ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄɪɴᴄᴏ.

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Castillo central en Elixir, capital de Sisiphus.


Mientras tanto, el ave mensajera -un águila calva- de Tenma, lleva el informe de Oritel, atada a su pata.

Éste va acercándose, mientras se cruza con las copas de los árboles. Un par de guardias, que se encuentran en la entrada oficial de Sisiphus -murallas altas y gruesas de piedra oscura y con moho verdusco como adorno-, observan al ave a lo lejos y uno de ellos dice:

-¿Cuánto a que no llega al castillo?

-Tres monedas. -Murmura el otro observando el ave traspasar la muralla.

El águila va acercándose al castillo, que es una estructura alta en extremo, los tejados acarician las nubes; son edificios delgados con vitrales circulares, de color marrón claro con tallados en las piedras. Los pilares son mezclas bizantinas y barrocas, que se extienden en todo un terreno cubierto con campos, arroyos, lagos, césped parejamente cortado y perfecto, flores como lavandas, girasoles, etc. Todo sólo en el área cercana al castillo.

Mientras el ave se acerca al punto de llegada, los guardias que observan el mensajero acercarse ríen, luego uno le advierte a un chico joven:

-Allá va, mejor síguelo antes de que se pierda.

El chico suspira y comienza a perseguir al ave dentro de los bosques de robles, mientras intenta no perderlo de vista. Cruza a través de unas plantaciones de tulipanes rojos y escucha al ave chillar, luego suplica en voz baja:

-Por favor, no...

Un par de ojos verdes y oscuros observan algo sin vacilar en otra parte. Luego una cuerda se tensa frente éste par y una flecha es apoyada en su mejilla con pecas casi invisibles, frente labios perfilados y perfectos que están semiabiertos, ya que éste suspira suave.

La flecha es disparada con rapidez, y ésta silba en el aire mientras se dirige al blanco con una precisión sobrenatural.

El hombre cruza árboles mientras se acerca a los campos que rodean al castillo central. Se detiene abruptamente cuando escucha al ave chillar y luego la ve caer del cielo en picada, así que comienza a correr en dirección en donde va desplomándose, tratando de no perder la dirección entre las copas de los árboles.

El ave desaparece entre los árboles, mientras que el chico suspira, acelera y tropieza un poco con ramas sobresalientes del suelo, sin perder la velocidad.

-Y es el séptimo pajarraco en el mes... qué buen pasatiempo -suspira con una sonrisa-, matar pájaros de Tenma es tan relajante.

Todos los hombres a sus espaldas ríen y golpean en el hombro, a un hombre de cabello castaño alborotado y con pequeños bucles, sus puros ojos verduscos contrastan con su piel levemente bronceada, trae una chaqueta marrón y jeans negros. Él se voltea y choca puños con unos caballeros vestidos con armaduras, mientras ellos lo alaban:

-¡Bien Leo!

-¡Eres el mejor arquero de Alfa!

El chico llega a un abra, encontrando al ave atravesada por la flecha roja con cola blanca de Leo, así que sonríe y corre hacia él festejando:

Ángelus©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora