ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀᴇs. (Ⅱ)

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  Luego de unos minutos, vuelve con unas manzanas en los bolsillos frontales de su vestido, ella observa escondida entre los arbustos, que Leo sigue en la misma posición, excepto que Henry y Fler están tomando el té, bajo la mesa ella acaricia la entrepierna de Henry riendo.

Pandora orbita los ojos y nota que Leo está aplastando hormigas con el ceño fruncido, bastante concentrado. Ella se prepara y rueda una manzana, ésta llega frente a Leo y él observa la fruta, la toma y mira los arbustos, no logra ver nada así que frunce el ceño. Muerde la manzana y ríe, se gira y observa a Fler, ella no parece prestarle demasiada
atención.

Él cruza las piernas y saborea la manzana, mientras que otra llega a él provocándole una leve carcajada, así que gatea hasta alcanzar la manzana -ésta un poco más apartada-, tira la otra y le da otro mordisco a la nueva, llega a los arbustos para alcanzar la tercera manzana que rueda. Pandora estira de la mano a Leo y lo mete entre los arbustos, tapándole la boca, él se sorprende y sonríe ampliamente susurrando:

–¡Pandora!

Ella pone un índice sobre sus labios y mueve la cabeza en dirección hacia el bosque. Leo muerde la manzana y asiente sonriendo, ambos se dan de la mano y salen corriendo, hasta ya no poder escuchar las risas de Fler.

Llegan al claro del bosque y Pandora comienza a girar en círculos, Leo cae sentado y muerde su manzana sonriendo. Ella lo observa y rápidamente se sienta junto a él diciendo:

–¿Qué quiere hacer?

Leo quita una navaja de su bolsillo y dice:

–No lo sé, lo que sea, pero que sea divertido, con Fler casi muero.

Pandora ríe y toma una manzana más de sus bolsillos. Leo se la arrebata y ella dice con voz suave:

–¡Oiga!

Él sonríe y corta la manzana con su cortaplumas, la parte en varios pedazos y le pasa una a Pandora.

–Toma. –Pandora coge el pedazo sonriendo– ¿Y Darius?

–Está con su prometida. –Responde Pandora sonriendo. Leo se atraganta y grita riendo:

–¡¿Prometida?! ¡Creí que eso sólo pasaba en Sisiphus!

–Pues –Recoge un pedazo más–, pasa aquí también por lo que puede ver.

  Mientras, en la habitación de Alone, se encuentra Neherenia abriendo la ventana, corre las persianas y dice sonriendo:

–Ay, es un bonito día, ¿no Alone?

  Se gira y la luz choca directamente con Alone, quién está en el suelo, encadenado como el día anterior, sólo que la frente le está sangrando. Él abre los ojos mínimamente y no se mueve. Neherenia aplaude débil diciendo:

–Bravo, está vivo.

  Se arrodilla en una pierna y dice mientras lo libera lentamente:

–Voy a beber el té afuera, espero que estudies mientras no estoy, estoy orgullosa de que te hayas quedado quietecito desde que te encandené, ay mira... –Pica la herida de Alone con su uña y él aprieta los ojos adolorido– adivino, quisiste escapar y caíste, te golpeaste y perdiste el conocimiento ¿no?

  Alone aprieta los ojos temblando, como si tuviera mucho frío. Neherenia suelta sus piernas, luego sus brazos y por último deshace lentamente la mordaza, revelando sus pálidos y temblorosos labios. Ella lo observa atenta y luego recoge un mechón de cabello del niño, lo pasa tras su oreja y susurra:

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora