para mí era la posibilidad que él supiera donde estaba mi esposa.

El detective Jones nos guío por el lugar hasta la sala de interrogatorio. Nos quedamos frente a la gran ventana que daba un vistazo de la sala, pude ver al hombre sentado frente a una mesa, su mirada desviándose de un lado a otro mientras jugaba con el aro en su boca. Respiré hondo cruzando mis brazos, apretando mi mandíbula hasta que dolió, por más que quería entrar a ese lugar y exigirle que me dijera dónde estaba Ana me obligué a mantenerme en mi lugar.

—No me importa que delito tenga... —El detective Jones me miró con su mano en el pomo de la puerta — Dígale que estoy dispuesto a pagarle el mejor abogado, haga todo lo posible porque diga dónde está mi esposa.

—De acuerdo, Señor Grey.

El detective entró a la pequeña sala para enfrentarse con el hombre. No fue para nada lo que esperaba, si bien estaba aliviado que estuviera dispuesto a cooperar —Lo cual agradecía profundamente— No estaba preparado para todo lo que iba a decir, mucho menos para el nombre que había salido a relucir.

Leila Williams

Ella había estado implicada desde el primer momento con Jack. Según lo que había dicho el chico, Leila había contactado a Jack luego de salir de la prisión. Ella había planeado el atraco que había sufrido en el estacionamiento de su edificio, la persecución que sufrieron Ana y Kate, le pasaba información de todo lo que sabía y provoco el jodido viaje a Paris para alejarme.

—Cálmate, Christian. —Dijo mi padre cuando golpeé la pared con mi puño cerrado.

La ira que sentía en ese momento era difícil de explicar, quería tener a la maldita perra frente a mí y retorcerle el cuello. Nunca había tenido tantas ganas de golpear a nadie como a ella, y aunque nunca lo haría no dejaba de sentirlo o de que se lo merecerlo, pero eso quedaba de lado solo quería saber donde estaba mi esposa.

—¿Dónde está la señora Grey? —Preguntó el Detective Jones en la cabina.

Mi corazón se detuvo, esperando que él hablara y este maldito martirio se fuera. El chico jugó un poco más con el aro en su labio antes de responder. Alivio inundó mi cuerpo, estaban aún en el país, pero no quedaba mucho tiempo, Jack planeaba irse a Venezuela mañana por la tarde.

Aunque no nos había dado la ubicación exacta al menos teníamos una zona reducida por donde centrarnos y no andar a ciegas por todo el jodido país. Estaba cerca, muy cerca de encontrar a Ana, solo rogaba por llegar a ella a tiempo.

Anastasia:

Me tensé al sentirlo moverse a mi lado, apretó mi cintura en su brazo para apegarme más a él, me quedé quieta y cerré mis ojos para aparentar dormir, aunque sabía que era inútil... eso no lo detendría si quería tocarme de nuevo, nada lo había detenido, ni mis suplicas, ni mi llanto... nada. Un suspiro de alivio abandonó mi cuerpo cuando siguió durmiendo. Las lágrimas comenzaron a picar dispuestas a salir, pestañeé varias veces para alejarlas, no me permitiría flaquear.

Había pasado una semana, una semana lejos de mi familia, una semana de pesadilla y horrores. Volví a pestañar con fuerza, a pesar de todo lo que había pasado no perdería la compostura, no podía quebrarme. Había escuchado a Jack cuando hablaba con uno de sus cómplices decirle que todo estaba listo para partir mañana, no sabía cómo pero tenía que escaparme antes que él pudiera alejarme completamente de la esperanzar de ser libre otra vez.

No tenía muy buena noción del tiempo encerrada en esa habitación. Sabía cuando comenzaba el día cuando Jack se levantaba, salía a comprar comida —Por cómo se tardaba suponía que no estábamos tan lejos de algún pueblo—y cuando caía la noche porque era hora de dormir.

CONTINUARA...

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Maldita Leila.
Esta mejor, pero mala noticia, esta historia cada ves esta más cerca de terminar  (Nos ponemos a llorar).
Gracias!

"RENACER" by: DaniCaro10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora