débil

293 18 0
                                    

-¿Barbie, me estás escuchando?-preguntó el colo.

Asenti mirando a Matías. Senti los ojos de Alejo clavados en mi, pero no tuve valor para volver a mirarlo. No después de todo lo que me hizo, no después de todo lo llegué a llorar por él.

Sentí un ruido en mi interior. Si, fue el ruido de mi corazón rompiéndose en mil pedazos. También mi mundo se rompió, ese mundo que construí durante estos últimos años.

Mi corazón sonaba más de lo normal. Tenía miedo, miedo de mirarlo otra vez y despertar esas sensaciones que creí muertas pero que en realidad sólo estaban dormidas.

Porque tuviste que volver, porque.

-Perdón, estoy un poco distraida.-dije después de un silencio eterno, pero no me atreví a mirar a ninguno de los dos.

Mi cabeza gacha, mirando fijamente el piso. Por un lado, la persona que me hacía feliz y que creí amar como nunca ame, hasta el momento en que volví a ver mi pasado frente a mis ojos. Por otro lado, mi primer amor, mi primera desilución.. pero sobre todo, la persona que yo amé con locura.

Levanté mi vista, buscando respuestas en sus ojos. ¿Qué hago? No tenía muchas opciones: era correr o romperme a llorar.

-Bastante.-Matías me hizo volver a la realidad.-Él es Alejandro, Barbie.-repitió.

No hacía falta, pensé.

Cerré mis ojos y me armé de valor. Corrí la vista para mirarlo, nuestros ojos chocaron y vi pasar todos los momentos con él en una especie de Flash Back veloz. Ya no estaba igual que antes, se había dejado la barba, y debo admitir que estaba más lindo así.

-Hola.-dije demasiado cortante, nunca fui buena para disimular.

-Un gusto conocer a la chica que enamoró a mi amigo.-Lo miré mal. ¿cómo se atrevía a decirme eso? ¿como es que tiene tanto valor para sonreirme? me sonreía como si nada hubiese pasado entre nosotros. Me sonreía, despreocupado, desinteresado. No lo entendía, nunca llegué a entenderlo. Después de cuatro años nos volvíamos a ver, y él sólo me sonreía.

Como cuando le sonreís a alguien que recién conoces, por ejemplo.

Y debo admitir que me dolió. Me dolió volver a verlo, a sentirlo, volver a escucharlo. Era como abrir algo que ya había cerrado, y me daba impotencia porque me costó cerrar ESA puerta, porque hice TODO para sanar mis heridas, por que luche bastante, porque hice todo, todo para NADA.

Porque llegas, en un abrir y cerrar de ojos, me miras, me hablas, me sonreis y fue. Porque sólo con mirarme logras abrir esa puerta que tanto me costó cerrar.

Y te odio por eso, Ale.

No me siento bien, creo que voy a entrar en un ataque depresivo si sigo en este lugar.

Los miré a los dos, Matías se reía por alguna razón pero yo estaba ajena a la situación. Ya estaban adentro, se dirigían a la sala.

-Justo estábamos desayunando.-escuché decir al de River.

-Uh, que bueno porque yo estoy cagado de hambre.-Bromeó.-¿no te jode que haya venido a visitarte asi sin avisarte?-preguntó Alejo, mientras caminaban hacia la mesa.

Si, si jode.

-Pero mira si va a molestarme.-Ambos rieron.

Yo me quedé estática viendo como mi ex derrumbaba mi mundo.

Alejo levantó su vista y nuestras miradas chocaron, una leve sonrisa afloro en su rostro.

Yo lo miré sin entender. Él bajó su mirada y fingió prestarle atención a Matías, el pobre todavía no se daba cuenta de lo que pasaba, y eso me aliviaba la vida.

No Te Quiero PerderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora