Con diecisiete años empezaba mi último año escolar, faltaban un par de días para empezar, vería a mis compañeros, a Anna, mi mejor amiga, que estaba en su tierra natal, y a Lucas, quien volvería pronto de un viaje hecho al Oriente medio. Estaba esperanzada de que ese ultimo año fuera especial, lo presentía. Pronto iniciaría mi vida como adulta y casi que no podía esperar.
Cómo pronto Lucas estaría en casa, decidí mejor aprovechar lo que más pudiera en mi lugar del bosque, a penas acababa el invierno y la primavera florecía, era muy hermoso.
Empezaba “Orgullo y prejuicio” por enésima vez, me encantaba leer allí, eran tan tranquilo y los sonidos de los pájaros y los árboles meciendose, eran totalmente hermosos. En ese lugar me sentía bastante segura y relajada, mis problemas parecían desaparecer cuando estaba allí.
Estaba bastante concentrada, imaginándome en la época del libro, con todas sus normas de etiqueta y bailes, me imaginé bailando con un chico, cuya cara era borrosa, en un salón de baile, muy bien decorado, con un candelabro enorme a mitad del salón, él y yo daríamos vueltas sin parar al compás de la música.
El sonido de mi celular me sacó de la ilusión, divisé que tenía un nuevo mensaje, era mi madre, estaba a punto de llegar a casa, no sin antes echar una ojeada a mi lugar salí corriendo, llegando justo a tiempo cuando el auto se estacionaba. Subí a mi habitación y desordené un poco para que pareciera que hubiera estado allí toda la tarde.
- Hola, Alice - Dijo ella con un aire cansado al abrir la puerta - ¿Cómo estás?
- Bien, mama - Respondí - ¿Y tú?
- Algo cansada - Esa era su respuesta habitual - Prepararé algo y te avisaré cuando es la cena, ¿Vale?
- Si, gracias.
La cena consistía en calentar lo que yo había hecho de almuerzo, así que no demoró mucho, ambas comíamos en silencio, cada una en sus propias cavilaciones, era mejor así, no es que no tuviera algo que comentar, pero ella parecía cansada y yo no quería molestarla.
- ¿Nerviosa por ir a la escuela pronto? - Dijo rompiendo el silencio.
- No mucho - Mentí un poco.
- Es tu último año y conocerás gente y cosas nuevas, disfruta lo más que puedas. ¿Si?
- Lo haré - En su mirada parecía querer decirme algo, pero se contenía por alguna razón - Lo prometo.
- Lucas viene en estos días, ¿Emocionada? - Mi madre levantó una ceja inquisidora.
- ¿Debería estarlo?
- Tal vez - Se encogió de hombros, luego se inclinó hacia mi de forma confidente - Pero dime, ¿Ya se besaron?
Suspiré un poco frustrada, en los últimos meses ella había pensado que me gustaba, yo sabía que eso no era verdad, pero mi madre seguía insistiéndome con eso, era obvio que ella quería que entre nosotros hubiera algo.
- No, no lo hemos hecho - Admití sonrojada, ella solo rió.
- Bueno, todo sucede a su debido tiempo - Después de eso ella me preguntó si tendría todo listo para cuando entrara a clases y cosas sin importancia.
Lavé los platos y ambas nos fuimos a dormir, no sin antes ser molestada de nuevo por el asunto con Lucas. Dormí un poco intranquila esa noche, tenía un extraño presentimiento y cuando desperté lo hice cansada, como si no hubiera dormido nada, desayuné cereal y vi que mi madre ya se había ido.
Llevé mi libro de orgullo y prejuicio, además de unas golosinas y después de cerrar la puerta de la casa con seguro, salí a paso lento.
Respiraba el aire puro y caminaba mientras escuchaba el nuevo álbum de The Wanted, no duró mucho tiempo para que llegara y me sentara bajo la sombra del árbol donde mi padre solía leerme. Iba justo cuando Mr. Darcy le proponía matrimonio a Elizabeth por primera vez, cuando escuché que alguien más estaba allí, podía sentirlo. Dejé el libro a un lado y miré en toda dirección, no vi a nadie, suspiré resignada, a Lucas le gustaba asustarme continuamente, y sus poderes de vampiros lo ayudaban bastante.
- Ya puedes salir, no es gracioso - Dije volviendo a sentarme y tomé mi libro, mastiqué una galleta y cuando empecé a leer de nuevo, una sombra cubrió las palabras - Me tapas el sol, no puedo ver.
- Mis disculpas - Esa voz definitivamente no era de Lucas.
El dueño de la sombra dio un paso hacia atrás, un rayo de sol le iluminó la cara, y alzar la vista me quedé boquiabierta, en frente de mi estaba un chico alto y muy apuesto, con cabello oscuro como la noche y hermosos ojos azules, iguales que el cielo sobre nuestras cabezas, llevaba unos Levi's desgastados, además de una camisa azul igual que sus ojos, la cual marcaba su musculoso cuerpo. Tenía una esencia comparable con la belleza sobrenatural de Lucas, pero de manera diferente, una más ruda y seductora.
Sus ojos me observaban detenidamente, como si estuvieran viendo mi alma, cómo si pudiera leer lo que estaba pensando, el corazón me latía con fuerza y sentí cómo me ruborizaba bajo su mirada, la cual parecía que me invitara hacia él y yo quería hacerlo, y sentir sus brazos a mi alrededor, la atracción que sentía era como si él fuera un imán potente y yo un pequeño clip.
- ¿Qué haces aquí? - Su voz era profunda, casi lo dijo que en un rugido, un escalofrío me recorrió la espalda.
- Leyendo - Fue lo único que pude decir, él sonrió divertido.
- ¿No crees que es muy peligroso estar aquí sola? - No me gustó su tono, como si intuyera que eso me asustaría.
- Puedo cuidarme sola - Fruncí el ceño, no me gustaba que un chico me creyera débil. Lucas me había enseñado a pelear y no era tan indefensa como podía parecer a primera vista.
- Si que lo creo - Dijo antes de que una extraña brisa recorriera el lugar, era siniestra y me puso la piel de gallina - Vete ahora. No puedes volver.
Su voz pareció una orden, que por el tono autoritario de su voz no pude desobedecer, metí todo torpemente en mi mochila y me puse en pie, empecé a dar unos pasos alejandome, pero luego me sentí una tonta, ¿Por qué hacia lo que ese chico me decía? Ni siquiera lo conocía y no me había dado ninguna razón por la cual debería irme. Di la vuelta para recriminarle, pero él ya no estaba.
La brisa se hizo cada vez más intensa, y por una extraña razón, tuve miedo, un terrible presentimiento de que tenía que irme de allí inmediatamente, así que sin pensarlo dos veces empecé ir a paso rápido a casa, cada tanto sentía que alguien me seguía, miraba hacia atrás pero no veía a nadie, apuré el paso, nunca me alivió tanto ver el patio trasero de mi casa, cuando llegué y cerré todas las puertas y ventanas, solté un largo suspiro. A pesar de que aún el corazón me latía con fuerza por el susto recibido, los ojos azules del chico no salían de mi mente, me sonrojaba sólo al recordarlo.
Cuando estaba ya más tarde viendo televisión, dejé que mi mente volara y me pregunté qué haría él en el bosque si tantas personas le temían si quiera a acercarse, además de que no podía evitar esperar que él estuviera en la escuela conmigo ese año, lo quería ver otra vez, no podía negarlo, y ni siquiera sabía su nombre, su impacto había sido tal en mi, que no podía evitar imaginarme a mi misma en sus brazos, riendo como una tonta mientras bajo los rayos del atardecer.
Cuando la cordura volvió a mi, saque esos pensamientos de mi cabeza, no podía gustarme a alguien con quien a penas intercambié una palabras, hasta podría ser producto de mi imaginación, por que, ¿Qué iba a hacer un chico como él a mitad del bosque? Si fuera real, él estaría con un grupo de chicas babeando por él, además de que a nadie le gustaba ese bosque, solo a mi padre y a mi.
En fin, esa noche tuve un sueño bastante extraño, me encontraba con el chico del bosque y él me tomaba en sus fuertes brazos y con delicadeza posaba sus labios en los míos, todo pareció tan nítido que casi lo podía sentir de verdad. Pero me desperté con el corazón agitado y la respiración entrecortada. El pecho me dolía, por que deseaba que fuera realidad a pesar de las protestas de mi parte racional.
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Fire & Ice
RomanceFuego y Hielo. Hombres lobo y Vampiros. Opuestos naturales. Estar en el medio de ambos ha de ser horrible, pero, ¿Qué sucede cuando el destino elige para ti el bando que no querías? Alice Knight es una chica normal, aunque su vida no lo es del todo;...