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-No vas con Niall?.-pregunté apoyándome en la puerta del probador.

-No me lo propuso.-

-Pero son novios, debería ser un hecho.-

-Aunque seamos novios debe preguntarme. Es como querer llevarme a una cita sin siquiera invitarme.- tiene razón.

-Quizá deberías invitarlo tu, ya que él no asiste más a esa escuela.-respondí.-Quizá ni enterado está de que la graduación es mañana.-

-Cierto.-abre la puerta del probador y sale para lucir el vestido que llevaba puesto. Totalmente hermoso, color perfecto y diseño perfecto. La tela se amoldaba a su cuerpo hasta la cintura donde se soltaba un poco y marcaba su cadera. Dio una vuelta, el vestido realmente remarcaba su enorme trasero.

-Llevalo.-

-Segura? No debería probarme otros?.-

-Segura.-

No fue muy difícil convencerla, sólo lo repetí dos veces y ya lo estaba pagando.

Fuimos a la zapatería unos metros más adelante. Se enamoró completamente de unos zapatos de vidriera y no iba a parar hasta comprarlos. Si, eran hermosos, pero demasiado caros.

-Los llevo.-dijo determinada.

-Segura?.-

-Más que nada.-

Los compró. Cuando quiero algo no paro hasta tenerlo, pero ella es peor que yo, se va a un extremo.

Tomó la bolsa con su mano derecha y se abrió camino a la puerta de la tienda, saliendo de ella conmigo detrás. Miré el reloj de mi celular, marcaba las 8:32.

-Comemos algo?.-preguntó. Asentí en respuesta. No hubo que hablar mucho, ni preguntarme nada, ella ya sabía hacia donde caminar.

Paramos al final de una fila no muy larga en el Mc'Donallds. Si, siempre comemos en el mismo lugar cuando salimos juntas, y siempre pedimos lo mismo. Diez minutos después la atendieron a ella.

-Una BigMac.- entregó el dinero, recibió el cambio y se fue a la fila de espera.

-Hola, una Big Mac sin papas.-hablé con mi tan típica sonrisa. Le di el dinero, agarré mi ticket y me fui junto a Oriana.

Tomamos nuestras bandejas con las hamburguesas y fuimos a sentarnos. No nos gustaba sentarnos en el centro, por lo que siempre estábamos en un costado contra alguna pared o algo así.

Abrí la caja que guardaba la hamburguesa y me quejé al ver el desastre que era mi hamburguesa. Siempre las arman mal, pero son tan ricas que no puedo dejar de comprarlas. Una vez abierta la caja y acomodada la hamburguesa la tomé entre mis manos y le di un mordiscón. Oriana ya llevaba casi la mitad de las papas terminadas. Le robé una y le unté mayonesa. Me gustan, pero me lleno muy fácil y no podría acabar con todo. No hablamos en toda la "cena", si se le podría llamar así. Pero es normal en nosotras, la comida es prioridad.

Fuimos al aparcamiento y subimos al auto. La llevé a su casa, que quedaba unas cuadras después de la mía, volví a mi casa, dejé el auto en el frente como siempre y entré a casa. Subí las escaleras y caminé hasta mi habitación, dejé las bolsas en el piso, fui al armario y saqué una calza de vóley junto con el corpiño de una bikini vieja y me los llevé al baño para tomar una ducha. Fue quizás la ducha más larga que había tomado en el año, sólo estuve ahí sin hacer nada. Cerré las canillas y salí de la ducha cubierta por la bata de baño y una toalla en la cabeza. Me puse el corpiño de bikini rojo con flores amarillas y el pantalón de vóley para luego salir del baño. Hacía calor, por lo que ésta sería la ropa con la que dormiría.

Ya había comido y ya estaba totalmente cambiada como para dormir, pero eran recién 10:06. Bajé al living y me tiré en el sofá, tomé el control y prendí el tele esperando que milagrosamente la extensa cantidad de canales que mi mamá pagaba estuviera pasando alguna película mínimamente interesante.

-Al fin algo bueno.- me quejé en voz alta. Después de media hora cambiando de canal encontré una película que valía la pena. Nemo. Si, Nemo, sólo la amo.

Mi mamá entró por la puerta y se acercó a mí.-Cambiate y vamos a comer.-

-Ya comí.-la miré.

-Vamos no seas amargada, vamos. Noche de madre e hija, no te robaré mucho tiempo.- sonrió. Como decirle que no? Subí a mi pieza y me puse un vestido negro amplio con un tejido de lana en el escote y unos zapatos de plataforma negros con dorado. No suelo ponerme ropa así, ni mucho menos estos zapatos, pero me gusta vestir así de vez en cuando. A demás, conociendo a mi mamá, me va a llevar a uno de esos lugares ridículamente caros.

Tocó bocina, agarré mi celular y bajé. Cerré la puerta tras de mí y me subí al innecesariamente intimidante auto de mi mamá del lado del copiloto. Bajé la ventanilla y subí la música, mi mamá no es de hablar mientras maneja.

MIDNIGHT MEMORIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora