ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ.

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  En la mesa de la cocina de los Laborda, Pandora y sus familiares terminan de cenar. Ella se para con un suspiro, ya que la comida ha estado deliciosa, luego recoge los platos, con agilidad.

—Mamá, ve a descansar, yo limpiaré los cubiertos.

—De ninguna manera, yo lo haré —responde Marietta robándole los platos a Pandora y corre del comedor a la pequeña cocina.

—¡Mamá, no es justo, me distraje! —se queja Pandora golpeando el piso con el pie como una niña malcriada. Dante carcajea y anuncia:

—Ah, ambas me alegraron la noche Panda... mejor me voy a descansar. Buenas noches.

—Buenas noches Dan —se despide Pandora brindándole un beso cariñoso en la mejilla. Él le da palmadas en el hombro a John y el mismo responde:

—Descansa, mañana tenemos que madrugar.

—Como siempre Johnny, como siempre —responde Dante con un suspiro, y se marcha rumbo las escaleras de madera vieja que lo guían a su habitación.

Pandora se deja caer en la silla y suspira exhausta; sus músculos están tensos y duros, pero aún así expresa una leve sonrisa para no preocupar a su hermano mayor. John la observa con los dedos entrelazados y los codos apoyados en la mesa.

Pandora juega con los bordes del mantel:—¿Cómo les fué hoy?

—Bastante bien, nada en especial. Un día normal —contesta él sin cambiar su posición anterior. Su hermana cruza los brazos y se recuesta boca abajo en la mesa, posterior a esa acción, John inquiere:— ¿Me vas a decir lo que pasó hoy?

—¿A qué te refieres?

—¿Quién te hizo eso? —pregunta su hermano arqueando una ceja. Ella se endereza y responde:

—Ya lo dije antes; me golpeé entre las piedras, soy muy torpe. Dante mismo lo dice.

—Él lo dice para molestarte Pandora. ¿Acaso ese accidente es pelirrojo y malcriado? —murmura John cruzando los brazos.

—Pff... De ninguna manera —responde ella sonriendo inocente. Su hermano siempre encuentra problemas con el capataz, ya que él intenta hablar con el ebrio a cerca de sus hijas, pero lo único que consigue, es que su jefe le lance una botella en la cabeza.

—¿En serio? ¿no me mientes? —especula John y luego arquea una ceja— Ah sí, es cierto, estoy hablando con Pandora Laborda, la mujer más honesta, que jamás me mentiría, y que confía en mí ¿cierto?

Ella lo observa con una ceja arriba, luego murmura:

—Qué cruel eres.

Él sonríe.

—Habla.

—Ah... está bien. Sí fueron las hijas de tu patrón. ¿Contento hermano? —contesta Pandora molesta, desviando la mirada de él. John carcajea, se levanta y la rodea con sus brazos.

—Siempre me tendrás para ti Panda, pero necesito que confíes en mi... no es necesario que nos escondas nada, sabemos lo que tienes que soportar
todos los días... y eso hace que estemos orgullosos de ti. Ninguno escogió ser pobre... pero si escogemos lo que queremos ser, y cómo queremos ser. Tú escogiste ser alguien que esté siempre para nosotros, respetuosa, llena de amor, no hueca de sabiduría, y con un corazón muy bondadoso. Sabes que serás eterna siendo así Pandora, nunca cambies.

» En cuanto a lo que te pasó hoy; no te aflijas, todo pasa por una razón, una manzana no cae de un manzano sólo por que sí, cae por que estaba planeado que caiga. Mientras otras son robadas por pájaros, otras se pudren, u otras ni siquiera llegan a crecer... una cae... y eso no lo planeamos nosotros. Sólo debes aceptar lo que está planeado para ti... y yo presiento, hermana, que será algo grande. Sólo confía y espera. Tal vez el motivo por el cual naciste, está a la vuelta de la esquina.

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora