53.

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Rubén se despertó para encontrar a Mangel durmiendo a su lado.

Aún no podía acostumbrarse a tenerlo a su lado pero la sensación de alivio que le entró a Rubén al ver a Mangel durmiendo a su lado, era infinita.

Rubén paso sus dedos por la mejilla de Mangel suavemente, no queriendo despertarlo, queriendo admirarlo un rato más... hasta que escuchó como el móvil de éste empezó a sonar.

Lo agarró rápidamente para que Mangel no se despertara y no pudo evitar ver quién era.

Era un número desconocido, pero aún así Rubén no pudo evitar leer el mensaje y sintió ganas de vomitar.

«La pase muy bien contigo anoche, hay que repetir...»

Rubén dejó el móvil en la cama mientras sentía inmensas ganas de llorar, de nuevo había caído en la trampa de Mangel. Joder, como pudo ser tan estúpido...

Y quería pegarle, quería atacarlo, quería decirle por qué le hacía esto...

Pero sin embargo, lo único que hizo fue sentarse en el suelo y observar desde ahí como Mangel dormía.

Quizás aún no estaba listo de ver la verdad... de ver como habían jugado de nuevo con él, o quizás simplemente quería creer que no, que era un malentendido.

Estuvo sentado en el suelo por media hora hasta que vio como Mangel empezaba a moverse en la cama, como se estiraba, como empezaba a parpadear hasta que sus ojos oscuros se abrieron totalmente. Observó como Mangel movía su cabeza y ojos por la habitación, hasta que sus ojos oscuros cayeron en Rubén. Hizo una sonrisa al ver a Rubén y se incorporó lentamente sobre la cama.

Y Rubén pensó... en cómo alguien tan dulce, tan bueno, tan hermoso, podía ser capaz de jugar varias veces con él y su corazón.

— ¿Estás bien?—preguntó Mangel mientras se restregaba los ojos.

—Sí—mintió Rubén—. ¿Por qué?

—Pues... no sé, tienes lágrimas en las mejillas y estás sentado en el suelo...

Rubén se paso una mano rápidamente por las mejillas para sacar las lágrimas que había derramado sin darse cuenta y se levanto.

—Te llegó un mensaje—le dijo.

—Está bien—respondió Mangel.

—Probablemente quieras verlo.

—No me interesa.

—Sí, esto sí te interesa—Rubén alcanzó el celular de Mangel y abrió el mensaje mientras se lo pasaba Mangel.

Mangel suspiro para agarrar el celular y observó el mensaje, para luego reír.

— ¿Qué tiene de gracioso?—preguntó Rubén mientras se cruzaba de brazos.

—La falta de lógica, cariño—dijo Mangel mientras negaba con la cabeza—. ¿Cómo puede ser que ayer haya estado con esta persona cuando estaba contigo en el bar gay? A menos que este en dos lugares al mismo tiempo, es imposible, ¿no crees?

—Mangel...

—Aparte que luego de ahí, te acompañe al departamento, donde nos quedamos viendo una película y nos quedamos dormidos. ¿Insinúas que me levante a mitad de la noche a ver a alguien que no conozco...?

Rubén se mordió el labio mientras se sentía estúpido. Mangel tenía razón.

—Lo siento...—Rubén se sentó en la cama mientras miraba apenado a Mangel—. Estaba paranoico, no me detuve a pensar en lo obvio...

Mangel se estiro para darle un beso en la frente a Rubén mientras asentía.

—No confías en mí, está bien, Rubén.

—Hey—Rubén estiró su mano para agarrar la de su amado y entrelazo sus dedos con los suyos—. Confío en ti más que en nadie, solo me ganó mi inseguridad... aún no me creo que me ames, no merezco a una tan hermosa persona como tu...

— ¿Vas a dejar de decir gilipolleces y me vas a besar o tendré que hacerlo yo a la fuerza?—dijo Mangel interrumpiéndolo mientras tiraba de la mano de Rubén para acercarlo a él y lo tomó por las caderas.

Rubén sonrió antes de poder sentir los labios de Mangel sobre los suyos, antes de que cayeran en la cama riendo y Mangel le mordiera el labio.

Y Rubén sintió que despertar así todas las mañanas... no estaba nada mal.

Uncover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora