28. Rubén.

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Mangel me acompañó a mi departamento, capaz para asegurarse que no me pasaría nada. Me saqué el abrigo y lo dejé en una silla mientras él ponía sus manos en su bolsillo y se balanceaba de un lado a otro.

Se mordió el labio mientras sus ojos recorrían el departamento.

- ¿Mangel?-le pregunté-. ¿Estás bien?

-Sí, es que... bueno, es que la última pelea que tuvimos fue aquí, y pues...

-Ven-dije mientras le agarraba la mano y me lo llevaba a mi habitación, él me seguía mientras entrelazaba nuestros dedos.

Lo puse de espaldas en la cama mientras iba empujándolo para que se sentara, él me miraba con sus ojos oscuros.

- ¿Qué haces, Rubén?

-Nuestra despedida-dije mientras me sentaba a horcadas en sus piernas y pasaba mis brazos sobre su cuello, acariciándolo lentamente.

-No vamos a tener nunca una despedida, Rubén-murmuró mientras ponía sus manos en mi cadera y me apretaba más contra él.

-Te lo tomo como una promesa, cariño-dije mientras acercaba mis labios a los suyos y lo besaba suavemente.

-Amor-susurró sobre mis labios-, no quiero estropear nada, pero... ¿las ventanas están cerradas, no? Digo, por las dudas...

Sonreí sobre sus labios y abrí un poco los ojos para ver que efectivamente mis ventanas estaban cerradas.

-Si-dije y luego volví a besarlo-. Ahora hazme tuyo.

Me mordió el labio mientras se tiraba en la cama, llevándome con él. Estaba por quitarme la camiseta hasta que escuchamos el timbre.

Gruñí.

Mangel empezó a sacarme las manos de la cadera, pero me apreté más contra él.

-Ignorémoslo-susurré mientras volvía a besarle.

Pero el timbre seguía sonando.

-Juro que voy a matar al que haya venido-dije mientras salía de encima de él y fui atender.

Pero no podía matar al que había llegado porque era mi mamá.

-Joder-dije mientras la abrazaba.

-Hola, cariño-dijo mi mamá mientras me abrazaba-. Sé que no te avisamos que veníamos, pero queríamos darte una sorpresa...

Y vaya que me la han dado.

-Hola-escuché la voz de Mangel en mi espalda y sentí como me tensaba.

-Oh, Mangel-dijo mi mamá mientras caminaba hacía él-. Qué guapo que estas.

Pude ver la sonrisa de Mangel mientras abrazaba a mi mamá. Me dio miro a través de su hombro y me dio un guiño de ojo. Sabía que estaba completamente rojo.

-Me encantaría quedarme-dijo Mangel mirándome, cuando se separó de mi mamá-, pero tengo que ir a ver a mi gato. Hoy me olvidé de ponerle comida.

-Oh, pero algún día de estos tienes que venir, quiero que cenes con nosotros, ya eres de nuestra familia-dijo mi madre mientras le daba un beso en la mejilla.

-Claro-Mangel sonrió antes de mirarme y acercarse a mí, en susurro me dijo-: te dejé algo en la habitación.

¿Qué? Fruncí el ceño, mientras me despedía de él y me sonrió. Vi como su puerta se cerraba en su espalda.

-Cariño-dijo mi mamá-, ve a descansar que te ves cansado. Yo de mientras iré hacer la cena.

Asentí mientras me preguntaba qué me había dejado Mangel. Pero cuando entré, lo vi.

Encima de mi cama estaba su camiseta favorita, era negra, tenía frases e imágenes. Pude ver que había una nota encima de ella.

«Cuando me extrañes, úsala. Capaz no estaré contigo, pero una parte de mi sí. Ahora te pertenece, como yo pertenezco a ti. Te amo.»

Sonreí mientras guardaba la nota en uno de mis cajones y me ponía la camiseta, me acosté mientras el aroma a Mangel, su colonia favorita, me llegaba.


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Se lo dedico a Maaro (doblasexplicit) y a Abril (MEL0DOBLAS). Las quiero, muchachas <3

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora