Capítulo 38: Como el fuego y el hielo

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Mentiría al decir que fue fácil pasar los días siguientes, Lucas había desaparecido del mapa, sólo Charles sabía dónde estaba y a deseo de Lucas, no nos diría esa ubicación. Peter y yo lo entendimos perfectamente, aunque yo aún me sentía muy mal al respecto.

Quise reunirme con Raquel y su manada para agradecerles su ayuda, además de hablar sobre mi padre, pero eso no fue posible.

Por dos semanas estuve en cuarentena en casa de Charles, no podía ver a nadie que no fuera vampiro. Y aunque fuera así, Peter, que al parecer era mitad lobo, mitad vampiro, no entraba en esa clasificación. Fue espantoso tener que pasar todo ese tiempo sin él, pero sufriría ese tiempo con gusto, con tal de que me ayudara a no lastimarlo.

Rose estaba enterada de todo, así que ella habló con Anna inventando alguna excusa para no preocuparla, después de todo me habían quitado todo dispositivo electrónico.

Aunque eso no evitaba que hablara mentalmente con Peter cuando tenía la oportunidad, él estaba muy pendiente de cualquier cosa que Charles me pusiera a hacer, que, a decir verdad, era bastante.

Estaba sometida a una dieta bastante estricta, tuve que leer bastantes libros que Charles tenía sobre autocontrol, y practicaba boxeo con Richard y yoga con Patrick, eso ayudaría a mi cuerpo a relajarse y descargar toda la energía que tuviera, y así mi mente sería más fuerte y me sería más fácil controlarlo.

Al cuarto día, "La escuela de autocontrol", como la llamaba Peter, recibió una nueva estudiante, Lucy, quién fue convertida por Connor el mismo día que yo había entrado, así que ella, estaba casi igual que yo, lo que era sorprendente, tal vez porque ella quería ser un vampiro y ya se había preparado mentalmente para ello.

Ella decidió al igual que yo dejar de ver a Connor por las dos semanas que estuvimos allí, eso fue un gran apoyo, y a pesar de que no fue fácil para ninguna de las dos, eso nos dio más fuerza e impulso para lograr "pasar el curso". Aunque Lucy tuvo que quedarse otra semana.

Estaba más que feliz al ver de nuevo a Peter después de esas dos largas semanas, ambos lo celebramos quedándonos todo el día en mi casa en el bosque.

Fue mágico, Peter me sostuvo en sus brazos casi todo el día, y hablamos de lo sucedido como si fuera lo más normal del mundo.

Peter, al igual que Lucas, tuvo la idea de calentar sangre para mí, diciendo que era para variar lo que tomaba. Cuando me dio la taza, se sentó a mi lado y pasó un brazo sobre mis hombros. Estuvimos un rato en silencio, hasta que se me ocurrió hacerle una pregunta que me había estado rondando.

- ¿Por qué no me dijiste que era tu otra mitad? - Me arrepentí cuando lo dije, no parecía bien presionarlo con ese tema. Pero en cambio, él sonrió.

- No le puedes decir a una chica que apenas conoces que la amas incondicionalmente y que tiene una parte tuya tan importante que no puedes vivir sin ella.

No pude evitar reír con ello, tal vez en eso tuviera razón, así que no mencioné nada más al respecto, pero no fue el caso de Peter.

- No quería asustarte, ni forzarte a sentir por mí lo que yo sentía por ti, no era justo para ninguno, pero saber algo así no es fácil de mantener en silencio, ¿Sabes?

- Puedo imaginarlo - Dejé la taza a un lado, lo abracé y apoyé mi cabeza en su pecho - No sabes cuánto quería ser esa mitad de la que me hablaste. Saber que querrías más a otra en el futuro, era espantoso.

- ¿En serio? - Dijo entre risas.

- No es gracioso - Lo miré frunciendo el ceño aunque no estaba tan molesta como lo demostraba.

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