Ángelus©

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs. (II).

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  Más tarde, cerca de media noche, Pandora se encuentra caminando por los pasillos mudos del castillo, algo sombríos, pero iluminados por luces suaves de veleros en las paredes tapizadas. Lleva puesto un vestido blanco sin mangas y corset de cuerdas, falda sobre las rodillas con encajes en los bordes. No tiene zapatos, sólo una cinta blanca enrollada en una de sus piernas, en el cuello tiene un tercipelo negro con un cristal con forma de gota, acompañado del rosario de Alone. Mientras camina, palpa las paredes y tararea Carpe Noctem, dirigiéndose a la habitación de Alone, ya que ambos deben cenar juntos en cualquier momento. Ella ya tiene en mente las palabras de aliento que le dirá, cuánto lo abrazará y le dará la mejor interpretación de Carpe Noctem que haya hecho para que él siempre la recuerde en las noches.

Al llegar, abre la puerta lentamente, asomándose cuidadosamente, la habitación está a oscuras, sólo la ventana deja entrar los rayos de la luna llena. Pandora frunce el ceño y murmura:

—¿Alone?

Entra en silencio ya que el que no lleve zapatos puestos, le favorece en no hacer ruido. Mientras escanea la habitación con la mirada buscando al ya mencionado. Su cama está hecha, muchos libros gruesos están apilados en su mesita del centro, y lo que más llama la atención a Pandora, es que su libreta y arpa no están, eso la hace pensar que Neherenia se habrá apoderado de ambas cosas por castigo hacia Alone.

—¿Dónde está? —murmura pensativa mientras observa su cama— Ya sé, ha de estar... —palidece asustada— en la habitación de Neherenia.

Sale rápido, pensando en que Neherenia lo puede estar golpeando en ése mismo momento. Llega al pasillo correspondiente sin hacer mucho ruido, mientras el corazón le late rápidamente deseando que Alone se encuentre bien.

Se detiene frente a la puerta su habitación mientras intenta calmar su respiración, los intestinos golpean su vientre y ella abre la puerta bruscamente entrando con valor, dispuesta a salvar a Alone de las garras de Neherenia, pero no haya más que silencio, y una habitación en el mismo estado que el de Alone, a oscuras y con todo en su lugar. Ella respira en voz alta mientras frunce el ceño, se gira y comienza a buscar alguna pista en su habitación, pero tampoco encuentra nada.

—¿Dónde están?

Observa la ventana cerrada de Neherenia por unos momentos, luego piensa:

"Alone... ¿dónde estás? —cierra los ojos y respira profundamente, la imagen de Alone sentado en la casilla en donde Neherenia siempre lee y bebe té, parpadea una vez en su mente, así que abre los ojos asustada— ¡Allí!

Sale corriendo de allí mientras jadea cansada, pero aún así corre lo más rápido que puede, cruzando jarrones, tapizados grises, telas y demás decoraciones mientras sólo tiene un deseo en la mente; que Neherenia no esté golpeando a Alone y que sea un poco más suave con él.

Llega —luego de hacer todo un camino— a una puerta de vidrio que conduce a uno de los costados del castillo, la abre y cruza. Minutos más tarde, se encuentra caminando en los jardines, con las manos juntas en su pecho con preocupación, las peores imágenes de Alone ensangrentado u encandenado la atormentan mientras el césped húmedo, le provoca cosquillas en el vientre. Divisa las casillas y se esconde entre los arbustos, encaminándose en cuclillas a la de Neherenia. A lo lejos no puede ver nada, eso hace que ella piense que Neherenia está sentada, y Alone en el piso, eso le provoca querer vomitar.

Al llegar se queda helada —a tan sólo unos pasos de la casilla aún entre los arbustos—, se cumplieron sus deseos, Neherenia no lo está golpeando, está siendo suave con él... demasiado para su gusto...

Alone se encuentra sentado en el piso, recostado por los sillones de madera, con la libreta en su regazo, y arpa a su costado. Neherenia está a su lado, con la cabeza recostada en su hombro mientras le acaricia el pecho, que anteriormente había obligado a desprenderse la camisa para sentir su delicada y suave piel ante su tacto. Alone no la observa, sólo desvía la mirada mientras la culpa sube en su garganta, luego murmura serio:

—¿Qué quieres que haga ahora?

—Mmm... —suspira mientras sonríe— no sé... —le besa el cuello y Pandora frunce el ceño mientras se paraliza— dibuja algo para mí.

—¿No...? ¿no quieres oír música? —murmura Alone mientras baja la mirada con el ceño fruncido. Neherenia ríe y dice:

—¿Crees que soy estúpida? —le lame el cuello y él cierra los ojos con la mandíbula tensa, soportando la rabia que inunda su pecho. Pandora contiene la respiración sin creer lo que ve ante ella— No me voy arriesgar... no quiero que me hagas dormir como lo habías hecho para escapar... me alegra haberte descubierto —Neherenia le gira el rostro bruscamente mientras él endurece la mandíbula y Pandora palidece.

—No juegues conmigo, cada vez que desobedezcas, ya sabes lo que te espera. No rompo ésa cosa sólo porque lo tocas muy bien... lo mismo va para tu libretita, me gustaron mis dibujos.

  Pandora baja la mirada recordando que ella le había sugerido que se los muestre. Alone finalmente lo hizo en un intento de que ella no se enfadara, lo consiguió, pero ahora tiene una nueva forma de entrenerse a costa de él.

—Si te portas bien, no dolerá demasiado cuando te golpee, pero para eso, debes ser un niño bueno —murmura Neherenia dulcemente mientras aprieta el rostro de Alone con una mano y con la otra le acaricia la pierna. Él aprieta los labios manteniendo la mirada fija en los ojos de su Essai— Puedes tocar algo lindo, pero recuerda, te voy a matar si me haces algo, ¿está claro?

  Alone asiente y ella lo deja ir, él se gira y toma su arpa con las manos mientras que la recuesta en sus piernas. Posteriormente comienza a tocar una melodía cualquiera para no afectar a Neherenia en ningún sentido, Pandora lo observa con lágrimas mientras Neherenia sonríe, luego se acerca y besa el cachete de Alone, luego la comisura de sus labios. Él lucha por concentrarse mientras aprieta los ojos tocando la canción, para que después se detenga de inmediato cuando ella besa sus pálidos labios.

  Pandora retrocede aterrada, creyendo que Neherenia ahora lo va a torturar en todos los sentidos, mientras observa a Alone siendo atacado por ella. La belleza, inocencia y debilidad de él, la tentaron a profundamente hasta ignorar cualquier regla de edades que puede haber entre ambos.

Pandora se cubre la boca mientras corre en dirección al castillo sollozando desconsoladamente. Llega a su habitación y gimotea en voz alta, luego llega a su espejo y barre con sus brazos todo lo que encuentra, rompe sus perfumes, se rompe el vestido furiosa mientras grita hasta que su garganta duele.

—¡¿POR QUÉ?! —tira sus cajones y patea las cosas que están esparcidas en el suelo— ¡LEO! —su rostro se torna rojo mientras sus lágrimas queman— ¡ALONE!

Coge un frasco de colonia y la arroja contra su espejo, rompiéndolo en pedazos. Ella se aprieta la cabeza y grita con todas sus fuerzas mientras siente que su cabeza se podría partir a la mitad.

—No puedo... —susurra mientras cubre sus ojos con las manos, llena de impotencia pura y dolorosa— No puedo causar una guerra... Pedónenme...

  Ella cae al pie de su cama mientras llora amargamente, deseando que pudiese hacer algo, mientras el corazón le se rompe al recordar todo lo que él pasó hasta ahora por culpa de Neherenia. En el futuro, no le cabe la menor duda de que lo torturará tanto física como mentalmente, y la pregunta que la lastima es ¿por qué ella ahora ella lo trata de ése modo? Pandora misma había sido tentada varias veces por tocarlo, sentir ésa piel de porcelana, o esos labios tan finos y pálidos, pero siempre la culpa la invadía, puesto que no debía pensar de ése modo de un niño.

  La belleza de Alone, en éste caso, es su peor enemigo. Tan sólo pensar en el dolor que ése niño indefenso está pasando, le parten en dos el alma, todo lo que temía que sucediese, viene peor que antes y Alone, no tiene la culpa de nada, no sabe si odiar a Neherenia o a Caroline, pero lo que sí sabe, es que la inocencia de Alone, hará que la cruda realidad lo golpee fuertemente, mientras Neherenia sólo se va a divertir con él en todos los sentidos, ahora ya nada puede hacer, más que llorar, rezar, y desear profundamente que Alone resista el calvario que se aproxima.

  Y Leo... Oh no quería pensar en Leo. Básicamente vería a las mujeres como objetos sexuales para su diversión y sólo dios sabe qué más aprenderá de su vulgar tutora.