La fiesta del campeón

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Abrí la puerta cuando sentí el timbre. Matías me sonrió y yo lo abracé con todas mis fuerzas, sintiendo su perfume recorrer mis fosas nasales. Podía quedarme una eternidad así, no me importaba mucho.

-Que linda..-susurró Matías, mientras me despegaba de sus brazos.-muy linda.-aseguró mirándome de arriba a abajo, con una sonrisa en su rostro.

Yo sonreí un poco avergonzada. Llevaba puesto un top blanco a lunares negros, una falda color uva y unos tacones negros completaban mi atuendo.

-Gracias.. vos también estas muy lindo.-le dije al verlo de saco marrón.

Muy original, jeans, zapatillas, camisa blanca y saco marrón.

-Yo voy a llegar a la fiesta acompañada de una linda señorita, y todos van a envidiarme.-susurró sonriendo y haciendo que una sonrisa se formará en mi rostro.

Miré hacia afuera para ver si había alguien, no había nadie. Sonreí con picardía y jale su mano atrayendo su cuerpo hacia el mío. Cerré la puerta y en menos de un segundo, mis labios se apoderaron de los suyos en un beso agresivo y posesivo. Matías no se quedó atrás, presionó sus manos en mi cintura acercándome más a él. Mi cabeza se movía para el lado izquierdo y la suya para el lado derecho, buscando intensificar aún más el furioso beso. Las manos de Matías bajaron hasta mis piernas y subieron por mis muslos, haciendo que mi cuerpo se estremeciera al sentir su contacto cálido con mi piel. Nos detuvimos un segundo para retomar la respiración, noté como una sonrisa satisfecha se formó en el rostro de Matías. ¿estaba sastifecho? Pero yo no. Volví a pegar mis labios sobre los suyos de manera hambrienta y pasional.

Sentí como si no fuera yo, como si mi otra yo ardiente y posesiva, se apoderaba de mi cuerpo.

-Barbie..-susurró Matías, en medio del beso.-Creo que debemos parar..-me dijo, yo bajé la intensidad del beso.

No quería dejar de besarlo.

-¿Queres parar?-pregunté, retomando la respiración.

-No..-me dijo, y ahora era él quien aprisionaba mis labios con los suyos.

***

Me miré al espejo, mi pelo estaba hecho un desastre. Conecté la planchita e improvise un peinado.

-Barbie..-me llamó Matías, yo lo miré a través del espejo y sonreí.

-Ya se que vamos a llegar tarde, pero tengo que peinarme.-dije, Matías rodó sus ojos.

Solté una pequeña risa y me miré al espejo, un lindo rodete,con unos mechones que caían sobre mi frente, adornaba mi cabeza. Busqué mi maquillaje y me puse labial. Me di la vuelta y miré a Matías, sonreía como un bobo mientras me miraba.

-Te queda lindo.-mencionó y yo sonreí.

Me acerqué a él, apreté sus mejillas con mis dedos y le mande besitos, una sonrisa se formó en su rostro.
Matías me hizo seña de que ya era tarde, puse mis ojos en blanco y caminé seguida de él.

Sonreí un poco divertida al pensar en lo que había pasado hace unos minutos. Nos dejamos consumir por la pasión, las ganas, por la excitación. Terminamos haciendo el amor y, aunque fue rápido, debo confesar que fueron los minutos más placenteros de mi vida. Nunca había sentido tanta adrenalina, pasión y excitación junta.

Las puertas del ascensor se abrieron, caminamos de la mano hasta su auto. Como siempre, los de recepción se acercaron a saludar a Matías y a tomarse fotos con él. Nos subimos a su auto, mientras él manejaba yo me estiraba a poner música.

Sonaba Muerte en Hawai, de calle 13.

-¿Te gusta calle 13?-le pregunté sacando tema de conversación, odiaba esos silencios incómodos entre nosotros.

No Te Quiero PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora