Uncover.

Antes.

—Rubén—escuché la voz de Mangel fuera del baño, llamándome—. Cariño, ¿estás listo?

—No—dije y vi que se abría la puerta, me arregle el pelo cuando vi que estaba a mi espalda y me sonreía.

—Tardas más que una chica, mi uke—dijo mientras ponía sus manos en mi cadera y me daba un beso en el cuello.

Giré los ojos mientras apoyaba mi espalda con su pecho y cerré los ojos, estar en sus brazos era la mejor sensación del mundo.

— ¿Estás nervioso?—dijo en mi oído mientras su aliento me hacía suspirar.

—Un poco...—suspire mientras agarraba su mano y giraba para mirarlo, me apoye contra el lavabo y lo observé—. ¿Cómo crees que lo van a tomar?

—Supongo que bien—dijo él mientras se acercaba más a mí y escondía su cabeza entre mi cuello y hombro y empezaba a darme besos, ladee un poco la cabeza para dejarle más espacio y enrede mis dedos en su pelo mientras aguantaba un gemido. Él sabía que aquello era mi punto débil.

— ¿Supones?—jadee, dios; su lengua...

—Rubén, deja de pensar qué van a pensar tus padres—dijo mientras me agarro de las caderas y me separo del lavabo un poco—. Vive el momento, si no lo toman bien... ya veremos que haremos, pero, hey, estás conmigo, yo te voy a proteger. No te voy a dejar solo.

Asentí mientras dejaba mis manos en su cuello para acariciarlo y sentí como alargaba la mano para la ducha y abrir el agua.

—Bebe, yo ya me bañe...—dije mientras sonreía.

—No importa—Mangel me tiro con él a la ducha y sonreí cuando sus manos buscaron mis caderas para apoyarme contra la pared y empezar a besarme.

Sus besos habían empezado como algo tranquilos para luego ir aumentando la velocidad de nuestras bocas y hacer que nuestra respiración se acelerara.

Le quite la camiseta que tenía y la deje por algún lado del baño mientras él me quitaba la mía. Ya me había bañado y arreglado, pero no importaba volver hacerlo si eso significaba hacer el amor con mi novio.

—Vamos a llegar tarde—murmuro Mangel mientras se desabrochaba sus pantalones mientras yo los míos.

— ¿Crees que eso me importa?—comenté tirando mis pantalones por ahí y me mordí el labio cuando lo vi solo en bóxers. No podía creer que aquel chico, delante de mí, era solo mío. Que yo tuviera la suerte de levantarme todos los días a su lado, de poder besar aquellos labios tan adictivos, de poder tomar su mano. Tenía tanta suerte de tenerlo conmigo.

Ambos nos deshicimos de la última prenda que quedaba.

Mangel hizo una media sonrisa mientras se acercaba a mí y se mordía el labio.

—Eres el chico más lindo que vi en mi vida—me dijo para luego empezar a besarme de nuevo. Podía estar besándolo toda mi vida, era algo que quería hacer siempre, era como una droga, la mejor que me habían dado a probar—. Soy tan feliz a tu lado...

Sonreí en sus labios mientras me apoyaba más en él, podía sentir su piel contra la mía, podía sentirlo completamente. Era algo que amaba, era algo que me encantaba, podía estar así siempre, no me importaba, aquello me hacía feliz, estar con él me hacía feliz.

Me mordió el labio mientras sentía como mis piernas se debilitaban mientras él pasaba un brazo por mi cintura para sujetarme.

Nunca me dejaba caer.