ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs. (I).

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-Buenas noches Pandora... -Murmura Darius y la abraza. La misma ríe y responde:

-Buenas noches príncipe... que descanse, mañana seguimos con las crónicas, se tornan interesantes.

-Estoy más que de acuerdo. -Dice Darius sonriendo- Te quiero Pandora, agradezco al cielo que hayas sido mi tutora.

-Gracias Darius... -Responde ella mientras pone una mano en su pecho- espero saber guiarlo más adelante.

-Se que lo harás, nunca dudes de eso. -Dice Darius sosteniendo la mano de Pandora. Ella baja la mirada riendo mientras dice:

-Duerma, mañana es un día largo.

-Sí. -Dice Darius sonriendo mientras ella le besa la frente, se levanta de la cama y se gira observando a Darius mientras sale, él cierra los ojos, y ella ahoga un suspiro. Sale cerrando la puerta suavemente mientras empieza a caminar en los pasillos para dirigirse a la habitación de Leo.

Al llegar al pasillo correspondiente,
se detiene abruptamente al ver a Fler entrar con Henry riendo, la puerta se cierra y Pandora se queda atónita
mientras aprieta los ojos, luego piensa:

"No, no puede ser, después de lo que pasó hoy, necesito cerciorarme de que está bien... ¡Fler tiene su cuarto! ¿Por qué no va allí con su noviecito?"

Oye la puerta abrirse con un chillido, así que presta atención y ve que Leo sale negando con la cabeza molesto. Ella corre hacia él y Leo se gira bruscamente levantando un cuchillo en manos al sentir a alguien aproximándose.

Ella se detiene abruptamente y él se queda paralizado murmurando:

-¿Pandora?

-Err... lamento haberlo asustado, sólo lo quería abrazar. -Murmura ella nerviosa mientras mantiene las manos ligeramente en alto. Leo baja la mirada al igual que el cuchillo, luego murmura:

-Hazlo.

Ella deja escapar un suspiro mientras abraza con fuerza a Leo, él aprieta los ojos adolorido por saber que se irá en la mañana para alejarse de ella, luego Pandora dice con culpa:

-Lo lamento tanto... ¿por qué se lastima por mí? No debió hacerlo, me duele en el alma joven Leo... no sabe cuánto me duele lo que pasó hoy.

-Ni lo digas... -dice Leo con una mueca mientras se separa ligeramente de Pandora. Ella le acaricia el cachete maternalmente y dice:

-No vuelva a hacerlo.

-¿Hacer qué? -frunce el ceño enfadado- ¿Marcar mi territorio? -pregunta Leo cruzando los brazos. Pandora se enternece y dice:

-No... no es eso. -pone sus manos en los hombros de Leo- No soy de nadie... Y no me gusta verlo sufrir por mí.

-Me gusta pelear. -replica Leo desviando la mirada molesto. Ella ríe y dice:

-Bien, pero no por mí.

-Eso nunca pasará.

-¿Por qué?

-Porque eres el tipo de chica por la que un hombre lucharía. No lo soy aún pero estoy consciente de que lo seré, y voy a dejárselo en claro a los dos.

Ella baja la mirada, ¿por qué seguir discutiendo? Sabe que Leo nunca se retracta por la arrogancia de su naturaleza, también sabe que no lo cumplirá, tal vez ni la recuerde cuando sea hombre como dice que será, así que es superfluo discutir con él cuando sólo quiere abrazarlo.

-Gracias. Siempre me hace sentir especial.

-Eres especial. -Pandora se para mientras no consigue responder- Y siempre te haré sentir especial, mi asquerosa vida no alcanzará para pagarte todo lo que te debo preciosa. -sonríe radiante- Pasaré el resto de mi vida complaciéndote, si no eres mía, entonces soy tuyo.

-Gracias... -susurra ella secándose las lágrimas. Leo asiente y se arrodilla en una pierna caballerosamente, ella se sorprende, y él le besa los nudillos, mientras mantiene la mano de ella en alto diciendo:

-Volveré por ti... te doy mi palabra de honor... podré estar con miles de mujeres, y sé que lo haré, pero ahora que tengo consciencia de mis actos, sé que tú serás la única que logrará complacerme en todos los sentidos... eres la única mujer que permitiré llamar madre a mis hijos.

-¿Por qué yo Leo? -susurra Pandora arrodillándose junto a él. El mismo levanta la vista ruborizado, frunce el ceño y ya con valor responde:

-Porque me gustas... me encanta tu sonrisa, tu forma de ser, la manera en cómo me tratas, tu sentido del humor,
esa mirada hipnotizante, que dicen mucho más de lo que normalmente tus palabras expresan; tus labios, tu
cabello, tú... todo tú me gusta. -ella baja la mirada pensativa. Leo la observa afligido mientras prosigue:

-Quisiera haberte dicho lo que siento hace mucho, pero... pero por alguna razón no pude, cada vez que te tengo enfrente de mí, comienzo a temblar, mis pensamientos se nublan, el nerviosismo me gana. Me da temor escuchar tu respuesta, de ver tu reacción.

-¿Por qué tenía miedo de eso? Nunca debe temer demostrar lo que siente. -murmura Pandora triste. Leo sacude la cabeza y responde:

-Es que tenía miedo de que me rechazes y te alejes de mí, así como yo lo haré de ti.

-No, no piense eso. -murmura ella abrazándolo mientras se sienta. Leo se arrodilla frente a ella y la recibe con necesidad- Todo se solucionará, no se preocupe.

-Pandora... -murmura Leo apretando los ojos adolorido.

-Shh... no diga nada. -no lo suelta mientras las lágrimas brotan- Por favor... quédate.

-Si tan sólo pudiera... -musita Leo riendo mientras levanta la mirada con lágrimas- Ven Tú conmigo, estoy dispuesto a dejar Sisiphus de lado sólo si es contigo... Antes de conocerte, no creía en el amor, me dijeron que era un mito, una fantasía creada para ilusionarnos, pero cuando te conocí y comenzaste a ser una entrometida en mi vida -Pandora sonríe adolorida
mientras llora-, me di cuenta que todos estaban mal, Papá, Mamá, Fler... todos... siento que contigo sí puedo creer en el amor... ilusión o no, fué hermoso haberme sentido amado aunque sea por unos minutos, contigo fueron días, semanas, y será por siempre... gracias Pandora.

-Gracias a ti, por haberme devuelto la juventud, nunca había hecho antes lo que contigo hice. Me hiciste sentir una niña de nuevo, te convertiste en un hombrecito con modales que me encantan... te voy a extrañar tanto cuando te vayas.

-No creo que me extrañes más que yo a ti. -especula Leo parándose mientras Pandora toma su mano y lo hace también, ella sonríe torcidamente y asiente diciendo:

-No discutiré eso por ahora. Lo quiero mucho y nunca lo dude.

-Gracias. -murmura Leo bajando la mirada.

Ambos se quedan en silencio mientras él la observa atentamente. Algo se quiebra dentro suyo y murmura:

-Tengo miedo... -ella lo observa atenta- de lo que pueda convertirme en el futuro... No quiero ser un monstruo... No quiero destruir Sisiphus.

-Yo tampoco... Y quisiera decirte que fueras tan fuerte como yo, pero no lo soy... Nadie lo es y eso nos hace humanos.

Leo sonríe con lágrimas y asiente diciendo:

-Te amaré tanto... -Pandora ríe mientras seca las lágrimas del niño- Nunca me olvides por favor... piensa en mí aunque sea unos minutos en el día, porque tú eres lo primero que pienso al despertar, y lo último que pienso antes de dormir.

Pandora aprieta los labios con una ligera sonrisa mientras los ojos se le cristalizan de nuevo, asiente con la mejor sonrisa que puede dedicarle, luego se gira y sigue caminando lentamente mientras la vista se le nubla por las lágrimas, aún así, se traga todo, y se hace la fuerte por él, su niño risueño. Leo baja la mirada y quita del bolsillo de su pantalón, el pañuelo con brocados dorados que había utilizado para vendar el brazo de Pandora cuando una serpiente la mordió; fué la primera vez que él salvó una vida, y que confió en ella su felicidad y su bienestar emocional. Desde ése entonces, ambos se volvieron grandes amigos, desde ése entones, Leo se había enamorado de ella.

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora