ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴛʀᴇs. (I).

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  En la mañana siguiente, los salones del castillo, son un total caos. Las personas, tanto empleados como guardias, se mueven de un lugar a otro muy alterados y emocionados.

  La reina Marion se encuentra desplazándose ágil en pasillos mientras sus damas de compañía siguen a la apresurada monarca. Luego de llegar ante Oritel, quién se encuentra bastante alegre, lo saluda con un beso corto y dice:

—Este día es maravilloso; los niños cumplieron su estadía aquí exitosamente. Darius me informó que se lleva excelente con ambos príncipes, y que no espera cuando lleguen a ser reyes —suspira con una sonrisa de alivio—. Todo salió maravillosamente bien.

—Te dije que era una buena idea el invitarlos a pasar aquí unos días, ahora sólo queda esperar.

Un hombre se acerca al rey ágil y murmura en uno de sus hombros:—La carroza de Sisiphus ha llegado a Tenma, está en camino al castillo.

—Bien —responde Oritel sonriendo, luego levanta la vista observando a unas mucamas—. Denle el aviso a la señorita Heyser, de que su carroza está en camino.

  Las mucamas asienten y se retiran rápidamente rumbo a las escaleras. Marion abraza a Oritel y especula:

—Darius será un rey ejemplar.

—No lo dudo, siempre confié que todo saldría maravilloso cariño. Ahora, despidamos a los príncipes y sus Essai, tenemos mucho que hacer.

—De acuerdo... déjame traer a Darius —responde ella y Oritel asiente.

  Mientras tanto, Pandora se encuentra despertando en la misma posición de deprecación que la noche anterior. Se endereza adolorida y observa su reloj con péndulo, marcan las diez antes del meridiano, así que se sorprende y corre a su baño mientras piensa algo animada:

"Éste día es bueno, tengo que estar al cien por ciento de energía con ambos, falta pocos días para que se marchen. No quiero que ése día llegue Dios mío, pero aún así, hoy daré lo mejor de mí..."

  Luego de finalizar el ritual de aseo y de arreglo, emerfe de su habitación a paso rápido, llevando puesto un sencillo, pero hermoso vestido rosa de gasa. Ella se cruza con Marion y Darius en el final de un pasillo, ambos sonríen y la reina saluda:

—Hola Pandora, buenos días.

—Buenos días mi reina —responde la misma con una reverencia. Darius la abraza y dice:

—¡Buenos días!

—Príncipe Darius, ¡buenos días! —Lo saluda Pandora sonriendo con alegría el pequeño grupo comienza a caminar con tranquilidad.

—Le estaba diciendo a mamá que iré a cabalgar esta tarde con Sara. ¡También papá me permitió obsequiarle la mejor yegua del establo! —Le notifica él sonriendo con entusiasmo y Marion asiente feliz de verlo tan radiante y lleno de energía.

—¿Ah sí? ¡se alegrará mucho! —responde ella sonriendo mientras le revuelve el cabello y él carcajea con los ojos cerrados— Me alegra mucho príncipe, se van a divertir como nunca.

El trío llega al salón principal, en donde Oritel se aproxima a ellos con una amplia sonrisa, mientras anuncia:—Ya llegó, vamos antes de que se marchen.

—Sí, ven Darius. No lo verás en mucho tiempo —murmura su madre con la mano tendida y él asiente sonriendo mientras le coge la mano y le da un pequeño apretón de cariño. El desconcierto en el rostro de Pandora es evidente, así que se acerca al monarca y le pregunta con discreción:

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora