CAPÍTULO 35 ♡

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Maratón (2/2)

Mi cuerpo se paralizó por completo en cuanto nuestros ojos azules se encontraron, su cara no reflejaba ninguna emoción, solo permanecía quieto y con la mirada fija en la mía. Llevé mi mano hasta mi pecho y sentí mi corazón latir tan fuerte contra mis costillas que apenas podía respirar. Los segundos pasaban y sus ojos seguían sin apartarse de los míos, la desesperación comenzó a mellar en mí al ver a mi peor pesadilla.

Él estaba allí por mí, yo lo sabía. Podía intuir que no iba a dejarme vivir en paz, aunque eso fuese lo último que hiciera. ¿Qué planeaba? ¿Qué era lo que quería? ¿Por qué demonios no estaba en la cárcel? Las preguntas sin respuestas que aparecían en mi cabeza aumentaban mis miedos, en lo único podía pensar con claridad era en Christian, quería tenerlo cerca para sentirme protegida. Necesitaba también a Teddy, debía protegerlo. Un jadeo salió de mi garganta y llamó la volátil atención de Mía.

Ella se acercó a mí al instante, sabía que me hablaba, pero no tenía idea de qué me decía; no la escuchaba, el miedo no me lo permitía. Estaba allí completamente paralizada y aterrada, con los ojos fijos en los del hombre que había destruido mi vida por largos años.

Mía me tomó por los brazos y me obligó a mirarla, su hermoso rostro lucía angustiado. No quería preocuparla, pero tampoco podía sacudirme el miedo que se apoderaba de mí. Tenía que pensar, calmarme, aunque Jack estuviera a unos metros de nosotras; tenía pánico, no solo por mí, Mía podría quedar atrapada en medio de esa situación.

-Ana, ¿qué pasa? ¿Qué tienes? ¿Por qué estas temblando? -me preguntó inquieta

-Él... él está aquí... tenemos que irnos.

- ¿Qué? ¿Quién?

La vi mirar a todas partes con cautela, buscando un rostro completamente desconocido para ella. Tenía que sacarla de ese lugar, antes de que él se acercara a nosotras, pero cuando fije mi vista en donde esperaba ver sus fríos ojos no había nadie. Miré por todos lados buscando ese rostro tan malditamente familiar, pero no hubo caso, había desaparecido entre el gentío del Centro Comercial.

Lo busqué insistentemente, pero no logré dar con él. Sin importar a donde mirara la figura de Jack no aparecía, y no sabía cómo sentirme con respecto a eso. ¿Qué pasaría si se había escondido y esperaba su oportunidad de atacarnos? O peor, ¿qué pasaría si estaba volviéndome loca y comenzando a imaginar cosas? Quizás todo había sido una jugada de mi imaginación y no valía la pena preocuparse aún. Christian no me había dicho cuánto tiempo le darían a Jack en prisión, pero estaba segura de que no podría salir así como así, la fianza debía valer una fortuna.

Por fin, me volteé para observar a Mía, quien se encontraba aún nerviosa. ¡Oh, dios! Tenía que calmarme, no quería que mi cuñada pensara que era una loca. Respiré profundo varias veces, logrando que mi ritmo cardiaco comenzara a normalizarse, mientras me repetía una y otra vez que lo de Jack no había sido más que una ilusión.

-Perdóname, Mía... No es nada... yo... solo creí ver a alguien.

Ella sonrió más tranquila. - ¿Qué tal si vamos a esa cafetería y no tomamos algo? -propuso, para relajar el ambiente entre nosotras.

Asentí y la seguí hasta el local. No quería pensar más en Jack, pero su extraña aparición (o alucinación) me tenía inquieta. ¿Quería decirme eso que aún no estaba a salvo? ¿Qué tenía que hacer para librarme de Jack completamente? Un amargo nudo se formó en mi garganta y mis ojos comenzaron a picar por las lágrimas; aspiré hondo, no las dejaría salir, ya había asustado a Mía mucho por ese día.

Cuando llegaron nuestras malteadas de chocolate -pedidas por Mía-, me decidí que debía olvidar todo lo que había visto o creído ver a un lado y continuar con el día de compras tranquilamente. Aunque no era mi actividad favorita, era bienvenida la distracción que podría brindarme. Además, debía disfrutar el día con mi cuñada.

- ¿Ya estas mejor? -me preguntó expectante.

-Sí, no te preocupes. Solo... -Comencé a jugar con el pitillo de la malteada-. Creí ver a alguien, es todo.

- ¿Al hombre que te maltrataba? -Me tensé ante su pregunta y ella lo notó-.Lo siento si te molesto... Christian nos habló un poco sobre tu pasado y...

-La verdad es que no me gusta hablar de eso... -la interrumpí, y deseé de todo corazón que no lo tomara mal.

-Sí, lo siento... ¡Qué tonta! Sé que es un tema delicado y...

-No estoy molesta, Mía -volví a interrumpirla. Quería acabar con esa incómoda conversación-.Es una etapa de mi vida que me gustaría olvidar.

-Tienes razón, lo entiendo. Quiero que sepas que... ahora nosotros somos tu familia, y que Teddy y tú ya no están solos.

Sonreí en agradecimiento, esas palabras eran muy bonitas, pero no podía tomarlas muy enserio, no en las circunstancias en las que se había dado todo. Me hubiera gustado que fuera como Christian les había contado, que nos hubiéramos enamorado y que nos amáramos hasta el infinito, porque yo comenzaba a tener fuertes sentimientos por él. Me estremecí al instante, no podía enamorarme de él ni de nadie, era un gran error.

- ¿Ya terminamos con las compras? -pregunté algo esperanzada, pero la mirada de Mía me informó que ese día sería aún más largo.

-Por supuesto que no, aún quedan cosas por comprar.

- ¿Cómo qué? Ya tenemos mi vestido y el traje de Teddy. Además de un montón de ropa y accesorios... ¿Qué más podríamos necesitar?

- ¡Vamos a comprarte unos conjuntos de ropa interior muy sexy! -Mi cara se calentó al instante, estaba segura que estaba monumentalmente roja-. Sé que le arruine la noche a mi hermanito, así que lo recompensaré como para una semana.

-Mía, no creo que...

- ¡Oh, por favor Ana! No actúes como una virgen... Será algo que disfrutarán los dos y estoy segura de que mi hermano me adorará. No se hable más, vamos por esos conjuntos.

Entonces, dejamos la cafetería con el nuevo y renovado humor de Mía. Me alegré de que el incidente con Jack hubiera quedado olvidado para ella, aunque para mí fuera difícil ignorarlo, aún podía sentir un escalofrió recorriendo mi cuerpo al recordar sus gélidos ojos clavados en mí. Me estremecí ante el recuerdo y lo ahuyenté de mi mente, no quería preocupar más a Mía.

Cuando ella dijo que pasaríamos todo el día de compras, hablaba muy enserio. Recorrimos todas las tiendas que habían en el Centro Comercial, incluso lasde ropa íntima, tal como lo dijo, me compró conjuntos para una semana. Fue el momento más largo y vergonzoso del día, no hacía más que sonrojarme ante cada prenda que ella elegía para mí.

Imaginarme vestida de esa manera frente a Christian Grey hacía que mi corazón se acelerara en demasía. No tenía la confianza para eso, mi cuerpo no era para nada como el de las mujeres a las que él estaba acostumbrado.



"RENACER" by: DaniCaro10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora