15. Alex.

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Me encontraba debajo del departamento de Rubén. Habían pasado más de dos meses desde aquella vez de su borrachera.

Desde ahí, tenía entendido, que no se veía más con Mangel. Aunque no estaba muy seguro. Últimamente solo me podía juntar con ellos por separado y eso era demasiado triste, ya que ambos muy buenos amigos y la pasábamos mejor si estábamos los tres juntos.

Pero eso cambio.

Mangel había empezado una relación con una chica, se llama Sofía. Era buena, era... muy linda, además. Pero el único defecto que tenía Sofía era que lo alejaba de nosotros.

Cheeto había organizado una salida para que vayamos todos los del grupo, aunque no le había dicho a Mangel que iría a Rubén, porque probablemente no lo quisiera ver. A Rubén tampoco le había dicho nada por las dudas.

Cheeto y yo queríamos que volvieran a hablarse, no sé si Mangel podía perdonar a Rubén por lo que le había hecho, pero lo que menos quería era que perdieran su amistad, que era la más larga que había conocido.

—Hola, niño—dijo Rubén mientras me sonreía. Se notaba que estaba mal, con ojeras en los ojos, una mueca de tristeza en su rostro aunque intentaba fingirla con una sonrisa.

—Anda, vamos, estamos llegando tarde—dije mientras empezaba a caminar hacía el bar donde siempre íbamos.

Rubén empezó a seguirme mientras sacaba su celular. Podía ver como su fondo de pantalla era una que tenía con Mangel, mucho antes de la pelea.

Me mordí el labio. Era obvio que Rubén lo extrañaba. Se notaba. Cada vez que salía con él, siempre miraba a un costado, como pensando que ahí estaría Mangel si estuviera a su lado. Realmente me dolía verlo así.

Se estaba empezando hacer más de noche cuando llegamos al bar. Pude notar de lejos a Mangel jugando al billards con Cheeto, Alvaro y Maximus.

Mangel, al contrario de Rubén, se veía contento. Sonreía todo el tiempo. Pero, pocos como yo sabían que en realidad ocultaba sus sentimientos. Él estaba lejos de estar bien y lo sabía. Aunque él me dijera que Sofía era por fin la persona que había esperado, estaba seguro que si Rubén volvería a su vida, dejaría a Sofía a los segundos.

—Hola, chavales—dije mientras llegaba a su lado.

—Hey—Mangel me sonrió pero luego sus ojos oscuros pasaron a Rubén; su sonrisa se borró de inmediato.

Rubén miraba el suelo mientras se mordía el labio.

—Hostia, Rubius—lo saludo Alvaro dándole un abrazo. Rubén simplemente sonrió tímidamente antes de dirigirle una mirada a Mangel.

Me sentía como un intruso en su juego de miradas.

Mangel negó con la cabeza y dejó el palo de billards en la mesa.

—Esto es una broma, ¿no?—me dijo.

— ¿Por qué?

—Tú sabes porque.

—Hey—dijo Rubén hablando por primera vez desde que llegó—, si te molesta, me voy. No quiero poner incomodo a nadie...

—De aquí no se va nadie—dijo Cheeto y miro a Mangel como retándolo a que diga algo—. Somos un grupo y te guste o no, Rubén pertenece a él.

Mangel negó con la cabeza y empezó a caminar.

— ¿A dónde coño vas, Miguel?—le gritó Cheeto.

— ¡Al baño, joder! ¡Tengo que sacar mi pene y mear! ¿O quieres hacerlo vos, jodido capullo?—le contestó Mangel antes de cerrar la puerta del baño del bar con un portazo.

—Alguien tiene que hacerle entender que no está bien lo que hace...

—Voy yo—dijo Rubén mientras empezaba a caminar.

—Rubén...

Pero no me dejó terminar, porque segundos después, la puerta del baño se cerró en su espalda.


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Como ven, esta parte la narro Alex. Quiero hacer estas partes así, así ustedes ven como los demás ven lo que esta pasando entre los chicos. 

¡NO HAY PAN PARA TANTO CHORIZO!

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora