31. Rubén.

11.8K 1.2K 1.1K
                                    



Habían pasado dos semanas.

En esas dos semanas me veía con Mangel día por medio, a veces quedábamos en la cafetería, o en un bar, o en un parque. Pero no habíamos más encuentros en el departamento o como en el cine... y yo sabía porque.

Mangel se sentía mal. Se sentía muy mal; me lo había dicho. Me dijo que no se sentía libre del todo y que si quería volver hacerlo conmigo, ésta vez quería hacerlo de forma correcta.

Pero para hacerlo de la forma correcta tenía que cortar con Sofía. Cosa que estaba buscando como hacerlo. Me contaba sus planes para hacerla fastidiar y que ella lo corte, la irritaba siempre... pero no funcionaba.

Ese sábado a la noche, habíamos quedado entre todos para ir a una discoteca. Estaba vez no me pondría ni una camisa ni nada. Había decidido llevar la camiseta que me había dado Mangel, con unos jeans y zapatillas.

Cuando tocaron timbre, supe que habían llegado para buscarme. Tomé mi abrigo, mi celular y mi billetera antes de salir de mi departamento, cerrando a mi espalda. Baje por el ascensor, ese mismo dónde Mangel me había besado desesperado hace dos semanas. Me mordí el labio. Últimamente estos lugares eran nuestro secreto.

Reconocí a todos mis amigos, pero Mangel no estaba. Fruncí el ceño. Él había dicho que también iba a ir...

— ¿Y Mangel?—le pregunté a Alex.

—Hola, tío, ¿cómo estás?—me dijo Alex ignorando mi mala educación.

—Lo siento, tío. Hola.

—Mangel está en la discoteca, tuvo que ir antes... con Sofía.

— ¿Sofía?—dije irritado. Esperaba que Alex no notara mis celos—. ¿Por qué va a venir Sofía con nosotros?

—Yo que sé, tío—dijo Alex mientras se encogía de hombros—. Aunque lo que te puedo decir es que discutieron.

— ¿Qué? ¿Sobre qué?

—Eso sí que no lo sé, pero cuando Sofía le dijo a Mangel que iba a ir con él a la discoteca, se encerraron en su habitación y se podían escuchar gritos. Y no los típicos gritos de personas enamoradas, sabes—dijo Alex mientras hacía una mueca—. Cuando salieron de ahí, Mangel se veía cabreadísimo y dijo que nos veía en la discoteca, que tenía que irse antes.

Asentí mientras fruncía el ceño. Mangel no quería que Sofía viniera con nosotros...

Tomamos un taxi; media hora después llegamos a la discoteca.

—Le voy a mandar un mensaje a Mangel para ver dónde se encuentra—dijo Cheeto mientras sacaba el celular—, ustedes podrían ir pidiendo las bebidas—nos dijo.

Mientras íbamos al bar de la disco, no pude evitar que mis ojos inspeccionaran el lugar, buscando a Mangel. Pero había tanta gente que en un momento se me perdió Alex, y bueno... si también era un enano el capullo.

Mientras pedíamos la cerveza, Cheeto se unió a nosotros.

—Dice que está en la pista C, ahí es más tranquilo.

Mientras nos dirigíamos hacía allí, podía notar como varias chicas se me acercaban para bailar pero simplemente negaba con la cabeza. No quería saber nada de nadie. Solo quería ver a Mangel.

Y lo encontramos. Estaba sentado en un sillón, con una cerveza en mano y hablaba con Sofía, a su lado. Pero no parecían... hablar tranquilos. Mangel tenía su ceño fruncido y podía notar una de sus manos en un puño mientras que a Sofía se le notaba una mueca de enojo.

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora