~Capítulo 50~ Implicados

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Los Fayland eran una mafia, y como todas las mafias, eran una familia pesada y peligrosa para cualquiera que no hiciera al pie de la letra lo que ellos querían. Philbert Faylan, a sus ochenta y un años, no tenía ni rastro de viejito adorable, por lo contrario, era un hombre vil y sumamente egocéntrico, obsesionado por mantener su barba candado pulcra, y que fumaba como escuerzo; la única persona con la que había sido cariñoso en su vida, había sido su amada Paula, quien le había sido arrebatada por un linfoma no Hodgkin. Él era la cabeza principal del tráfico de telas, específicamente de la seda.
Los mayores productores que manejaban la industria de la seda en su momento, era China. Por eso el hermano de Philbert, Philmon, tenía residencia en el gran país asiático. Con el avance de la industria, la seda había caído en desuso si bien persistía como uno de los hilos más costosos y excéntricos adorados por la alta clase, y si algo querían los Fayland, era volver a imponerla. Manejaban mucho dinero, tenían mucho poder y Perrie se había metido tan a fondos con ellos que había logrado encontrar su propósito y él insistente anhelo de resurgir con la preciada seda.
Claro que tanto poder no viene solo, y Perrie estaba queriendo hallar todas las conexiones de los implicados con esa mafia - cabe decir que obviamente no eran pocos.
Philbert tenía tres hijos. Patrick, el mayor, casado y con un hijo llamado Pierre que estudiaba en un importante instituto de Francia. Paul, que al igual que su hermano estaba casado, si bien eso no le evitaba tener numerosas amantes. Y el menor, era Peter, el enviado por su padre para hacer los trabajos más sucios, incluyendo entre ellos el sacarse de encima a la insoportable rubia periodista que no dejaba de meterse donde no debía.

En las últimas averiguaciones que Perrie había estado haciendo, había encontrado el contacto de una de las ex-amantes de Paul Fayland. Una modelo de cabello extremadamente rojo que había abandonado el amorío en 2006, lo cual había molestado mucho al mafioso. Al parecer la joven no quería tener nada que ver ya más con él y estaba desesperada por alejarse. Lo que le sorprendió a Perrie, fue que investigando un poco sobre ella, encontró que cuatro años después se había casado con un empresario viudo; y él no era cualquiera, si no que estaba metido en el mundo de la marcas siendo su fallecida esposa una reconocida modista de alta costura. La mujer sabía algo y Perrie necesitaba saber que era eso.

-Perrie.-

-Sí?- respondió al teléfono, aún con la mirada fija en todas sus notas y el mapa en el que estaba uniendo los cabos.

-Encontré algunas cosas interesantes. La modista no murió por una enfermedad, la autopsia dice que fue por la hemorragia tras recibir tres disparos en el tórax. Y adiviná exactamente dónde eran?-

-Uno en cada seno y otro en el estomago?-

-Bingo, preciosa.-

-La marca del asesino de la Seda.-

-Exacto. Parece que Malcom Mayer ha estado trabajando para los Fayland.-

-Sí, eso creía después de lo que vi en la fiesta.-

-Bueno, el marido de esta mujer, Dorian Brent, al parecer tiene una deuda importante con los Fayland. Y Paul se la tiene jurada después de haberse casado con su ex-amante. El tipo está hasta las manos y me sorprende que todavía no esté muerto.-

-Necesito hablar con la ex-amante, me conseguiste el número?-

-Preciosa, cuándo yo no te conseguí algo?- murmuró graciosamente arrogante.

-Idiota.- rió -Vamos, lo quiero.-

-Anotá.- informó -Sapphire White es su nombre de soltera..- y así Perrie anotó el celular y la dirección de su casa, cosa que sin Leo jamás hubiera conseguido ya que la gente como esa no figuraba en ningún lado de fácil acceso.

This Don't Have To Be Over ~ Zerrie  |mature| (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora