ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴜɴo. (Ⅱ)

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  Leo se encamina al árbol y toma del pié de éste, un arco color rojo, cruza su carcajo colgándolo en la espalda y luego levanta el arma diciendo:

—¡Cacemos un ciervo!

—¿Un ciervo? —Pregunta Pandora aterrada. Leo corre y se para junto a ella diciendo entusiasmado:

—¡Sí!

—Eh... está bien, ¿pero qué hace con los cuerpos de los animales que caza? —Responde incómoda. Leo frunce el ceño y responde:

—Los libero. Obviamente.

—¿Los libera? —Recalca Pandora con el ceño fruncido. Leo se encoge de hombros y dice:

—Sí, ¿qué crees que hago con los animales? Los atrapo, tomo algo de su pelaje y los dejo ir.

—Pero creí que...

—¿Los mataba? Papá dice que aún no estoy listo para eso... —Se encoge de hombros, restándole importancia— sólo debo atraparlos, pero no debo matarlos... aún.

—Ah, pues... está bien. —Murmura aliviada. Leo asiente y dice moviendo la mano:

—Vamos pues.

—Ah, sí. —Dice Pandora siguiéndolo.
Comienzan a caminar por el bosque. Leo observa el suelo con una flecha preparada. Pandora sonríe y dice:

—¿No que no los mataba?

—¿Qué? —Se voltea y observa su arco— Ah, una flecha no lo matará, no si sé dónde disparar. —Pandora asiente— Una pata es lo más recomendable, o dos, o cuanto necesite para detenerlo.

—Pero el pobre animal sufrirá. —Leo orbita los ojos nefasto— Prefiero que lo mate, para que no sufra.

El niño ríe y responde:

—Por eso no traigo chicas cuando cazo, son demasiado sensibles.

Pandora hace un puchero, con los brazos cruzados en el pecho.

—Disculpe por tener corazón.

Leo se voltea hacia ella con una mueca de diversión y le dice:

—No es nada, ya te dije, eres divertida. Me imagino que Darius se divierte mucho contigo... —La sonrisa desparece y vuelve su vista al frente. Pandora baja la mirada al suelo y dice:

—Supongo que sí, me esfuerzo por hacerlo feliz.

—Mmm, lo-lo estás logrando. —Niega con la cabeza mientras aprieta los ojos— Supongo que él será feliz, me alegro tanto por él.

Pandora siente una punzada de culpa y traga saliva, él se detiene y ella choca con él, levanta la vista y dice:

—¿Qué le sucede jo..? —Leo la chita suavemente interrumpiéndola. Ella levanta la vista y encuentra al animal que ellos buscan. Un ciervo marrón, está comiendo de unas ramas en un árbol bajo, Pandora traga saliva y retrocede. Leo se gira y susurra:

—¿Qué haces?

—Aléjese de ese animal, se vé peligroso. —Murmura ella dándole la mano. Leo niega con la cabeza y la estira en dirección al ciervo, éste observa tieso a los intrusos. Él toma una rama con abundantes hojas del suelo y la pone en la mano de Pandora, ella observa al ciervo aterrada mientras que Leo la acerca más al animal con la rama en dirección a él, mientras susurra:

—Dale de comer Essai, no te hará nada.

—¡No! —Susurra Pandora entre dientes mientras se acercan más al ciervo. Ella manda la cabeza un poco hacia atrás mientras extiende la mano frente al hocico del animal, cierra los ojos con fuerza y luego siente que las hojas se agitan, abre los ojos y encuentra al ciervo comiendo de su mano. Leo sonríe y dice:

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora